30.8.12

Power dúos: Campeonato en parejas


Desde el ascenso de The White Stripes a la cúspide, valiéndose sólo de guitarra y batería, el atractivo formato power dúo se ha convertido en un esquema a seguir en el rock contemporáneo. Donde come uno, comen dos, pero tres son multitud.

El lugar es Industria Cultural; la fecha, jueves 4 de junio de 2009. Los parroquianos que llegaron esa noche al galpón de Cueto con Balmaceda, en el Barrio Yungay Norte, presenciaron uno de los conciertos más electrizantes de la pasada década: el primer, y hasta ahora único, recital del dúo californiano No Age en Chile.  Una de esas procesiones que, de tan míticas, suman asistentes con el paso del tiempo: los que de verdad fueron y los que falsamente aseguran haber estado ahí (fenómeno similar al que acontece con el recordado show de Stereolab en el Teatro Providencia, o las primeras visitas de Tortoise y Mogwai).

Cuatro años antes, el 24 de mayo de 2005, The White Stripes dejó sin aliento al Estadio Víctor Jara en su debut y despedida de tierras chilenas. Tal como en el ejemplo anterior, sólo dos músicos, Jack y Meg White, bastaron para deslumbrar a la audiencia local. Si los endiosados Rage Against The Machine se jactaban, en los créditos de su primer disco, de no utilizar samples, teclados ni sintetizadores; los power dúos tienen derecho a reírse en su cara. Algunos casos radicales, como los explosivos Japandroids, ni siquiera usaron bajo en el estudio, y sólo se valieron de batería y guitarra para registrar los insuperables “Post-nothing” y “Celebration rock”.

“Es la clásica pregunta: ¿por qué no tienen bajo?”, comenta Álvaro Gómez, batero del tándem nacional Perrosky, que completa su hermano Alejandro en guitarra. “Muchos nos consideran bichos raros, y creen que sólo somos dos porque no podemos conseguir que nadie más toque con nosotros, o piensan que el resultado musical será mediocre”, complementa. Nada más lejano a la realidad.  Con cuatro discos y tres EP a su haber, Perrosky ha dado señales de buena salud creativa desde su formación en 2001.

No han sido los únicos chilenos en atreverse con este formato. Sin ir muy lejos, Gepe se inició como baterista del fugaz dúo Taller Dejao, junto al bajista Javier Cruz. Y casos actuales hay bastantes, todos de distinta filiación y trascendencia. Por un lado están los devaneos sicodélicos de The Holydrug Couple, emprendimiento de Ives Sepúlveda y Manuel Parra, internacionalizados a través del recomendable sello estadounidense Sacred Bones; por otro aparecen, más frontales y ruidosos, los unisex Por Mi Culpa. Y bajo el mismo alero, la disquera virtual Armatoste, Frankie Page y Niño Envuelto también compiten en parejas.

Pero si hay, en este momento, un power dúo criollo que merece suma atención, su nombre es La Big Rabia. Disparejo en edad, con un batero cuarentón y un guitarrista veinteañero, el engendro del veterano Iván Molina y el joven Sebastián Orellana presenta su segundo lanzamiento, “Congo Zandor”, sin planes de ampliar su formación. “Al ser dos, todo es más espontáneo, podemos completar el puzzle de cada tema tirándonos a la piscina. También la entrega debe ser full, nunca puede decaer, y eso no sólo se trata de tocar fuerte”, aseguran sus miembros.

En el mundo anglo, tras la disolución de The White Stripes, anunciada a comienzos del año pasado, la antorcha cayó en manos de The Black Keys, aunque su reinado es cuestionable dado que suelen trabajar en estudio y en vivo con invitados. Mucho menos popular, el polo opuesto es The Dodos, deslumbrante dúo que intentó ser trío, se arrepintió y volvió a su estado natural. La medianía de la tabla está compuesta por nombres como The Kills, Matt & Kim y The Pack A.D., aunque otros poco bullados, P.S. I Love You desde Canadá, los superan largamente por ímpetu y agallas. Para historiadores, el salón de la fama: Suicide, Flat Duo Jets y Local H. Sin esas agrupaciones, rockear de a dos seguiría siendo una idea absurda, y no la aceptable opción que es hoy por hoy.

Los Corrigüela - Apalomillá las cuecas

Otro acierto de la nueva generación: renegar del concepto de grupo para resituar la vieja idea del lote, una estructura mucho más flexible, dinámica y acorde a las raíces de la cueca brava clásica (muy promiscua, y por ende fértil, en conexiones). Esa libertad es el hábitat natural de Los Corrigüela, cuya voz cantante es René “Torito” Alfaro, un tipo que a sus 30 años ya suena como un viejo sabio y vividor. “Apalomillá las cuecas” fue grabado con músicos curtidos a bordo de Los Trukeros, La Gallera y Los Canallas de la Cueca, entre otros proyectos.

Los Chinganeros - Cuecas de Barrios Populares

La obra perfecta para explicarle a cualquiera, chileno o extranjero, de qué se trata la original cueca centrina. “Cuecas de barrios populares”, aparte de ser un excelente disco, constituye un manual introductorio a los parajes en que se desarrollaron Los Chinganeros desde su génesis en los años 30: Franklin, la Vega, Valparaíso y Estación Central. También se pasea por, era que no, chinganas y cárceles; lugares totalmente opuestos y, sin embargo, muy cercanos (se podía ir sin escalas de uno al otro y viceversa). Acá hay más calle de la que jamás podría soñar el rap, y más peligrosidad que en todo el punk combinado. El legendario Fernando González Marabolí, adalid de Los Chinganeros durante siete décadas, impregnó su esencia en este extenso trabajo (30 canciones en total), pese a fallecer tres años antes de su edición. Inmortal es una palabra a la que pocos le hacen tanta justicia.

Los Tricolores - Los Tricolores con Daniel Muñoz

Herederos directos de Los Chileneros, por obra y gracia del omnipresente Hernán Núñez (quien incluso les regaló cuecas inéditas de su autoría), Los Tricolores matricularon su nombre entre los bravos del nuevo milenio con este festín de folclor urbano. Tras un recomendable debut, “Cuecas de Remolienda”, aparecido 2003, el quinteto -liderado en ese entonces por Luis Castillo en voz y percusión- dio en el clavo con un segundo trabajo que respondía al espíritu chinganero de antaño. No sólo se valieron de composiciones ajenas, sino que también aportaron frutos de su propia cosecha, entre ellos, “Así me gusta”, un atrevimiento métrico que desafía las normas clásicas del género. Y como su nombre lo indica, este disco incluye como invitado al actor Daniel Muñoz, en su primera intervención oficial como músico, justo antes de formar 3x7 Veintiuna junto a Félix Llancafil. El vocalista de Los Tres, Álvaro Henríquez, y el acordeonista Ignacio Hernández también formaron parte del álbum.

Los Chileneros - Los Chileneros En Vivo

Pandero en mano, Hernán Núñez Oyarce está en el living de su casa tañendo con un grupo de jóvenes aprendices, ávidos de la sabiduría que el padre de la cueca brava generosamente comparte en su último tramo de vida. Es 1998, y las imágenes de esa jornada aparecen en el documental “Cueca brava: bitácora de Los Chileneros”, firmado por el músico Mario Rojas. Tres años después, los discípulos de Núñez se hacen llamar Los Santiaguinos, y acompañan al maestro en su reunión con “Baucha” (Luis Hernán Araneda) y “El Perico” (Raúl Lizama), el núcleo fuerte de Los Chileneros. Luego de 33 años sin grabar un disco, la formación original del conjunto dio una clase magistral de garbo callejero, ante una afortunada audiencia en la Sala SCD. “En vivo”, producido por Rojas junto al actor Daniel Muñoz, es el testimonio de esa solemne ocasión, decisiva a la hora de trazar un mapa con los hitos que reavivaron la llama de la cueca centrina, convirtiéndola en objeto de interés para músicos jóvenes.

29.8.12

Maroon 5: Mariscal de campo

Según Adam Levine, entrevistado por el siempre controvertido Howard Stern, su participación en el reality show buscatalentos “The Voice” ha sido un espaldarazo a la credibilidad de Maroon 5. Para el cotizado frontman, la gran ventaja de aparecer en televisión es probar ante las cámaras que “de verdad sabe cantar”. No deja de ser curioso que Levine, a sus 33 años, esté dando la misma pelea que los imberbes Justin Bieber y Joe Jonas, quienes dedican un segmento de sus conciertos a mostrar que no dependen de ese ardid llamado Auto-Tune (el criticado software que corrige imperfecciones vocales, y que se ha convertido en la droga de los desafinados).

Pero la batalla está perdida de antemano; quizás desde el momento en que el grupo dejó de sonar como tal, y empezó a difuminarse tras los artilugios de productores mercenarios, o tal vez cuando su líder se dio cuenta de que podía ser un símbolo sexual. En vivo, la principal misión de Adam Levine es erotizar a sus fanáticas, transportarlas a un lugar donde ellas son la reina de la graduación, y él es el mariscal de campo del equipo de fútbol americano. En versión sensible, claro: una que puede cantar "She will be loved" acústica como en fogata playera.

Maroon 5 no es más que la banda de apoyo de un astro pop demasiado inteligente para lanzarse como solista -tiene todas las de perder contra un batallón de tipos más jóvenes-, que intenta camuflarse de rockero entre tatuajes y endebles solos de guitarra ("Wipe your eyes", "Wake up call"). La única forma de tragarse este cuento es teniendo como parámetro de rudeza a One Direction: ahí sí que Levine queda a la altura de Lemmy Kilmister de Motörhead. El efecto deseado por los responsables del plástico "Overexposed" sólo se consigue bajando la vara de medición. Caso ilustre: "Moves like Jagger", que parece una obra de arte al lado de cualquier single de David Guetta, pero luce como el Ecce Homo restaurado cuando se abren bien los ojos.

16.8.12

Tenemos Explosivos: El fuego inolvidable

Su nombre firma uno de los mejores discos chilenos de este año, el soberbio “Derrumbe y Celebración”, y también es garantía de conciertos gobernados por el paroxismo. Sin cortes comerciales, el vocalista y compositor Eduardo Pavez devela qué hay detrás de Tenemos Explosivos. 

Porque trabajaron con Bob Weston, el bajista de Shellac, en la masterización de su disco. O porque su cantante ha ganado seis veces la Muestra de Dramaturgia Nacional. O porque todos sus miembros venían de tocar en otras bandas. Hay una larga lista de razones que hacen de Tenemos Explosivos un buen tema de conversación. Los autores de “Derrumbe y Celebración”, esa clase de álbum arrebatador y politizado que de tanto en tanto aparece en nuestro país, denuncian los males de nuestra sociedad de manera elocuente y con la razón de su lado: todos sabemos que sobran motivos para estar disconforme.

En su primer larga duración, sucesor del EP “Intervención Enérgica en los Asuntos de la Nación”, el quinteto usa al fuego como hilo conductor de un cancionero sobrecogedor y de finas terminaciones. Post hardcore, en estricto rigor, aunque sus temas no resisten análisis severos y amenazan con escaparse del canon (son muy comerciales, dirán algunos; demasiado agresivos, dirán otros).

Asamblea Internacional del Fuego, Criacuervos, Güesosanto, Johnsonoverdrive e Ihnala son los grupos que donaron sangre y órganos a Tenemos Explosivos. Pero “Derrumbe y Celebración” habla de un ente con luz propia, capacitado para encarar al mundo por sí mismo, y mostrarle el dedo corazón si es necesario. En las siguientes líneas, Eduardo Pavez, letrista e ideólogo de la banda, desempaña las claves para aproximarse al debut nacional de la temporada.

Tango y canciones de protesta 

"El término de "canción protesta" me suena ligado a la música popular setentera, donde lo importante era el mensaje de revolución que encaminaba hacia la dictadura del proletariado. Ya en términos de funcionalidad, no podría ligarlo a ello. Ahora, claramente, sí puedo aunar lo que hacemos a la idea de protesta como expresión de desencanto, y es que me gusta pensar en nuestra música como pienso en el tango: el tango no se queja por sus dolores. El tango grita. También llora la injusticia, pero luego hace justicia él mismo. El tanguero acuchilla. Nosotros hacemos música no para quejarnos, sino para gritar. Para ejercer ese acto primordial de sacar la voz y comunicar lo que creemos no está bien. Hacer lenguaje con el descontento".

Dramaturgia 

"Claro que mi experiencia en teatro influye. Si fuese pintor hablaría desde la pintura. Yo escribo textos donde (debido a la influencia de autores, principalmente, alemanes) no hay una búsqueda de contar un sentimiento, o narrar una historia personal. La búsqueda es la de armar significantes posibles: juegos de relación entre temas y palabras que originalmente no se unen en ninguna vía lógica, pero que producto de la mezcla y aglutinación semántica, dan la impresión de hacer sentido y hablar de una o más situaciones. Así escribo mis obras y así escribo las letras".

Suficientes rockstars 

"Hay gente desesperada por que le vendan algo: la nueva consola, la ropa de marca, la última volada revolucionaria... Nosotros no venimos a venderle nada a nadie. Somos cinco tipos que hacemos música, que tenemos dos neuronas funcionando y sabemos que la situación política y social es inaguantable y que son ciclos que se han repetido sistemáticamente con otras injusticias. No nos interesa si el oyente es experto en Kropotkin o nunca ha tomado un libro en su vida, porque no es relevante al caso ni a la música. Nos interesa que algo le resuene. Nada más. Lo que importa es el aviso y la música. No decimos nada nuevo, pero creo que buscar "la novedad" y "lo último" es una enfermedad de esta era acostumbrada a lo desechable. Hablamos de esto porque es lo más honesto que nos sale y porque (personalmente) no me interesaría escuchar ni ser parte de otra banda más que cante canciones de amor y se juren rockstars de chaqueta de cuero y lentes oscuros. Ya tenemos suficientes de esos".

“Ser intelectual” 

"Las letras están armadas desde una búsqueda: transmitir ciertas lecturas e ideas. Me hubiese encantado que, cuando tenía 15 años, además de rabia y consignas, las bandas de la época me hubiesen brindado un camino teórico, lecturas o ideas a desarrollar. No que me lo dieran masticado, sino que despertaran la curiosidad. Eso intento hacer: armar un corpus de temas para que los interesados puedan investigarlos por su lado. Como punto aparte: es lamentable que la acción de leer esté ligada a "ser intelectual". Creo que leer debe ser un ejercicio diario, pero el magro acceso a la cultura de este país impide el normal desarrollo de esa área. Dedicarse a escribir suena como un acto de burgueses con tiempo libre, cuando escoger plasmar ideas y diseminarlas debería ser considerado un acto revolucionario primordial. ¿Cómo transmitir ideas sino mediante textos depurados? La oratoria es interesante y algunas personas pueden hablar muy bien, pero eso no significa que sea suficiente ni un buen vehículo de transmisión. Las canciones pueden tener melodías muy lindas y aun así decir mentiras o banalidades vergonzosas. Si el trabajo no es honesto y se encuentra al servicio de un fin que no es comunicar (como "ser famoso", "ganar plata", "ser reconocido", etc.), entonces no tiene más valor social que un comercial de telefonía celular o un spot radial de descuento en las farmacias coludidas".

Lógica ciudadana 

"Creo en la organización ciudadana, la viralización de mensajes y la memética. Puede que haya mucha gente hablando de lo mismo, pero mientras más seamos, se arma un cuerpo más grande de gente sumada a la misma causa. Y es parte de la lógica ciudadana. Si son tres hiphoperos y un par de bandas los que gritan contra la hegemonía del capital y la rendición del Estado ante las transnacionales, es un impacto. Si yo puedo sumarme a ello, dar mi opinión, sumar gente que está de acuerdo conmigo y ser más personas en lo mismo, la masa arma fuerza y se organiza. Ese impacto es diferente. Nosotros no vamos a la cabeza de nada, no somos líderes. Pero todos somos animales políticos. Decidir levantarte en la mañana, para hacer funcionar la máquina de esta convención llamada dinero, es una decisión política fundamental. Escoger armar una banda y recordar la historia reciente es una opción política. Y es poesía, al mismo tiempo. Al final, vas a morir de todos modos, y la única pregunta que vale la pena es si te arrepientes de algo. Al decir lo que pensamos y creemos, esperamos que, al final, respuesta a esa pregunta sea un no".

La fascinación con el fuego 

"El fuego es el elemento que reúne a la sociedad primitiva. Es lo que brinda calor y alrededor suyo se transmite el conocimiento. El fuego es también un elemento indomable. Es conocimiento y es pasión y es fuerza y es hacer un pacto con lo incontrolable a cambio de no morir de frío. La relación del humano con el fuego es fundamental para la sociedad, porque es el elemento desde el cual nace. Estoy seguro de que, cual tragedia con sino aciago, el fuego es también el elemento capaz de derribarla. Son tiempos de rabia y conocimiento, y el fuego resume eso en la relación que tenemos con él".

Compromiso político

"Creo que el compromiso no está en ser dirigente de algo o pasearse por las poblaciones, porque no se condice con lo que hacemos cotidianamente. Yo no vivo en la periferia, por lo que salir a pasearme a darles un mensaje me resultaría pedante. Hay canales más efectivos que uno ante ciertas situaciones. Me recuerda a Gurdjieff, que se reía de los hombres que se decían espirituales y se iban dos meses a meditar a un monasterio y luego volvían a la ciudad a vivir sus vidas normales, creyendo que la espiritualidad es algo que ocurre en situaciones puntuales. Creo que el compromiso político es igual. Ocurre todo el tiempo. Todo pequeño acto es un acto político, al igual que toda relación de poder y toda relación que se tiene con figuras de autoridad. Si uno separa el compromiso en lugares, en etapas o en situaciones, comienzas a justificarte. Y me parece que justificar es el primer paso a traicionar".

Bob Weston

"En la banda todos tenemos gustos diversos, pero también hay ciertas bandas que todos encontramos increíbles. Una de ellas es Lack. El responsable de esa masterización es Bob Weston, el mismo de Nirvana, de Shellac y lo último de Fugazi. René lo contactó y les sugirió a los chicos del sello de Bolchevique que él se encargara de la master. A Bolchevique le gustó la idea, nos apoyaron en un 100% a organizar, corregir, enviar correos y demás. René lo contactó con su página web y listo. César Asencio, nuestro productor, fue el encargado de ir diciendo qué queríamos con el sonido y transmitírselo a Weston vía muchos mails. Su trabajo resultó impecable. Quedamos muy contentos con el sonido".

Correr la voz

"Cuando uno hace algo que le gusta y de lo que se siente orgulloso, es inevitable querer compartirlo. Sacas una foto bonita y se la muestras a un amigo. Escribes algo interesante y se lo lees a quien crees puede gustarle o sabrá apreciarlo. Esto es lo mismo. Nos gustaría que mucha gente escuche al grupo, pero no por afán de hacernos famosos o ganar plata. Son ganas de que otras personas puedan disfrutarlo como nosotros lo hacemos y como las personas que gustan de la banda lo hacen. De todos modos, el público del hardcore es un excelente público y es un grupo humano que otras escenas envidiarían tener. Son jóvenes despiertos, cuestionadores, con un nivel de autogestión impresionante, organizados. Son el público que cualquier banda querría tener, y son ellos el motor para seguir encerrados en una sala de ensayo armando canciones".

Derrumbar para celebrar 

"Recuerdo que alguien me dijo una vez "tus críticas no sirven de nada, no aportan a construir". Esa idea me pareció siempre ridícula. Por supuesto que no puedo aportar a construir algo en lo que no creo. Quiero que esto se caiga a pedazos luego. Mientras antes, mejor. La intención es tirar el sistema y los miedos. Los "topes", como dice Ouspensky. Tirarlos y ver que no valían nada. Eran sólo trabas. Y cuando hagamos eso, vamos a celebrar la independencia verdadera, que es la de nuestra patria real: eso que llamamos alma".

La saga continúa

"Estoy armando las letras de los seis temas nuevos que tenemos hasta ahora. Siguen la misma línea del Derrumbe y Celebración, pero estoy probando a contar pequeñas historias que hablen de un tema más grande. Si logro cerrar todas las temáticas, habrá un concepto general y el disco sería un bloque temático más grande. Estoy trabajando en ello. El sonido se viene intenso, un poco más fuerte musicalmente y con muchas melodías en contraposición al peso de los instrumentos".

"¿Y tú, eres triste o alegre?"

"Sólo algo que siempre me llama la atención y guarda relación con el estilo de una banda. Cuando me preguntan de qué estilo somos, me pregunto lo mismo. No porque seamos algo nuevo, sino porque querer encerrar en estilos a una banda es como preguntarle a alguien "¿y tú, eres triste o alegre?". Si alguien se encuentra en un estado constante, o está loco o es un iluminado. Nosotros no somos ninguna de las dos opciones. Nuestro trabajo fluctúa. Pasa de una manera de armar temas a otra. No tenemos un método para trabajar, pero sí hay elementos que no usamos y que son clave para otras bandas. Rara vez improvisamos algo, por ejemplo. Casi siempre trabajamos sobre ideas que alguien trae a ensayo. Armamos temas ("temas" de "canciones" y de "temáticas") y vamos viendo los resultados. Sí, suenan los mismos instrumentos. Y sí, cae dentro del rock, pero no podría definirnos más allá de un remix musical de todo lo que nos gusta como individuos que formamos una banda. Porque a ninguno del grupo nos gustan las mismas bandas, pero a la hora de trabajar juntos, resulta esta mixtura de formas, dinámicas y colores musicales que nombramos como Tenemos Explosivos. Como bien dice René: "esta es la banda sonora de nuestras vidas"".

15.8.12

10 elegidos chilenos para ver en vivo


Pulsaciones electrónicas, pop de vocación radial, rock de escuela clásica y más. El circuito santiaguino de tocatas ampara una gama de posibilidades mucho mayor que sólo festivales o visitas extranjeras.

ODDÓ

Javiera Mena, Gepe y Dënver no se robaron todos los elogios en 2010. También alcanzaron los aplausos para este veinteañero y su debut, “Déjame dormir”, un disco cantado con el talante de Paul Banks de Interpol y Julian Casablancas de The Strokes.  Estresado en ese entonces por la rutina de ser al mismo tiempo estudiante, bajista de Francisca Valenzuela y solista, Oddó regresa más suelto de cuerpo en su nuevo trabajo, “Démonos el tiempo”. Programada para el último trimestre de este año, la segunda entrega del también ex miembro de Alamedas viene con una colaboración de Cecilia Amenábar, y según el tráiler subido a YouTube, tendrá tintes de electropop.

En vivo esta noche a las 23:00 horas en Onaciú (Loreto 460)

NADER CABEZAS

Apegado a la mejor veta del revival ochentero, como un descendiente de The Wedding Present perdido en el tiempo y el espacio, este solista de origen curicano compuso algunas de las mejores canciones chilenas de este año. Esos temas aparecen en “El hijo del monstruo”, su tercer trabajo luego de un par de mini álbumes que lo llevaron a aparecer en la banda sonora de “La vida de los peces”, película de Matías Bize que incluyó dos temas suyos, entre ellos, un cover para ‘Soy pan, soy paz, soy más’ de Piero.

En vivo esta noche a las 21:00 horas en Santo Remedio (Román Díaz 452)

MILODONTE

No ha pasado mucho tiempo desde que los miembros de este grupo iban al colegio y tocaban punk, pero esa época parece ancestral cuando suena su nuevo disco, “Subsuelo”, sustantivo avance respecto al debut, “Guía para los animales”. La eterna influencia de Sonic Youth, en todo su esplendor noventero, se nota en las minuciosas guitarras de Milodonte; abrasivas a ratos, muy melódicas cada otro tanto. Sobre el escenario, esta banda mata dos pájaros de un tiro: honrar a los paladines de antaño, y ampliar la gama de referentes para romper el estancamiento en que está sumido el grueso del rock nacional.

En vivo el martes 21 de agosto a las 20:30 horas en Zen Club (Las Urbinas 44)

LOS JARDINES HUMANOS

Llamados así en honor a Violeta Parra y su canción  “En los jardines humanos”, este cuarteto de voz, guitarras, batería y contrabajo tiene a los clásicos en la mira desde su nacimiento en 2010. No sólo su nombre lo denota, sino también el impulso que los llevó a agruparse  (Carlos Cabezas tocando boleros en su disco “Has sabido sufrir”) y los íconos que citan como referencia (The Beatles, Electric Light Orchestra y Johnny Cash). Los Jardines Humanos se estrenaron en 2011 mediante el EP “Buenaventura”, con el que dieron prolijos conciertos, y esta semana acaban de lanzar su disco homónimo con nueve canciones producidas por Cristián Espiñeira, el ex bajista de Pettinellis.

En vivo el jueves 23 de agosto a las 23:30 horas en Bar Loreto (Loreto 435)

THE SUICIDE BITCHES

Ir a tocar dos veces a Estados Unidos en menos de seis meses no es común, pero una mezcla de mérito y fortuna llevó  a este quinteto a lograr la inusual hazaña. Primero fue en el prestigioso encuentro South By Southwest (SXSW), celebrado en Texas  el pasado mes de marzo, y luego a comienzos de julio en La Gran Manzana, invitado por la organización del CBGB Festival. La música de The Suicide Bitches es un rock arrebatado y electrizante, que en tocatas contagia vehemencia. Sus únicos títulos, el EP “Johnny Yen” y el reciente disco “The farm of The Suicide Bitches in heaven”, fueron lanzados con cuatro años de diferencia. Los frutos del trabajo lento.

En vivo el jueves 23 de agosto en Cine Arte Alameda (Av. Libertador Bernardo O’Higgins 139)

EL SUEÑO DE LA CASA PROPIA

Perfeccionista hasta la crispación, este porteño tiene a la prensa musical en su bolsillo desde que editó “Historial de caídas”, el disco que en abril pasado justificó su presencia en Lollapalooza con un estupendo show. Pero El Sueño de la Casa Propia no tiene el más mínimo interés en apegarse a un canon específico, y ya cambió el esquema de sus presentaciones: ahora lo acompaña un baterista que le da otro pulso a sus canciones, basadas en samples de Michael Jackson y Nelly Furtado, entre otros. Además, buscando un espectáculo integral en la antesala de su nuevo lanzamiento, un visualista también forma parte de sus conciertos. Nada mal para un tipo que partió vendiendo cedés piratas en la cuneta.

En vivo el jueves 30 de agosto a las 23:00 horas en Bar Loreto (Loreto 435)

INVERNESS

Si la música fuese vestuario, este cuarteto sería embajador de la alta costura. Con un pie en la pedalera de sus guitarras, y otro en Magallanes –de donde nutren su rock anhelante de nublados parajes al aire libre-, Inverness toca en vivo con una sistematicidad poco usual en nuestro país. Para ellos se trata de un entrenamiento, de tener suficiente oficio como para dar conciertos a lo largo y ancho de Chile, principal meta que se plantearon desde sus inicios, plasmados en el recomendable “Illuminaciones” de 2009. El año pasado, superaron su propia marca publicando “Fuegos distantes”, el disco que hasta la fecha defienden en sus múltiples presentaciones.

En vivo el jueves 6 de septiembre en Barabajo (Erasmo Escala 2185)

LA BIG RABIA

En concierto, este dúo suena como si unos rockeros de garaje reclutaran a un imitador de Sandro y le pidieran ser lo más perverso posible. Ataviados en elegantes y vistosos trajes a la medida, Sebastián Orellana e Iván Molina componen un tándem de temer, como advierten en su EP “La bestia”, aparecido a fines del año pasado. Perteneciente al sello Algorecords, casa de otros montajistas de buenos conciertos (los ya clásicos The Ganjas y Perrosky), La Big Rabia tiene listo su primer larga duración, “Congo zandor”. El primer adelanto de ese disco, “Tus ojos negros”, es una taciturna canción de desamor que ya circula por la red.

En vivo el sábado 8 de septiembre a las 23:00 horas en Bar Loreto (Loreto 435)

TENEMOS EXPLOSIVOS

Desde que concursó por primera vez, cuando apenas tenía 19 años, Eduardo Pavez ha ganado la Muestra Nacional de Dramaturgia en seis ocasiones consecutivas. Su premiada pluma escribe, además, las letras de esta banda en la que oficia de vocalista, junto a cuatro compañeros que venían de proyectos con probada estatura, entre ellos, los entrañables Asamblea Internacional del Fuego. A dos años de su debut, el EP “Intervención enérgica en los asuntos de la nación”, Tenemos Explosivos son los flamantes dueños del disco más incendiario de esta temporada, “Derrumbe y celebración”. Sus conciertos en lugares como Rock & Guitarras o El Ático atraen a un público hardcore que corea cada tema y reconoce en el grupo a un nuevo mito local en desarrollo.

Fechas a confirmar para el mes de septiembre

PORTUGAL

Hace una semana, varias personas quedaron fuera de la Sala SCD Vespucio. Dentro del recinto, lleno total para despedir “Viajes de memoria”, el aplaudido debut de este grupo, aparecido hace dos años. En el concierto, el otrora quinteto estrenó nueva alineación, ahora con dos baterías funcionando al unísono. Si bien otros nombres chilenos, como Música de Jardín o Congelador, han reforzado las percusiones, el caso de Portugal es llamativo porque no busca ahondar en terrenos experimentales. Lo suyo es un melancólico pop de guitarras, inclinado a las melodías y los coros adhesivos. Para el último trimestre se espera la edición de su nuevo disco, titulado “En este año”.

Fechas a confirmar para el mes de septiembre

13.8.12

Le Rock Psicophonique: Sentido de pertenencia


Atendido por su propio dueño, Rodrigo Jarque, el sello del grupo Inverness nos abre sus puertas. Acá, el cantante y guitarrista desclasifica los archivos de la etiqueta que ampara a su banda y también al dúo Prehistöricos, los solistas Nader Cabezas, Pablo Yovane y Martín Pescador, además de los grupos Jovenabuelo, Am Battom y Nhur.

Nacimiento

“Fue el 2006, cuando estaba editando mi disco solista, “Monstruos Bajo la Cama”. Había mandado el álbum a varios sellos, pero no tuve propuestas concretas por parte de ninguno. Pero yo no quería esperar, era frustrante, así que decidí inventarme uno, principalmente por la necesidad de pertenencia. Los sellos grandes eran como elefantes blancos camino a sus cementerios, así que hacer Le Rock Psicophonique también era una especie de mueca irónica, o un sarcasmo sobre lo que estaba ocurriendo con todos los imperios discográficos. Una especie de manifiesto más que un sello, un manifiesto de una forma de hacer música, de hacer rock”.

La expansión

“Nunca fue algo que se rigiera por un plan maestro. Simplemente el sello empezó a cobrar cierto vigor propio. Mis amigos hablaban del sello. Nader Cabezas editó su primer EP con The Last Breakfast en Le Rock Psicophonique. Fue algo natural. Después entendí que se necesitaba crear una escena propia. Que no cabríamos en ningún lado si no nos creábamos un espacio propio, con nuestro propio público. Y para eso era necesario llamar bandas afines. Basta de golpear puertas de casas ajenas, abriremos nuestras ventanas. En eso estamos ahora”.

Invitar a otros

“Principalmente los seleccionamos por afinidad musical y personal. Aunque, en realidad, somos un grupo de amigos que nos ayudamos en todo. Generalmente, cuando tengo una corazonada con alguna banda o músico, les escribo y les invito un café para explicarles lo mucho que sufrirán y pasarán hambre con nosotros, pero también lo bien que lo pasarán. Es más que nada una invitación a colaborar en varios aspectos”.

Estructura

“Es una especie de cooperativa. Nos ayudamos  en la difusión, distribución, gráfica, booking, etc. Básicamente, las bandas seguimos haciendo lo que siempre hacemos, sólo que ahora estamos agrupadas y cooperando las unas con las otras y viendo cómo expandir nuestros espacios”.

El anhelo

“Siempre he soñado con tener una gran casa en la que las bandas ensayen, graben sus discos, impriman el arte y los fabriquen, en donde se desarrollen las estrategias de difusión y distribución. Había que destruir los sellos, para querer empezar todo de nuevo, desde cero.  Sin embargo, nuestro proceso será siempre más orgánico, más pastoril. Las bandas siempre serán dueñas de todo lo que generen con sus manos”.

10.8.12

Carlos Cabezas - Déja Vù

Carlos Cabezas se creyó el cuento. El sistemático endiosamiento del que ha sido objeto terminó jugándole en contra. Tantas veces le dijeron “ídolo”, “maestro” y “genio” que se convenció de que era intocable. De que había que celebrarle todo. Pero “Déja Vù” no da ganas de aplaudir, sino de arrancarse la cabellera a tirones. 

Nuestro caudillo de la vanguardia es tan rupturista que graba covers de Pink Floyd, The Beatles y Elton John sin saber pronunciar bien inglés. Tan osado que registra los temas en vivo, durante una sesión privada en las instalaciones del próximo Bar Liguria (un local de avanzada, como todos sabemos).

Hablando en serio, a Cabezas le gusta andar bien acompañado. Si en la época del imponente “El Resplandor” lo secundaban Cristián Heyne y Koko Stambuk, y en la vuelta de Electrodomésticos sumó a Gabriel Vigliensoni y Cuti Aste, hoy lo apoya La Orquesta del Dolor, un grupo de calidad certificada que reúne a Ángelo Pierattini, Camilo Salinas, Fernando Julio y Edita Rojas.

Entonces, ¿cómo se las arregla “Déja Vù” para ser la peor desilusión chilena de este año? A través de malas decisiones, delatoras de un juicio nublado por el ego. El caso más gráfico: ‘Hurt’ de Nine Inch Nails, pasión de multitudes, entre ellos, la industria (en 1996 la nominaron al Grammy por Mejor Canción Rock), Sara Ugarte (la ex Venus compuso ‘Tuve que herirme’ basada en el texto de Trent Reznor y se la cedió a Nicole) y, por supuesto, Johnny Cash (su insuperable rendición es lo más parecido que hay a un cover definitivo).

‘Hurt’ cantada por Cabezas es tan innecesaria como las versiones de ‘Somebody That I Used to Know’ que sobrepoblan YouTube. Simplemente no hacía falta. Misma suerte corre ‘Love Will Tear Us Apart’ de Joy Division, ya cubierta por U2, The Cure, Björk y al menos una cincuentena de músicos más. Faltó poco para elegir otras archiprobadas, tipo ‘Enjoy the Silence’ o ‘(I Can’t Get No) Satisfaction’.

“Déja Vù” tiene uno que otro mérito, como alterar la esencia Moroder usando trombones en vez de sintetizadores en ‘Take My Breath Away’ de Berlin, o insertar los acordes de ‘Ordinary World’ de Duran Duran en ‘The Crying Game’. Fuera de eso, lo único presentable es ‘Al pasar esa edad’ de Los Red Juniors, interpretada en el correcto español en que fue escrita por Jorge Pedreros. El resto no pasa de ser una anécdota. Bastante mala, por cierto.

7.8.12

Chico Trujillo - Gran Pecador


Fiebre de Baile

"¡La cumbia es una mierda!", gritaba Cristián Aldana en los conciertos de El Otro Yo, a comienzos de la década pasada. En Santiago, lo aplaudían a rabiar en ese entonces. La misma consigna hoy podría valerle un abucheo tan unánime como el consenso en torno a las bondades de Chico Trujillo, el grupo -mejor dicho, orquesta- que lavó el nombre de un género cuya honra fue pisoteada por el sound y su plasticidad.

"Gran pecador" es el nuevo disco del que en su génesis fuera un spin-off de La Floripondio, banda de veta rockera en la que ya se intuía el carácter pachanguero de su líder, el celebérrimo Aldo "Macha" Asenjo (canciones como "Zunga de cuero" y "Bailando como mono" lo delataban tempranamente).

Chico Trujillo versión 2012 llega con buenas noticias para sus numerosos fanáticos: aún rige esa aleación rítmica que hizo omnipresente al conjunto en cuanta celebración se pueda enumerar, pero su estructura maleable ha incorporado nuevos elementos.  Así lo establece el sencillo “Se baila o no se baila”, entintado del ancestral folclor mexicano que, al igual que la cumbia, a estas alturas forma parte del imaginario popular chileno.

Tras la sinuosa obertura instrumental que ofrece “Caleta Vargas”, con Ángel Parra de Los Tres en guitarra, la versión de estudio de la conocida “Así es que vivo yo (sigue la fiesta)” desenmascara las intenciones de un grupo que sigue fascinado por la juerga. “Gran pecador”, la canción (difundida previamente en una  toma en vivo), deja la épica de “Vivito y coleando” para reformularse en un concentrado de alta densidad, enriquecido –otra vez- por Banda Conmoción y ahora también por el charango del eximio Patricio Quilodrán, miembro de Sol Lluvia y ex Arak Pacha.

En instancias tan esperables como una aparición de La Sonora Palacios (“Negra santa”), o tan sorpresivas como la presencia de Nano Stern (violín en “La banda de mi vecina”), Chico Trujillo consigue lo mismo: ser ese rojo diablillo que se instala en el hombro y clama al oído que se abandone la compostura. Cuidado, eso sí, con caricaturizar a esta orquesta porque “Macha”, a punta de extenuante actividad en vivo y sesiones del Bloque Depresivo, se ha convertido en un cantante de temer. Lo atestigua el bolero “Fuera de mi vida”, una embestida al tórax de cualquier ebrio trasnochado y con penas de amor.

6.8.12

Surfin Caramba: Hombres trabajando

Cuando, hace algunos meses, los principales diarios del país dedicaban notas a los músicos chilenos que tocaban por el mundo, su peor omisión fue Surfin Caramba. En marzo pasado, el trío tocó en el encuentro londinense Bedlam Breakout (una reputada cumbre mundial de rockabilly y psychobilly), ante un público deseoso de saber cómo sonaban los invitados que venían desde más lejos. La atención se repite desde Puente Alto (en el Club Babilon tuvieron una jornada accidentada, pero de memorable final) hasta Berlín (donde está disponible "Navegando la tormenta" vía Crazy Love Records, el sello que también edita a Voodoo Zombie).

Surfin Caramba sobrepasa las barreras del nicho en que nació. En Señal Escudo, vimos cómo el grupo continúa haciendo suya "Arriba en la cordillera" de Pato Manns, a la vez que sus nuevos temas se sacan las caretas psychobilly para mostrarse a rostro descubierto: más realidad y menos ficción. 666, la voz cantante y pluma compositora al mando, está empujando a Surfin Caramba fuera de sus fronteras y lejos de las limitaciones de estilo presentes en los lanzamientos amateur de su primera etapa (2001 a 2004).

Pero, al mismo tiempo en que se escapan de los estándares actuales del psychobilly, apelando a sus raíces, Surfin Caramba es uno de los bastiones de esa pequeña escena en Santiago. No sólo animando tocatas junto a The Infiernos o Kaníbales Surf Combo, sino organizando citas como el Primer Festival Psychobilly de Santiago (con bandas internacionales y venta de merchandising). En vez de maquillarse, usan overol y operan como hormigas obreras para reforzar y expandir el circuito al que pertenecen. Loable.

1.8.12

La isla bonita: 50 años de independencia jamaiquina y reggae

Ningún otro lugar del mundo ha sido más idealizado gracias a su música que Jamaica, la isla de mayor producción discográfica en el planeta. 

Está en “Sin gamulán” de Los Abuelos de la Nada, en “Revolution rock” de The Clash o en “The tide is high”, un hit de Blondie que originalmente pertenece al grupo jamaiquino The Paragons. Es el reggae, un género tan arraigado en la música popular, que hasta una blonda socialité como Paris Hilton lo adoptó cuando se hizo cantante y lanzó el single “Stars are blind”. Un panorama impensable en la cuna de este ritmo: las fiestas callejeras de los años 50 en la capital isleña, Kingston, donde las discotecas ambulantes (conocidas como sound system) hacían de las suyas ofreciendo -a precio popular, asequible al ghetto- fiesta, baile y ron toda la noche.

El reggae nació en cuna de piedras, como una evolución natural de los ritmos que marcaron el pulso de Jamaica antes, durante y después de su independencia del Reino Unido (6 de agosto de 1962). “La independencia es buena para jóvenes y viejos, tambien para mí y para ti, la independencia es grandiosa para toda la población, incluidos los niños”, entonaba en clave calypso Lord Creator en 1962, en su tema “Independent Jamaica”. Creator, un trinitense que no sabía mucho sobre historia jamaiquina, escribió la canción en 30 minutos por encargo del productor Vincent “Randy” Chin, quien vislumbraba que en su país la música con la política irían de la mano. Pitoniso.

Esta visión tenía un firme sustento: el reggae se caracterizaba por su carácter unificador, fruto del mestizaje de elementos estadounidenses (jazz, rythm and blues) y afrocaribeños (calypso, soca, mento), pasados por dos filtros creados en la isla: el ska y el rocksteady. La connotación que abrazó con el tiempo, mediante la fe rastafari y su noción de África como la tierra prometida, convirtió a este sonido cadencioso en un canal válido para mensajes profundos, de alto vuelo social y espiritual.

“La música jamaiquina, que está emergiendo gracias al fenómeno del reggae, es una de las fuerzas políticas más influyentes de este país ya que se trata de una gran herramienta para el cambio. Es el primer medio de expresión genuinamente popular y la gente lo emplea para cantar acerca de sus aflicciones, sus tragedias, su desesperación. Y así obligan a esta sociedad a escucharlos”, declaraba Michael Manley, líder de la oposición que llegó al poder en Jamaica en 1972, en buena parte gracias al apoyo de astros como Bob Marley, Dennis Brown y Alton Ellis.

Aunque Manley luego se desentendió de sus promesas de campaña, cuya postura antiimperialista había conquistado la confianza del pueblo rasta y las clases bajas, su primer período como Primer Ministro (entre 1972 y 1980) dejó la imagen más emblemática del acercamiento entre el poder ejecutivo y el artístico. Fue en el One Love Peace Concert, promocionado como el “Woodstock del Tercer Mundo”, un evento organizado el 22 de abril de 1978 en el coliseo más grande de Kingston, el National Stadium. Cuando Bob Marley tocaba “Jammin’”, hizo que los dos líderes políticos del país (Michael Manley y Edward Seaga), responsables de una guerra civil en ciernes, se dieran la mano en señal de unidad.

Para Bob Marley, aquel episodio también tenía un significado personal: era su regreso tras dos años de autoexilio en Londres, una decisión forzada por el intento de asesinato que sufrió en su hogar. Valiente, 48 horas después de ese atraco, se despidió actuando en vivo de todas formas, pese a las heridas.

Ningún otro lugar del mundo ha sido más idealizado gracias a su música que Jamaica, vista por muchos como una pintoresca y simpática sede terrenal del edén, pero en realidad azotada cruelmente por la violencia, la pobreza y las drogas. “Nada de cocaína, no quiero, no quiero volverme loco”, declaraba Wayne Smith en su single de 1985, “Under me sleng teng”. Dos años después, uno de los más importantes y frontales íconos del reggae, Peter Tosh (miembro original de The Wailers, la banda de Bob Marley), moría asesinado en su casa por una pandilla.

A medio siglo de su independencia, la isla musical por excelencia (la proporción entre número de habitantes y producción de discos bate largamente a Irlanda, Cuba o Puerto Rico) ha expandido su influjo por todos los rincones del planeta, incluido por supuesto nuestro país. Hay una partícula de Jamaica en el reggaeton que se baila cada fin de semana, en el rap que llena desde juntas vecinales hasta el Teatro Caupolicán, y hasta los favoritos del infiel público indie, como The Radio Dept. en ‘Never follow suit‘, se nutren del reggae. Pese a su enorme influencia en los oídos de todo el mundo, Jamaica y sus latidos siguen siendo un misterio para la gran masa, domesticada para rechazar lo que, en palabras de Malcolm X, es “demasiado fuerte, demasiado negro”.

3 RAZONES MÁS PARA CELEBRAR ESTE MES

El concierto

Alguna vez se habló de cultura jamaiquina en el horario estelar de la televisión criolla. Ocurrió en el programa “El futuro de Chile” de Chilevisión, conducido por Sergio Lagos, a propósito del enorme éxito de Gondwana. La banda de La Pincoya tomó por asalto las radios el verano de 1998 con “Chainga langa”, el primer single de un homónimo disco debut que vendería 70 mil copias gracias a los singles “Armonía de amor” y “Sentimiento original”. Otros nombres locales como Iration, Los Hermanos Tanaka, Sindicato de la Danza, Alakranes del Ritmo, Conciencia YoyYo y Resistencia se beneficiarían también de este impulso. A la fecha, Gondwana es uno de los grupos que domina la escena reggae hispanoparlante: su agenda en vivo está copada hasta fin de año y contempla presentaciones junto a Ali Campbell (el cantante de UB40) en Perú y Barrington Levy (otro prócer) en Colombia, además de un concierto en el Teatro Caupolicán este 11 de agosto.

El disco

VP Records, uno de los sellos más importantes de Jamaica y el mayor distribuidor independiente de ritmos isleños, está presentando la recopilación triple “Out of many: 50 years of reggae music”. Contiene 50 canciones desde 1962, a razón de un tema por año, en un apreciable material introductorio que funciona también como una didáctica línea de tiempo que va desde el calypso hasta el dancehall, y desde el rocksteady al reggae de alta densidad. Disponible aquí.

El regreso

Jimmy Cliff estaba destinado a ser la máxima estrella jamaiquina, después de protagonizar y musicalizar la película “The harder they come” en 1972, primer escaparate masivo del reggae, pese a que solistas como Prince Buster y Desmond Dekker ya gozaban aceptación en Inglaterra (donde The Rolling Stones eran sus principales fans). Sin embargo, Cliff abandonó el sello que tenía una plataforma lista para impulsar su carrera, Island Records, propiedad del jamaiquino blanco Chris Blackwell. Toda esa maquinaria se destinó finalmente a catapultar a un incipiente Bob Marley, aún desconocido por el primer mundo. El resto es historia. Hoy, Jimmy Cliff está de vuelta con su primer disco en ocho años: el recomendable “Rebirth”, producido por Tim Armstrong, cantante y guitarrista del grupo punk rock Rancid.