
¿Qué tal suena el disco? Te lo contamos a continuación.
Simple abre con el tema homónimo, que es una muestra perfecta de lo que ocurre durante los siguientes tres cuartos de hora. Una placa acústica, pausada e invernal. Para quien haya tenido el placer de escuchar a Unbelievable Truth, basta con decir que es la sucesión lógica de su sonido (de hecho, tocan dos de los tres miembros restantes del grupo), en un tono más reposado y con mayor protagonismo vocal.
A ratos, es evidente el gen Yorke. Aunque no suenan iguales, Andy recuerda mucho a Thom, pero sin falsete y, ciertamente, menos versátil como intérprete. Quizás, ésta sea la mayor debilidad del músico, pero cabe la posibilidad, también, de que sea una apreciación forzada por la inevitable tendencia a compararlo con su hermano.
Sin embargo, Simple tiene su propia identidad y logra generar una agradable atmósfera, debido a que los temas suenan parejos y uniformes, sin caer en la monotonía. En la mayoría de las canciones, el uso de cuerdas ayuda a llenar los espacios que la voz de Yorke no acapara. Incluso, hay momentos en que el clima sonoro llega a ser sobrecogedor, como en 'One in a Million' o en 'Surrender', dos de los mejores tracks del álbum.
Simple es un pequeño gran disco, de esos dignos de convertir en un fiel compañero para las tardes frías y de ser atesorado en la colección de cualquier amante de los sonidos nostálgicos. Sin lugar a dudas, estamos ante la obra de un compositor aventajado en el arte de emocionar.
*Subido a POTQ.cl, Julio 2008
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