Derivativo sin lugar a dudas, el trabajo de Tunacola amalgama la filosofía de los ocho bits (en el disco hay agradecimientos a las viejas consolas de Sega y Nintendo) con la chispa del pop electrónico que descargan nombres tan disímiles entre sí como Datarock y Black Eyed Peas. El artífice de esta amalgama de referencias es el fundador, líder y miembro menos conocido del empalme: Ric, quien -a la usanza ramonera- usa Tunacola como apellido. Un personaje con estudios formales de composición, cuyo pasado incluye estancias en proyectos de punk, fusión latinoamericana, electrónica, improvisación y música de cámara.
Aquel voraz sincretismo se alimenta con la dulzura de Paz Court (Jazzimodo) en la voz y el taquillero DJ Caso en las tornamesas, quienes completan la formación y le dan ribetes de superbanda a este trío, nacido en 2009 y fogueado en decenas de festivas tocatas que han afinado su sentido del entretenimiento, de lo que divierte. Gracias a esa noción, Tunacola no cansan con el frenetismo de sus beats porque disponen momentos para refrescar el ambiente, como cuando usan glitch para jugar a ser Björk en ‘Lotaedra’ o se animan a inyectar folclor andino en ‘Polaroid Flashbacks’, junto a Tea Time. La canción que cierra el disco se llama ‘Bailar es pensar con el cuerpo’. Si la idea es cierta, este grupo tiene el coeficiente intelectual de un superdotado.
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