1.10.15

La obra incomprendida de Soda Stereo


El trío pagó el atrevimiento experimental con las peores ventas de su historia, pero el tiempo le ha dado razón a “Dynamo”, instalado entre lo más selecto de su discografía.

Cuenta el mito que Bono, tras descubrir “Dynamo” de Soda Stereo en México, quedó tan entusiasmado con la canción 'Claroscuro', que la usó como idea central para 'Lemon' de U2. La veracidad de la historia tambalea porque la visita de los irlandeses al DF ocurrió en noviembre de 1992, y el disco de los argentinos tuvo su primera edición azteca recién al año siguiente, aunque ya estaba disponible en otros países. Sí existía, en todo caso, un enlace directo entre ambos grupos: el ingeniero de sonido Arnie Acosta. Su nombre aparece en los créditos de “Dynamo” y también en los de “Zooropa”, el álbum que contiene 'Lemon'.

Nebuloso como ese rumor fue el clima en torno al penúltimo trabajo de Soda Stereo. Abrumados por la sobrexposición que supuso “Canción animal” de 1990, los miembros del trío se dispersaron para oxigenar relaciones y concentrarse en proyectos individuales. Zeta Bosio produjo a otros artistas, Gustavo Cerati afianzó su nexo con Daniel Melero en “Colores santos”, y Charly Alberti se dedicó a la informática. De vuelta a la actividad, los bonaerenses comenzaron a ensayar en su flamante estudio propio, Supersónico, cuyo montaje fue concebido durante una sesión de snorkel en playas venezolanas.

Agua mediante, no es coincidencia que el concepto original de “Dynamo” fuese sumergir el sonido de “Canción animal”. Hundirlo, destruirlo. Originalmente, el grupo quería que el disco se llamara “Gol”, pero Melero los disuadió. De esa idea permaneció una pelota de fútbol que se repite en el arte de carátula, pero también la sensación de que el socio de Cerati influía más de lo deseado por Bosio y Alberti. Pese a los problemas de jineta, las sesiones daban frutos: una veintena de canciones germinaron, con 'Primavera 0', 'En remolinos' y 'Claroscuro' como primogénitas.

Desde un primer momento, Soda Stereo supo que “Dynamo” le daría jaquecas a fans y críticos, acostumbrados a la evolución de la banda, salvo que nunca a estos extremos. Ávido consumidor y emulador de tendencias anglosajonas, el trío desistió de ocultar sus horas de vuelo escuchando My Bloody Valentine, The Orb y Ultra Vivid Scene; influencias que a comienzos de los 90 sólo percibían unos pocos iniciados. Para miles de los que habían hecho su vida al ritmo de 'Trátame suavemente' o 'El rito', eran chocantes los toques arabescos de 'Sweet sahumerio' y el letargo a lo Happy Mondays de 'Camaleó', donde bajista y guitarrista intercambiaban labores.

Una suerte similar corrieron los samples de Iggy Pop mezclados con distorsiones en 'Ameba', y el reciclaje de 'Texturas', antiguo descarte llamado 'La calle enseña' que años después Cerati volvería a utilizar en su tema solista 'Dios nos libre'. Más hipnótico y expansivo que nunca, el trío dispuso cada elemento en “Dynamo” para fabricar lo que apodaba “droga musical”, un compuesto de alta pureza logrado a base de efectos sónicos y repetición. “Después de tanto andar, tanto andar, estás en el mismo lugar, mismo lugar”, decía el coro de 'Toma la ruta'; mientras 'En remolinos' insistía en contar “una flor, una flor, otra flor”.

Pese a conseguir certificación de platino dos semanas antes de salir al mercado, gracias a la preventa, “Dynamo” flaqueó a largo plazo en términos comerciales. A la fecha, sigue siendo el título menos vendido de los argentinos, y el rótulo de incomprendido suele acompañar su nombre. El ciclo del álbum se vio afectado, además, por la prematura cancelación de su gira promocional, y el salto del grupo desde Sony Music hasta BMG, por un millonario contrato y la promesa de abrirse paso en el mercado español. Pero, a más de 20 años de su lanzamiento, el penúltimo disco de Soda Stereo cosecha reivindicaciones y es una de las obras que mejor envejece en el catálogo de los trasandinos.

Publicado originalmente el año 2012 en El Mercurio

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