15.2.12

Estos son los competidores que aspiran a ganar la Gaviota en Viña 2012

Doce artistas están en carrera. Desde una actriz de la versión italiana de "High school musical" hasta el chileno Leandro Martínez, pasando por la madre de una ex ganadora.

Una docena de canciones pasarán por el escenario de la Quinta Vergara, sometidas al escrutinio del jurado para determinar los ganadores de las competencias internacional y folclórica. Aquí, una revisión de los temas y artistas que competirán en el próximo Festival de Viña del Mar, que parte el 22 de febrero.

En la competencia internacional figuran:

Leandro Martínez con "Mi gran amor" (Chile): El estilo apocado de Leandro Martínez falla en su intento de montar la celebración que propone Iván Mena, el autor del tema, con una letra ramplona que requiere más arrojo interpretativo. No sólo se trata de cantar afinado.

Pedro Enrique con "Vuela, vuela, vuela" (España): Es el típico tema veraniego. Alegre, con pulso a lo Gipsy Kings y un coro insistente hasta decir basta. La misma canción escuchada decenas de veces antes, obviamente a cargo de un galán.

Kat con "Read my hips" (Dinamarca): Ninguna de sus competidoras suena así de contemporánea y de laboratorio. Electropop de discoteca escandinava, a cargo de una cantante que ya ha probado suerte en el Festival Eurovisión y que se atreve con versos en un confuso español.

Denise Faro con "Grazie a te" (Italia): En Italia, Denise Faro es parte de la versión local de "High school musical" y tiene vasta experiencia en obras musicales. Si consigue imprimir en vivo la intensidad que logra en estudio, esta balada debería estar entre las finalistas.

Juan Alberto Solís con "Extranjera" (México): La canción mexicana perfectamente pudo haber sido parte del catálogo de Bacilos. Es entretenida, cuenta la historia de un nativo enamorado de una foránea, y tiene personalidad caribeña. Muy radial.

Grettel Ramos Garibaldi con "La vida es bella" (Panamá): Hay recursos que deben ser reservados para ocasiones especiales. El coro de niños es uno de ellos, pero la representante panameña no se dio por aludida y ocupó uno al final de su canción. El resultado no es alentador.

En la otra cara de la moneda, estas son las competidoras de la competencia folclórica:

Claudio Tais con "No te vayas" (Argentina): Iniciado como intérprete de folclor salteño en su grupo Yamal, este veinteañero recién comienza su carrera solista, pero ya suena como un hombre mayor y escaso de ideas.

Rossana Marín con "Embrujo del caporal" (Bolivia): Bajo el alero de su madre y representante, autora del tema, la joven intérprete usa el significativo ritmo del caporal para contar una historia de amor con imágenes vívidas e invitaciones al baile.

Saywa con "Tu grandeza" (Perú): Con ritmos del pueblo de Chuschi, en Ayacucho, el tema peruano ofrece una visión positiva de la vida, pero la ingenuidad de su mensaje resulta un tanto sosa. Un dato: Saywa es madre de Damaris, ganadora del certamen folclórico en 2008.

La Claque con "Automne" (Canadá): De la tradición mixta del folclor canadiense, dividida entre la influencia de sus nativos y los inmigrantes franceses, este grupo elige la segunda y desarrolla una canción más bien discreta, pero con distintivos arreglos de cuerda.

Mauricio Zapata con "Caprichosa" (Chile): Gracia y chispa tiene la contendora nacional, con sus vientos bien trabajados y una letra que plantea un problema amoroso, aunque de forma pedestre y graciosa. Tendría que convertirse, al menos, en una favorita del público.

Anabella con "Mudanza de piel" (Colombia): Parsimoniosa y teatral en demasía, Anabella intenta usar sus trucos de cantante experta en valses para amoldarse a esta pieza de cariz andino, pero su falta de naturalidad la traiciona. Su punto a favor es la instrumentación.

8.2.12

Cuatro discos para recordar a Spinetta


Almendra – “Almendra” (1969)

Es el histórico debut de “El Flaco”, junto al seminal grupo que formó con sus compañeros de colegio y que en sólo tres años marcó el devenir del rock en español. En este LP de nueve pistas están los primeros indicios de la lucidez poética del cantautor, principal responsable del disco, así como del gusto por los arreglos bien cuidados que caracterizaría todo su catálogo posterior. “Muchacha ojos de papel”, “Laura va” y “Plegaria para un niño dormido” figuran entre lo mejor de un repertorio que ha sido largamente rescatado, a manos del propio Spinetta y de sus decenas de discípulos.

Pescado Rabioso – “Artaud” (1973)

Aunque es un trabajo solista, fue lanzado con la firma de la banda que el músico encabezó entre 1971 y 1973, por motivos contractuales. Es una pieza fundamental del catálogo latinoamericano, considerada como la obra cumbre del rock trasandino por Rolling Stone, en su conteo de los 100 mejores discos argentinos de la historia. Enigmático y marcado por la psicodelia, el álbum fue bautizado en honor al poeta francés Antonin Artaud, y contiene dos de las canciones más emblemáticas de Spinetta: “Bajan” (versionada por Cerati en “Amor amarillo”) y “Cementerio club”.

Luis Alberto Spinetta – “Pelusón of milk” (1991)

Mientras el grunge iniciaba su corta dominación mundial, “El Flaco” se lucía coronando una trilogía de excelentes publicaciones, iniciada por los aplaudidos “Téster de violencia” y “Don Lucero”. La crítica se rindió ante los pies del solista y de sencillos como “Seguir viviendo sin tu amor” o “La montaña”, que mostraban al cantante de 41 años en lo más alto de su nivel. La impronta de sofisticado pop que Spinetta venía puliendo, luego de transitar entre la vanguardia y el rock lisérgico, alcanzó su clímax en esta experiencia creativa que es considerada la placa más accesible del músico.

Spinetta y los Socios del Desierto – “Spinetta y los Socios del Desierto” (1997)

Simbólico por donde se le mire, este disco fue el primero del argentino luego de la pausa más larga de su cronología en estudio, aunque en el paréntesis hubo una banda sonora (“Fuego gris”) y un acústico para MTV (“Estrelicia”), además de disputas públicas con su sello. También es el regreso de Spinetta al formato grupal, tras 14 años en solitario, y a un sonido de filo más rockero. Este álbum doble representa el segundo aire del cantante y guitarrista; un prolífico impulso que encontró continuidad durante la siguiente década, en la que “El Flaco” volvió a mostrarse como un artista indomable.