12.10.10

Rage Against The Machine – Estadio Bicentenario de La Florida (11.10.2010)


Cuando los colados desde atrás eran dos o tres, causaba gracia adelante. Pero las caras de susto e intranquilidad se propagaron por el VIP, desde el momento en que la separación con la cancha general comenzó su agonía, hasta que expiró. La escena podría haber sucedido en 1997, el año en que el primer show de Rage Against The Machine en Chile fue agendado y luego suspendido hasta nuevo aviso. Una época en que los más próximos al escenario eran los que llegaban temprano, quienes pagaban con fanatismo –y no con dinero- el derecho a estar cerca del grupo. La presencia policial en el estadio sólo engrosó el cariz anacrónico de la espera.

El show, los saltos, el sudor y los gritos comenzaron con ‘Testify’. Nada que hacer más que rendirse ante la banda, que tenía entre manos una velada de grandes éxitos, reforzada por un sonido impecable. Con ‘Bombtrack’, ‘People of the Sun’, ‘Know Your Enemy’ y ‘Bulls on Parade’, el Bicentenario de La Florida se vino abajo. La fecha en el calendario daba absolutamente lo mismo. Anoche el tiempo se congeló en 1999 (el setlist no contempla material de “Renegades”) y buena parte de los más de 20 mil asistentes sufrió una regresión a su etapa escolar.

No hubo descanso, uno tras otro los balazos de Rage Against The Machine fueron disparados a quemarropa. La clemencia estaba de más. ‘Down Rodeo’, ‘Township Rebellion’ y ‘Bullet in the Head’ pusieron la cancha a baño María, justo antes de que ‘Calm Like a Bomb’ llevara la caldera a su ebullición. Qué importa no respirar bien cuando una de las bandas más grandes del planeta está en la tarima. Qué más da ser pisoteado, empujado y recibir codazos a diestra y siniestra. Todo es parte de la fiesta de Rage Against The Machine, cuya parte central finalizó con una tríada de ensueño: ‘Sleep Now in the Fire, ‘Guerrilla Radio’ y ‘Wake Up’.

El primer y único bis de “The Battle of Santiago” trajo lo que muchos esperaban: a Zack de la Rocha enfocando su discurso en la coyuntura nacional. Y lo hizo a través de Víctor Jara y su ‘Canción del Minero’, para recordarnos que los 33 no son héroes, sino víctimas del maligno modelo dominante. ‘Freedom’ y ‘Killing in the Name’ fueron el punto final para 80 minutos que resarcieron 18 años de espera. La deuda histórica cumplió su mayoría de edad de la mejor forma: siendo pagada. Cualquier dolor muscular que aflore hoy está más que justificado.

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