30.11.09
24.11.09
Inverness: Saldo positivo
“A principios del 2008, estuve escribiendo canciones y decidiendo si lanzaba otro disco solista, o si lo hacía con banda. Tenía dos tercios de las canciones listas y puse un aviso en internet, pidiendo músicos con influencias de My Bloody Valentine, Ride, Chapterhouse, algunas cosas electrónicas y Penderecki”, cuenta el cantautor. Así comenzó el periplo que lo llevaría desde el formato individual hasta ser frontman de un grupo, luego de firmar con su nombre el sombrío Monstruos Bajo La Cama, en 2005. Aunque su bagaje estaba manifiesto, supo ceder ante instrumentistas que, si bien no manejaban el mismo lenguaje, podían ser un aporte al sello del nuevo proyecto. Siguiendo esa línea de pensamiento, entraron Rodrigo Soto (de origen jazzero) a la batería y Ángelo Agurto (de pasado folklórico) al bajo.
“Yo hago los temas, las letras, pero les damos ene vueltas entre todos y ellos sugieren cosas muy buenas. Que no vengan con la misma mochila mía sirve mucho. Estamos en proceso de encontrar un sonido y una voz más propia. Ha funcionado bien y nos tiene contentos”, comenta el vocalista. Illuminaciones, la ópera prima de Inverness, fue el fruto de varias búsquedas y el segundo elepé tendrá un cariz similar. “Hay ideas dentro nuestro que apuntan hacia qué tenemos que proyectar, sentimos que todavía no se logra consolidar eso en un cien por ciento. Yo quiero mezclar lo análogo con lo digital, lo he podido hacer cada vez más, pero nunca al nivel que me gustaría. Estamos tratando de incluir cambios varios cambios de texturas”, adelanta.
Éste es un mes decisivo en la puesta en marcha del nuevo material. Jarque y sus colegas saben que deben cumplir con los plazos autoimpuestos, en orden de lograr un trabajo más expedito que el anterior. “Illuminaciones fue un parto de año y medio. Empezamos en un estudio, no quedamos contentos y tuvimos que ir a uno distinto para mezclarlo otra vez. Y eso que lo grabamos en dos semanas que al final, sumando y restando, fueron apenas cuatro días”, recuerda el cantante. Incluso es más explícito en su relato cuando confiesa que “el ingeniero de sonido me llamaba para decirme todas las cosas que fallaban y yo me sentía como hablando con un doctor, preguntándole qué se puede hacer con el enfermo”. Aunque los avatares y contratiempos fueron abundantes, el resultado ha sido grato para los santiaguinos. “Tuvimos una buena recepción, no la rompimos tampoco, pero quedamos contentos pese a los condoros. Para nosotros es una carta de presentación”, afirma con modestia.
“Desde noviembre hasta finales de año, estaremos haciendo pre-producción. Tenemos la mitad lista, más cinco canciones más en las que vamos a trabajar”, adelanta el cabecilla. En cuanto a la facturación del discurso, el modus operandi previamente usado sufrirá algunas alteraciones. “Yo reciclo harto, tengo libretas donde escribo ideas o palabras. Lo que hago es grabar los temas en cuatro pistas y cuando los tengo más o menos armados, busco algo sobre qué hablar. Ahora me gustaría encontrar una manera más automática de hacer letras, como un workshop. Creo que será más narrativo que lírico, en cuanto a letras e imágenes, porque estoy pegado con los cuentos de hadas”, confiesa. Los cambios en este venidero proceso también se expresarán en otra manera de obrar en el estudio. “Por tiempo y presupuesto, hay cosas que no hemos podido hacer, como simplificar la forma de grabar. Tenemos ganas de registrar grupos de instrumentos tocados juntos, que sea más espacioso y que se contamine un poco. Le da un tinte diferente”, explica.
“El otro día, un amigo músico me dijo ‘con el segundo elepé la van a hacer’. Todavía me pregunto qué será eso. Para mí, el ideal es poder decirle a la gente quiénes somos. Hemos hecho hartas proyecciones y creemos que, si nuestro tercer álbum es una mierda, cagamos. Porque una forma de ‘hacerla’ es crear un trabajo donde se reconozca algo que nadie más esté haciendo”, elucubra Rodrigo Jarque. “A veces, llego a mi casa con ganas de llamar al trabajo y decir que nunca más voy a ir. Si no me rebelo es porque todavía estoy pagando unas calillas del terror por Illuminaciones. Pero, quizás según qué parámetro misterioso, también pueda considerarse ‘hacerla’ tener un trabajo, una banda y un disco”, resuelve. Sea como sea, incluso con deudas a cuestas, el saldo es positivo para el grupo y el 2010 se avecina todavía más auspicioso. Se siente en el aire.
POTQ.cl | Noviembre 2009
Ana Tijoux: Con temple de acero
Chile es el país de los diminutivos. Son usuales en el hablar cotidiano y representan un trato cariñoso, pero también configuran una personalidad que todo lo reduce a su mínima expresión. Y eso no puede ocurrir con la reina madre del rap nacional, la única fémina MC que ha orbitado alrededor nuestro por más de una década: Ana Tijoux. Con la aparición de 1977, terminó la época en la que nos referíamos a ella como si fuera una niña pequeña y ahora la miramos de frente, porque su personalidad tampoco avala que la contemplemos como a una institución lejana. La ex Makiza es cercana, histriónica y empática. Sabe llevar una conversación de un lado a otro, con lucidez y perspicacia. Es que está contenta, no se cansa de proclamarlo. “Tengo muchos óvulos ovulando, ando muy pila. Físicamente, me siento similar a una época con Savia Nueva, colaborando con gente que me gusta. Ésa ha sido la tónica de estos días”, cuenta, aludiendo a su alma máter. El mismo conglomerado de amigos que la acompañó en la factura de su segundo elepé.
Después del sorpresivo Kaos, un álbum que consternó a los amantes del hip-hop (a la misma vez que cautivaba a la masa mainstream), esta hija del exilio volvió a escapar de los parámetros. Ahora, corona la década del reggaeton y el Auto-Tune exacerbado con un trabajo de impronta clásica y revivalista. Un atrevimiento, luego de haber incrementado su notoriedad tras firtear con el pop. “Cuando hice mi primer disco, estaba súper triste, tenía una depresión muy fuerte. En lo personal, no me gusta, pero también pienso que me dio de comer. Fue funcional. Ahora le tengo cariño, porque lo hice a pesar de estar bajoneada. No me escondí en el Cajón del Maipo a meditar con las estrellas. Lo nuevo no tiene nada que ver, antes me sentía súper insegura y ahora estoy la raja. Asumí la pena que llevaba, y toda la gente depresiva es súper egocéntrica, es la paradoja del asunto: sólo te preocupas de ti. Tenía que vivirlo de esa manera”, explica.
“Le tiraron mucha mierda a Kaos, pero era normal, no me extrañó que ocurriera. Había que pasar por eso. Muchos se sintieron traicionados, pero yo estaba con tantos problemas personales que ignoré esos comentarios. No me preocuparon”, asegura. La acumulación de confictos le sirvió como una coraza ante los detractores, estaba ensimismada en una burbuja de ahogos y dificultades existenciales. Una coyuntura que no le es ajena. “Me asumo como una persona muy enrollada, que ha tenido montones de tristezas, como mucha gente de Chile, que es un país bipolar. Escribir es mi descarga, es extrapolar, vomitar. Es el único momento en el que me libero y no pienso, sólo siento. Si no hiciera música, buscaría otra manera de sacar todo eso. Extirpar y transformar es sano, es una terapia que no me cuesta”, confiesa.
Ana Tijoux combatió a la malaventura con dos armas: pestañas y pluma. “Yo me di cuenta de que estaba mejor cuando soñé con una for. Representaba a mi personalidad, que yo sentía que se había borrado. Pero la vi, después me la tatué y todo mejoró. Yo era esos pétalos. Y me hice las preguntas básicas, como quién soy, por qué hago música, por qué la encontraba tan bacán y en qué momento perdí eso”, declara. “Tengo un cuaderno donde anoto mis sueños todos los días. Cuando estaba en el colegio, me pegué con el surrealismo y con un poeta que se llama Robert Desnos, que recitaba medio dormido. Y cuando partí en el freestyle, pensé que había que hacerlo en esas mismas condiciones. Es catarsis. Por ejemplo, cuando estaba en Makiza, antes era un tema para mí ser chilena o francesa. Pero hicimos ‘La Rosa de los Vientos’ y fue como ir al baño. El inconsciente es algo muy heavy, me llama mucho la atención”, manifiesta.
EN PRIMERA PERSONA (DEL PLURAL)
El segundo aire de la MC se tradujo en un flamante elepé, donde el boom bap exige ecualizar dándole preferencia a los tonos graves. El regreso de la rimadora a la escuela más ortodoxa fue un movimiento visceral, sin dobles lecturas ni manifiestos ocultos. “Lo único que tenía claro es que quería grabar un disco de rap con un sonido clásico. No había tantas ideas preconcebidas, sólo tener baterías, samples y letras. Desde el año pasado estaban las ganas, porque nunca antes había podido encerrarme a escribir. Cuando estaba en Makiza, hacía ocho versos, repetíamos el coro mil veces y el trabajo (por cabeza) al final solía ser poco. Para Kaos, que era popero, tampoco pude llevar a cabo lo que ahora estoy haciendo”, grafca. El papel y lápiz reclamaban un espacio en su agenda, así que tuvo que obedecerles e inundarlos de autobiografía.
Pese a lo personal del proceso vivido en la previa del álbum, el esfuerzo que lo procreó fue realizado por una camarilla de renombre y abultado prontuario. Un comité encabezado por Foex y Hordatoj, que entrecruzó los esfuerzos de ambos productores, además de otro puñado de representantes de lo más granado que la fauna local ofrece. “Se piensa que una placa solista es la consagración de una persona, pero 1977 es la consagración de un colectivo. Todos trabajamos para todos. Ha sido intenso, pero bonito”, describe. “A menos de que te grabes, masterices, compongas, hagas tu foto y tu carátula, el disco solista no existe. Hay mucha gente involucrada, energéticamente hablando. Aunque tenga mi cara y mi nombre”, afirma Tijoux, con absoluto convencimiento en sus palabras.
“Estoy muy afiatada con Potoco Discos y Habitación del Pánico, somos un grupo de amigos que hace música juntos y tenemos planeado ver en qué seguiremos como equipo. Nos criticamos y apoyamos, siempre en forma constructiva”, asevera. La avalan los planes conjuntos y proyectos compartidos. “La mano, en cuanto a promoción, también tendrá que ver con ellos, para saber qué podemos hacer. Ando en la parada de colaborar con gente que admiro, porque siento que me hace crecer a mí y a ellos igual. He tenido una retroalimentación súper bonita. Somos como una mesa abierta de trabajo”, describe.
Contar con experiencia en labor comunitaria ha blindado a la francochilena contra cualquier imprevisto. Su paso por Makiza y Alüzinati, además de la participación en la banda sonora de Los Pulentos, le proporcionaron fuertes herramientas metodológicas para asumir la concepción de su último elepé. Aunque se deshace en elogios hacia quienes la respaldan, Ana también sabe poner los puntos sobre las íes. “La democracia no existe, las dictaduras en la música también funcionan. Eso me lo dijo Álvaro Henríquez, me costó entenderlo al principio, pero ahora sí. A la hora de tomar decisiones, si todos están pujando, se pone enrollado. Tiene que haber un líder”, explica. Son palabras donde se olfatea el aroma de la experiencia.
“En este momento, está mi álbum, pero se va a extrapolar a distintos personajes. Focalizamos la misma energía en lugares diferentes. Hordatoj sacará su disco el 2010, también el Epicentro, y el Dacel hará su mixtape. Es como un jardín donde todos cultivan. Ahí sí encaja”, adelanta sobre los próximas jugadas de una partida que toma vuelo y que la representa. En el caso de 1977, aquel espíritu cooperador se materializó en participaciones de Cómo Asesinar a Felipes, Solo Di Medina, Quique Neira, Bubaseta y Stailok, por citar algunos. Una aleación de nombres consagrados con otros cuyo futuro es altamente promisorio. Nada raro para una mujer que es sinónimo de hip-hop. Aunque sus pies puedan transitar por estilos dispares, la reacción primaria ante Tijoux es pensar que se trata de una maestra de ceremonias desdoblándose y mostrando otro cariz. Nunca al revés. La materia se transforma, pero siempre es una sola.
CAMBIO Y FUERA
La madurez, aquel lugar común al que recurren los periodistas que se enfrentan a artistas de trayectoria, es más que un repetido tópico en la vida de la MC. Es una realidad. Esa veinteañera que no sabía de qué nacionalidad declararse ya pasó a mejor vida, así como sus temores frente a la escena que la abrazó, pero cuyos miembros también la cuestionaron. “Al principio, con Makiza, estuve súper enrollada. Era parte de algo, pero no sabía qué tanto pertenecía a ese movimiento. Me encantaba, pero me sentía tan rara para el común denominador de un talibán. Era chica, no sabía si quería ser conocida y tampoco tenía mucha idea de lo que estaba pasando. Me alimentaba el ego, pero las expectativas se iban haciendo cada vez más grandes y yo terminaba preguntándome si quería llenarlas. Pero eso el tiempo lo arregla”, admite.
Los años dilucidaron su postura y la forma en que se aceptó a sí misma. “Yo soy un ser más extraño que la mierda, ni yo me entiendo mucho. Soy humana, soy mujer y soy chilena”, proclama. “Hay belleza en la paradoja de cuando te subes al escenario, con todo su brillo, te bajas, la gente está felicitándote, pero tú estás mal por dentro. Y no puedes explicarlo. Las personas te ven de una forma, esperan cosas, pero tú de repente no quieres cumplir con eso que te piden”, manifiesta. Un síntoma que se desató con su vuelta de tuerca al editar Kaos. Calificado por los puristas como una afrenta al hip-hop, en el balance de Tijoux la placa significó ampliar su espectro y obtener certezas. “A mí me conocía la gente que escuchaba rap. Tener otra exposición te da un reconocimiento distinto. Me parecía chistoso, porque yo sé que existo y no necesito a la sociedad para que me diga quién soy yo o que ahora que estoy en MTV soy importante”, decreta.
La veteranía de una década rimando convirtió a Anita en Ana y la erigió por sobre las compulsivas lenguas opinantes. Con el temple adquirido, la reina madre asumió la actitud más sana de todas: darle prioridad absoluta a la satisfacción de sus inquietudes, obviando a los miramientos. “No pensé en cumplir las expectativas de nadie, ni en demostrar nada. Antes tenía esa necesidad, pero la dejé. 1977 nació porque necesitaba hacerlo. Me pone feliz la libertad de trabajar con mis amigos, me hace crecer. Me siento libre, más integra, no tengo que dar mayores explicaciones al respecto. Estoy muy bien, ando tranquila. Hice un disco sencillo y poco pretencioso, con una carátula austera y sin mandarle saludos a nadie”, asegura complacida. Ni siquiera hay jactancia en sus declaraciones, sino el alivio de saberse emancipada y soberana de sus actos.
A esa misma autonomía recurrió al grabar, durante febrero pasado, un tributo a Violeta Parra. El homenaje fue registrado en su totalidad y ahora sólo espera una fecha de aparición. “No lo sacamos porque nos abocamos en el otro álbum, pero está listo. Grabaría mil discos de ella, tiene una cantidad de material esa mujer… la mina era muy hip-hop en sus composiciones. Recopilamos las décimas y las rapeamos, tomamos los instrumentales, que son las anticuecas, y las mezclamos con las letras. Hay tres temas conocidos, que son ‘Maldigo del Alto Cielo’, ‘Santiago Penando Estás’ y ‘La Carta’. Todavía no sabemos cómo saldrá, tengo que conseguir los permisos primero”, adelanta sobre el gusto que se concedió al registrar ese as bajo la manga.
Coherente con su discurso, la MC le dio luz verde a un arrebato de espontaneidad y se empapó de vigor para contagiar a sus secuaces. Más que un elepé, su nueva placa es el respiro después del agobio y el testimonio de la bonanza anímica que atraviesa. “Este disco se grabó en apenas tres meses. Yo dije ‘¡Ya, Droh, prodúceme! ¡¡Ya, Fo, el estudio! ¡Oye, ven a grabar!’. Estuvimos encerrados en Potoco escribiendo y armando las canciones. Todo fue sampleado directamente desde el vinilo, además, usamos unos instrumentales que existían desde antes. Fue como cocinar una torta, unos pusieron la miga, otros la cereza y quedó lista”, compara. Los platos están servidos y no se requiere invitación. Es hora de sentarse a comer.
22.11.09
20.11.09
Girls - Album
La única relevancia de este pasado yace en el bagaje fílmico del cantante (supuestamente se le prohibía escuchar música, pero descubría bandas a través de filmes) y en su paso por el punk, luego de emanciparse. Hay cierta influencia de este background en la sonoridad de la placa, aunque –en cuanto a letras- las canciones del grupo mantienen un eje temático sencillo y casi ingenuo, que no parece acusar recibo de la tortuosa vida de su creador. De ser cierta esta acumulación de acontecimientos, parece que la impronta despreocupada del tándem posee propiedades terapéuticas para él, sobre todo si nos percatamos de otro dato: esta ópera prima fue compuesta después de un quiebre amoroso. Un tip que parece rosa, pero que adquiere importancia con el disco en la mano.
Independiente de los devaneos que documenta el papel, Owens y Chet ‘JR’ White -su silenciosa contraparte- confeccionaron un diseño de alto vuelto en credibilidad y sensatez. La repentina irrupción de Girls se debe a un largo que, con los ojos en el retrovisor, da cuenta de una pareja de amplia cultura pop y visceralidad a toda prueba. En Album, el ectoplasma de viejos vinilos vuelve a materializarse; hay tanto de Pet Sounds como de This Year’s Model, en un amasijo de influencias evidentes, pero asumidas sin culpa alguna y con absoluto desparpajo. La ironía y distancia, utilizadas por varios de sus contemporáneos, son reemplazadas por una entrega ciega hacia el modus operandi de antaño: no hay rastro alguno de rupturismo, sino el afán de tomar los antiguos cimientos y edificar a gusto.
Los datos duros corroboran el compromiso del dúo californiano. Su primer elepé no fue grabado en ningún estudio en particular, un detalle fácil de apreciar en momentos donde la baja fidelidad y un intenso hálito casero son la tónica. Esta autonomía es visible en los créditos de la placa, donde sólo unos pocos músicos figuran como invitados a la grabación, porque el grueso de los instrumentos fueron ejecutados por los hemisferios del grupo, quienes también tomaron todas y cada una de las fotos del arte del CD. Si de soberanía se trata, el trabajo a pulso realizado por ambas partes resulta encomiable, especialmente por mantener la preocupación enfocada en lo más importante: las canciones.
Cortes como “Laura”, “Hellhole ratrace”, “Darling” y “Lust for life” tienen tanta vida propia que no necesitan comunicados de prensa para salir del paso airosos y con la frente en alto. Album habla por sí solo y se defiende sin más armas que una estructura amigable, que establece una cercanía entrañable con el receptor. Owens es un hablante desdichado, pero la cortina que lo acompaña es resplandeciente y alegre; incluso cuando corteja al shoegaze, como ocurre en “Morning light”, las distorsiones se tornan luminosas. Porque Girls es relajo, estío y resaca vacacional. Puro ocio concentrado en tardes sin hacer nada, pero pensando en todo lo que a un post-adolescente con el corazón roto le puede importar. Esos asuntos que inspiran a los discos imprescindibles de una temporada. Como éste.
Super 45 | Noviembre 2009
18.11.09
14.11.09
12.11.09
11.11.09
aM Battom - Borealis
En el digipack de Borealis, aM Battom entrega dos claves vitales para aproximarse a su prisma. La primera es una referencia a la construcción de las canciones del grupo, en una leyenda que versa “el ruido es la acumulación de silencios”, donde el texto ocupa un espacio mínimo y un nebuloso fondo verde acapara el protagonismo. Esa colocación de elementos es una metáfora sobre el disco mismo, en el que el cuarteto nacional pincela pocas palabras sobre un gran lienzo de sonidos. O de mutismo, si es que obedecemos la consigna planteada.
De las seis canciones de la placa, cuatro tienen letra y dos son instrumentales, aunque todas comparten el mismo cometido: desarrollar y expandir la siembra de fosfenO, el proyecto que sirvió como capullo para esta banda penquista que vive en Santiago, pero que transpira sur de Chile en su post-rock. Una insinuación de alto calibre emotivo, que acusa fascinación por las formas difusas y las invocaciones etéreas, sin perder su maciza consistencia. En esto incidieron no sólo las buenas intenciones, sino que también Alex Unión (vocalista y principal compositor) y el eximio Chalo González, responsables de la grabación, que luego fue mezclada y masterizada en los cotizados Estudios Triana.
La segunda pista que Borealis nos proporciona sobre su carácter aparece en los agradecimientos. Ahí es donde aM Battom, además de las líneas de cortesía, dan las gracias al estado spleen. Popularizado por Charles Baudelaire y castellanizado como esplín, el concepto se refiere al tedio vital más profundo, esa melancolía permanente que se manifiesta en desinterés por el pasado y el futuro. Un vocablo que aprisiona en sí al desprecio romántico hacia todo que, con precisión, es encerrado a su vez en los cortes de este elepé. Hijos de la abulia, únanse: esto es para todos ustedes.
9.11.09
8.11.09
7.11.09
6.11.09
Faith No More - Estadio Bicentenario de La Florida (30.10.2009)
Foto por Andrés Bortnik
Era imposible resistir a la tentación de Fiskales Ad-Hok y Sepultura. Había que saltar con ellos, gritar, vibrar y transpirar. Pero, después de una considerable espera, Faith No More estaba a punto de presentarse ante nosotros y cierto hálito de energía renovada se hacía sentir. Como había sido la tónica, el cover de ‘Reunited’ (original de Peaches & Herb) dio el puntapié inicial al ansiado momento de poder presenciar, por primera vez para muchos, a los californianos que -hace 11 años- coronaron con su disolución a una semana fatídica de abril, en la que también nos enteramos de los decesos de Octavio Paz y Linda McCartney.
Tanya Morgan - Brooklynati
Donwill, Ilyas y Von Pea no se valen de Auto-Tune, ni de una lista interminable de beatmakers famosos, para sobrevivir al intento de forjar un disco sólido. Sólo necesitan un par de productores amigos de la casa (Brickbeats y Aeon) y uno que otra voz invitada (Phonte Coleman, Blu, Spec Boggie) que los apoye en su cruzada. Para ellos, lo primordial es refrigerar el sabor a vieja escuela noventera, à la Native Tongues, con tal de conservarse anacrónicos y siempre lúcidos. Sustentados, además, en una labia privilegiada, estos tres MCs cumplen su cometido sin repetir ni equivocarse. Los relojes ya no avanzan, pero el hip-hop sí.
5.11.09
1.11.09
Mano de gato
Britney Spears - Over To You Now