El tercer álbum de la británica es una declaración de expresionismo puro, gracias al volcamiento del mundo interno de su autora en cada entrega vocal y al férreo vínculo que la une con su laptop. A través del vocoder y de sutiles destellos glitch, pasajes como “First train home”, “2-1” y “Earth” la acercan lentamente hacia el costado de Laurie Anderson, Kate Bush y Björk. Un rincón donde lo primordial es mantener arriba los decibeles emocionales y deslizarse por lo abstracto, manteniendo un respeto irrestricto hacia el formato canción. Está decorado de otra manera, pero sigue siendo pop.
Super 45 | Septiembre 2009
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