28.8.09

Derribando el mito: 10 años de las Lilits

“Cuando empezamos, éramos tan chicas que la gente nos cambiaba el nombre y nos decía ‘Lolits’”, cuenta Javiera Zebra. La baterista de las Lilits es una de las dos fundadoras del grupo que comenzó hace una década, en la cocina de Masiel Asecas. Tenían quince años y nunca imaginaron que soportarían una de las pruebas más duras que un músico puede enfrentar: crecer en público. Desde sus inicios -descubriendo sus propios instrumentos- hasta esta celebración, han permanecido estoicas ante la numerosa aparición y ocaso de fugaces bandas femeninas. Otro factor que ha aumentado la dificultad de su existencia, pero que también valoriza su carrera. “El mito dice que las agrupaciones de minas se disuelven al tiro. Pero nosotros hemos durado ene”, afirma la bajista, sin aires de jactancia.

Las cosas no han sido fáciles para ellas; sin embargo, han apostado por asumir su realidad sin victimizarse y haciéndole frente con la misma actitud que delata su música. A puro temple, las Lilits han conseguido forjar una reputación única, basada en una ética de trabajo constante y en la amistad que las une. Su debut homónimo del 2005, editado en la CFA, recién ha visto aparecer una secuela. Se trata de Sueltas, un álbum cuya historia de pasión y vicisitudes ensalza al cumpleaños del trío. No es sólo la alegría de soplar velas, es el triunfo de una metodología en la que tener agallas es lo más importante.


“Iba a tocatas y me preguntaban si la banda se había acabado. Yo les decía que no, que nos estábamos dando un tiempo. Pero siempre me decían que volviéramos, que nos echaban de menos. Era la raja eso. Y nosotras estábamos desesperadas por tocar en vivo”, recuerda Javiera. Corría el 2007, las chicas habían parado la rutina de dar conciertos y prefirieron moldear a puertas cerradas las canciones de una nueva placa. Junto a Lorena Lagata dieron luz verde al proceso creativo y se encontraron a un grande en el camino. “Conocimos a Andrés Godoy, una persona brillante en todo sentido, lo admirábamos mucho y empezamos a producir juntos”.


Pese a la bonanza profesional, varias situaciones personales confluyeron en la salida de Lorena del grupo. Un golpe duro para las dos miembros restantes, pero no lo suficientemente letal. “Estábamos trabajando, teníamos un disco listo en el que pusimos tanta energía… todos los temas fueron muy fuertes…”, intenta explicar Masiel. “Entonces no podíamos tirar todo a la basura”, acota Zebra, antes de sentenciar que “lo teníamos en las manos. No podíamos dejar que el sueño se escapara”. Para poner fin a la orfandad, era necesario encontrar otra integrante; alguien capaz de encajar en la dinámica previa y de estar a la altura de las circunstancias que implica tener una placa a punto de ser lanzada.


Esa pieza faltante venía de otra polaridad de la escena chilena. Primero junto a Pedro Frugone y luego en las poperas femeninas Ruch, Bernardita Traub había adquirido un training musical que le pasó la cuenta tras irse del grupo de Ximena Abarca. “Yo llevaba cuatro o cinco meses sin tener dónde tocar, era terrible. Más encima, me pasaron varias cosas, como la muerte de mi gato, y no tenía nada que me sacara de la casa”, contextualiza la guitarrista. “Según escuché, cuando se muere un animal querido, llega buena suerte. Yo estaba muy abajo, pero cuando la Masiel me dijo ‘quiero proponerte un negocio’, empecé a subir. Nunca pensé que me llamarían, siempre lo miraba con deseo, pero de lejitos. Qué le iba a hacer: me gustaban las Lilits”, confiesa la rubia, rebautizada como Bernardita Segunda. Una vez más, la formación estaba completa.


A una década de su espontáneo primer encuentro, el saldo es positivo para el trío. Tienen otro cariz, Sueltas ya está en la calle y -a estas alturas- no son sólo ellas quienes se hacen cargo de todo. “Hemos tenido suerte, armamos un equipo de gente la raja. Con personas que admiramos. Somos como una manga bien grande, tenemos lazos importantes, ellos quieren a este proyecto tanto como nosotras”, apunta Masiel. “Somos una PYME”, bromean. Es que su convicción ha logrado contagiar a quienes las rodean. La nueva guitarrista redondea el tema, con una declaración de principios tan simple como corajuda: “quiero poder vivir donde vivo, comer todos los meses y pagar mis cuentas, sin tener que andar pendiente de qué hago para lograrlo. Sólo me interesa tocar”. Así es el rocanrol. Bajo esa filosofía, otros diez años de carrera serán pan comido.


POTQ.cl | Agosto 2009

Trancemission: De hacerse se va a hacer

Es un clásico. Los amigos que se juntan a formar una banda, no ensayan mucho y terminan por desmantelarla. Ahora, si el que los aúna ya cuenta con un prontuario de respeto y nomina sólo a músicos curtidos, el panorama es otro. Para Trancemission, la única ortodoxia válida es aquella que confía en que tocar y tocar es la mejor forma de echar a andar un proyecto. Señalado desde su aparición como un supergrupo, el quinteto reconoce la admiración recíproca entre sus integrantes, pero actúa con la autenticidad de los noveles. Conversamos con ellos, a propósito de la edición de 5, su disco debut.

Casino, The Ganjas, Camión, Yajaira, Matorral, Santos Dumont, Wipala y Fangal. Fragmentos de lo más efervescente del rock chileno de las últimas dos décadas, juntos y revueltos en una apuesta que pretende ser más que la continuación del trabajo anterior. Trancemission condensa la energía de sus miembros y la redirecciona hacia un pasadizo delirante, lisérgico y humeante. “Partimos a comienzos del año pasado, porque teníamos ganas de tocar nomás. Yo estaba entrando recién a Casino, pero quería armar algo diferente y me junté con Martín de Watch Out! Alcanzamos a tocar una vez en vivo, con Aldo de The Ganjas en batería y los Pablos (Giadach y Rogers). Por equis razón, Aldo se fue y el Iván justo estaba ahí”. Rodrigo Astaburuaga hace memoria sobre la construcción de esta vía de escape para sus composiciones. “Justo yo andaba con el serrucho en la mano”, acota Iván Molina, sonriendo. Están contentos, con el brío de unos principiantes, pero la tranquilidad de que cada uno ya conoce las reglas del juego.


Con cada una de sus partes funcionando en otras bandas, Trancemission ha tenido que lidiar con la logística horaria para salir a flote y sobrevivir. Ahí radica una de las paradojas que convierten al grupo en un epítome de cómo las ganas y el esfuerzo vencen por paliza a las limitaciones. En vez de sucumbir a la falta de disponibilidad, optaron por lo sano: lanzarse sin pensarlo dos veces. “Generalmente, no alcanzamos a ensayar mucho, porque yo tengo mi casa en Valdivia. Así que las tocatas de verdad son muy en vivo, en todo el sentido de la palabra”, explica Molina. Samuel Maquieira explicita: “Algunas veces llegamos a poto pelado nomás. No queda otra. Si hubo algún problema antes, filo; su prueba de sonido regalona y listo”.


La grabación de su disco también estuvo impregnada de esa lógica. Las pistas instrumentales de 5 fueron grabadas en vivo, en el Club Mist, en apenas cuatro horas. Pero, lo que en una primera lectura podría malinterpretarse como una debilidad o amenaza (porque a varios les ha costado la carrera), es el condimento más sabroso de este plato. “Para nosotros, tocar es tirarnos a la piscina y confiar en lo mucho que nos conocemos. Conectamos demasiado bien y creo que eso se nota porque nos escuchamos tanto como el público. Somos expectantes de lo que hacemos”, cuenta Astaburuaga. “Ésa es la gracia. Acá podemos escaparnos de las estructuras, nadie va a salir deprimido si tocamos todo diferente a la vez anterior, aparte que eso es muy bueno porque puede salir un tema nuevo de ahí. O, de repente, uno que dura seis minutos puede terminar en 15”, prosigue.


“Que no se malentienda. Valoramos ensayar, pero la naturaleza de este proyecto es otra y le hemos sacado provecho a las circunstancias. Lo bueno es que ahora quedó un registro de esta etapa primigenia y bien espontánea”, saca en limpio Iván Molina. Uno de los adelantos del material es el sencillo ‘The Same’, cuyo estreno y disposición como descarga libre fue realizado en nuestro sitio a principios de julio. La canción es un manifiesto casi involuntario de lo que Trancemission representa. “Es una opinión existencialista de que las cosas no cambian demasiado. Por fuera, puede ser; pero, por dentro, siguen funcionando igual que siempre. También tiene una lectura respecto a nuestra parada. Nunca vamos a dejar de tocar y siempre vamos a seguir haciendo este estilo de música”, aventura Astaburuaga. Sam lo complementa y reafirma: “Cada tema sale de su pozo y cada pozo es diferente, las nuestras son súper repetitivas y es que van todas por ahí, tampoco hay tanta temática. Un poco más adelante, en el disco, hay otra que se llama ‘Again’. Es como decir ‘sigamos con esto’”.


POTQ.cl | Agosto 2009

Denst

No sólo de Zalo Reyes y cebolla sabe Conchalí, también hay otros gorriones en esa comuna. Como Denst, un graffitero que ha usado los muros de la capital como la mayor vitrina de su obra y que ahora tiene un nuevo lienzo: la música. El 22 de diciembre lanzará El Hombre Ilustrado, su elepé debut y la extensión de un ímpetu creativo que no se cansa. Un regalo navideño cargado de color.

Integrantes: Jean Pierre Dinamarca
Ciudad de origen: Santiago de Chile
Ocupaciones: Diseñador gráfico, artista visual, fotógrafo, graffitero, ilustrador, productor musical, MC, monitor de talleres, audiovisualista, poeta e imitador.
Estudios Musicales: Autodidacta.
Otros proyectos: Fat Cap Wars (junto al español Andrés Caramalo).
Discos editados: Encuentros Con Nadie (Maqueta, 2004), ElhombremanosdeAerosoles (Demo, 2005), Del Micro al Muro (EP, 2006), El Hombre Ilustrado (22 de diciembre de 2009)
Web: http://denst1.com/
MySpace: www.myspace.com/thedenst


Una historia por cada tatuaje. “El hombre ilustrado” (1951), de Ray Bradbury, es uno de los momentos más sobrecogedores de la ciencia ficción y, para fortuna de algunos escolares, aparece en varios textos de lenguaje como lectura obligatoria. Fue ahí cuando Jean Pierre Dinamarca lo descubrió. En ese tiempo, era un niño interesado en el dibujo, influenciado por un tío que hacía muralismo. Los años lo transformaron en una herramienta del hip-hop, un artista tan amplio como los del Renacimiento, preocupado de la forma y el fondo. Reinventado como Denst, el joven nacido en Conchalí hizo escuela en la calle y ahora es uno de los graffiteros más reconocidos de la capital. A fines de diciembre, lanzará El Hombre Ilustrado, su primer largaduración. Cualquier parecido con la realidad no tiene un pelo de coincidencia.


En el universo de este estudiante de artes visuales y fotografía, todas las disciplinas son inclusivas. Para entender su bagaje como MC, hay que comprender su trabajo con el aerosol y viceversa. La zona norte de Santiago fue su primer lienzo, a fines de los noventas, y fue cosa de tiempo para que lo expandiera. “Me iba a la vida. Tomaba una micro, en cualquier dirección, y esperaba llegar lo más lejos posible. Me bajaba solo y empezaba a pintar: así conocí a ene gente de la que me hice amigo y terminamos armando grupos”, recuerda Denst. Sus ganas de explorar también se manifestaban en los hábitos auditivos que cultivaba. “Escuchaba otras cosas, aparte de hip-hop. Me gustaba Led Zeppelin, Guns N’ Roses, Faith No More y Metallica. También harto jazz y música clásica. Después me hice adicto al funk. Soy muy curioso, si cacho algo que me llama la atención, pregunto al tiro qué es y me lo consigo”, afirma.


El micrófono vendría poco después de las latas de spray, pero las primeras incursiones de Denst como MC fueron guardadas bajo siete llaves, hasta que él lo consideró oportuno. “Estaba disconforme, mantuve mis primeros demos ultra ocultos porque no me gustaban. El 2003 recién mostré unas grabaciones que hice con amigos, como Aerstame de Movimiento Original o la Myzty-K de Mamma Soul”, cuenta. Al año después, editó una maqueta que fue sucedida por varias más, hasta que en 2006 apareció Del Micro al Muro, un EP de siete canciones que fue bien recibido por los ávidos consumidores de rap de los capitalinos centros comerciales Portal Lyon y el Eurocentro, pero que también sirvió como el espaldarazo para ir al siguiente nivel: un álbum con todas las de la ley.


Lo estoy planeando desde que salió mi anterior trabajo. Estuve escribiendo y tirando ideas. Empecé a concretar todo cuando terminé de armar mi estudio. Tengo gran parte avanzada, habrá videos, un documental y fotografías. Será muy audiovisual”, adelanta sobre la placa, cuya inexcusable aparición será el 22 de diciembre. “Trabajo de manera muy metódica. Si el disco no sale en la fecha que dije, les doy derecho a pegarme”, bromea. Con una flamante interfaz Mbox al lado del armario de su pieza, Jean Pierre ha dado forma a El Hombre Ilustrado, conciente de que la logística está a su favor. “Para grabar hip-hop no necesitas tanta infraestructura. Lo preciso, no más: micrófono, tarjeta de sonido, mesa de sonido y estai al otro lado”, asegura tranquilo, sabiendo que la posterior masterización pulirá el resultado final.


Denst aparece en el mapa como uno de los raperos emergentes más prometedores. “Mis letras tratan muchos asuntos. Hay canciones que hablan del arte mismo, con mucha crítica, siempre constructiva. También hay temas muy humanos, como decir ‘date cuenta de cómo está la sociedad, trata de ver cómo se manosean y tergiversan las creencias de las personas, para confundirlas’. Incluso hay una letra que es como un trabalenguas en donde nombro a varios graffiteros chilenos”, augura. Una de sus principales fortalezas es su prestigio, hecho a mano en las paredes de la urbe y en el circuito de tocatas. “Todos los chiquillos están apañando”, dice contento, refiriéndose al batallón de nombres que lo acompañarán en su debut. Personajes connotados entre los que se cuentan a DJ Caso, los beatmakers Frainstrumentos y Crasek, y las rimas de Movimiento Original y el malagueño Andrés Caramalo. Con este último, colabora en “La vida”, el primer adelanto del álbum, cuyo video (animado cuadro por cuadro por Dinamarca) es una carta de presentación de la inapelable categoría que el MC ha alcanzado. Imágenes filosóficas y un sonido casi tribal, pero nunca trivial.


Super 45 | Agosto 2009

25.8.09

Es bacán que mi hermana haya celebrado su cumpleaños número 10 el sábado. Es bacán porque, como vivo en un departamento enano, hubo que sacar todo lo del living al patio. Y es bacán que seamos tan pajeros que todavía no entremos los sofás. Entonces agarro una cajetilla de Belmont 10, un vaso gigantesco de jugo, el notebook, mis fonos y me instalo a escribir de lo más echado. Creo que es la máxima comodidad a la que un hombre puede aspirar. Reseño puros discos bacanes, falto a la U y me pego una siesta bien rica, cosa de que todos mis vecinos sepan qué tan fuerte puede roncar un ser humano. Esto sí que es vida.

Ah, y es bacán esta canción también. Muy bacán.

Audionom - 'So Weak'

24.8.09

Oh

Una canción de Ace of Base.
¿Una canción de Ace of Base?
¡Una canción de Ace of Base!



16.8.09

Cita citable

Es como 'Shooting Stars (Santa Isabel Version)'
Nico Castro

Vivien - Shooting Stars (Bag Raiders cover)



The Horrors - Primary Colours

La historia de The Horrors desafía los parámetros de la progresión narrativa. Tuvieron forma antes de fondo y su inmerecido hype parecía más justificado por el trabajo de sus peluqueros que por lo exhibido en Strange House. El desgaste de su fórmula y el despido de su anterior sello indicaban que un segundo disco sería fatídico para ellos, pero la banda le hizo un jaque mate a la lógica. Primary Colours es un capítulo aparte en el libro del quinteto. Disociados de sus ínfulas satíricas, los británicos se graduaron –con honores y en tiempo récord- de una escuela que tenía como manuales de estilo a 4AD, Kevin Shields y el krautrock. Atrás quedó la imitación barata de The Cramps.


Sería fácil atribuir la responsabilidad de esta metamorfosis a Geoff Barrow. El hemisferio izquierdo de Portishead fue el productor del álbum (salvo algunos aportes de Chris Cunningham y Craig Silvey) y su amor por los Silver Apples, evidenciado en Third, también se transfirió al ADN de los otrora caricaturescos ingleses. No existe otra explicación para la odisea llamada “Sea within a sea”, aquella hazaña de ocho minutos con la que el grupo vaticinó que sus ambiciones no conocían límites. Pero el mérito también es de The Horrors. En Primary Colours, nos encontramos a los mismos melómanos revisionistas de hace dos años, con la salvedad de que ahora aprendieron a seleccionar sus influencias. Y les vienen como anillo al dedo.


Super 45 | Agosto 2009

13.8.09

Un puñado de clichés

Los Rob Gordon, las Amelié y todos los que quieren hacer un Into The Wild. Los amigos borrachos, los depresivos, los egocéntricos y los que se desaparecen. Mis lentes, mi pelo y mis pantalones de la ropa americana. Las minas de 19 que no saben quién es Ian Curtis, las de 23 que nunca han escuchado a Bobb Trimble y la treintonas que no entienden a Exodus. 'Stairway to Heaven', 'Wish You Were Here' y 'Smoke on the Water'. Los gays que se creen Madonna y los que quieren ser Britney. Los pantalones pitillo, los lentes de sol con marco de color, las Converse de lona y la chasquilla. El chicle debajo de la mesa, el pico dibujado en la pared, el torpedo milimétrico y el cigarro escondido en el baño. Los cassettes pirata de Sui Generis, los CD's que se rayaron anoche, los vinilos carentes de tornamesa y ese parlante malo que jamás se fue al servicio técnico. La falta de comas, las redundancias y la economía del lenguaje. El olor a tierra mojada y el pan con palta dominical. La carta de amor que no escribiste, los abrazos que te guardaste y esas lágrimas que todavía no estallan. La mano de Maradona, el dedo de Ricardo Lagos y un brazo de reina en la cocina. Cada uno de tus cumpleaños. La polera que compraste en Patronato, ese McCombo que la dieta te niega, la canción que tarareas, el verde en el semáforo y tu imprudencia al cruzar la calle. Los llamados a las tres de la mañana, el pie afuera de cama, la baba en la almohada y el caos de las sábanas. Los discursos de Allende, los poemas de Neruda, los chistes crueles de Nicanor, los gritos de Don Francisco, el corte de pelo de mi madre y las celebraciones de gol.

Podría seguir toda la noche. No soy un hombre de palabra, soy un hombre de palabras.

Quedas advertida.


11.8.09

Alborosie - Escape From Babylon

“Nunca le digas lo que piensas a alguien fuera de la familia” le aconseja Vito Corleone a su hijo Sonny, en la primera entrega de El Padrino. Eso dicta la ética tradicional del rudo siciliano. Alborosie viene de la misma tierra que los capos mafiosos, pero su modus operandi devela un total desprecio hacia la ortodoxia. El rastaman no tiene empacho en profesarle al mundo las ideas que le rondan. Tampoco pierde horas de sueño en cómo expresarlas, sino que las ordena con simpleza y claridad, acompasándolas en un reggae de escuela clásica. Nacido en una isla, pero radicado en otra –la ínsula jamaiquina-, el europeo se ha empapado de la idiosincrasia antillana y hace patria con Escape From Babylon, su segundo disco.

Los trucos bajo la manga del italiano son varios y, aunque ninguno destaca por novedoso, sí distinguen al vocalista como un hombre ancla confiable en la tarea de animar un elepé. Alborosie hace juegos con su voz, cita a Marley, samplea a Dennis Brown y Horace Andy, le dedica una oda a la marihuana (“No cocaine”) e increpa a líderes como Obama y Berlusconi. Un pastiche de satisfactorias ramificaciones, especialmente cuando se revisita el ska sesentero en “Mama she don’t like you” y hasta el cuello más indolente se balancea. Escape From Babylon no cambiará la historia de la música, pero sí alborozará decenas de minutos. Con eso basta y sobra.


Super 45 | Agosto 2009



Hoy escuché la canción más feliz del mundo y te la quiero mostrar. Hola.

10.8.09

Inverness - Illuminaciones

Hay discos y discos. No es lo mismo un álbum de baladas prefabricadas que una placa como, por ejemplo, Sea Change de Beck (escrita y grabada en un duro período de la vida del cantautor). Puede que ambas cumplan, en cuanto a ejecución o a la habilidad de la mano productora, pero una de las dos carga más equipaje emocional y eso se nota en las canciones. La música transmite mensajes inexpresables mediante los tecnicismos. Por eso nos gusta, porque nos convence, nos conmueve. En esas lides, un trabajo como Illuminaciones aventaja a los demás, gracias a su abanico de connotaciones.

Un debut es una instancia decisiva. Para cualquier banda, el primer lanzamiento es importante, especial y significativo. Puede marcarlos para siempre, elevarlos hasta el cielo o sepultarlos a varios metros bajo tierra. En el caso de Inverness, además de los factores clásicos, se trata de la redención de Rodrigo Jarque. El arquitecto del grupo construyó un tobogán de luz, tras el pasadizo oscuro y lúgubre que fue Monstruos Bajo La Cama, su opera prima -firmada en solitario- hace un par de años. Ahora, amparado por sus compañeros, el vocalista y guitarrista despliega lo mejor de sí en esta emotiva y levitante apuesta, alejada de su cariz previo.


Hijo bastardo del shoegaze, y con un guiño más que evidente a Takk de Sigur Rós en su arte y diseño, Illuminaciones propone un quiebre en la rutina. Una invitación a caminar, flotar y reposar en cámara lenta. ‘La Luz Inicia’ es el zarpazo con el que empieza esta fábula, en la que eres un pez y ellos son un oso polar. Así te van devorando. Desmenuzan tus agallas con el filo de ‘Nebulosa’ y te advierten que “la velocidad te va a matar”, mientras una febril guitarra (à la Johnny Greenwood) se deshace entre la magma de sus acordes, igual que en ‘Quema Las Naves’.


Inverness juegan con fuego y con hielo. Son diestros en fraguar texturas abrasivas con la misma pericia que usan para congelar el aire. Una virtud que se refleja en ‘A Los Lugares Que Quieras Ir’ y ‘Escarabajo’. La primera, con potencial de himno y destellos épicos; la segunda, dueña de una letra inspirada y literata. Sendas gemas que enaltecen al disco y se transforman en argumentos de por qué merece acaparar pabellones auditivos. Acá hay magia, fantasía y poesía, barnizadas con el brillo que sólo consigue alguien que saboreó las penumbras. Esta vez, Jarque lo supo hacer.


POTQ.cl | Agosto 2009