Daba para preocuparse. Los lanzamientos de White Zombie poseían continuidad en los años, al igual que los dos primeros discos en solitario de su ex líder, pero de pronto los plazos comenzaron a extenderse y las esperas se hacían cada vez más largas. Vimos al músico transformado en director de cine, más pendiente del celuloide que de los acordes, y muchos pensaron que la metamorfosis estaba completa. Pero Rob Zombie está de vuelta, empecinado en demostrar que él es la excepción a la regla de que “quien mucho abarca, poco aprieta”.
“Hellbilly Deluxe 2: Noble Jackals, Penny Dreadfuls and the Systematic Dehumanization of Cool” es la nueva placa del norteamericano y, como bien se deduce, es también la segunda parte de una historia comenzada hace más de una década. Pese a no estar planteado, desde un comienzo, como la continuación del exitoso debut del vocalista, el disco debe su título a la revitalización de su creador. Un tipo que ha pasado los últimos años desdoblándose entre sets de filmación y estudios de grabación, aunque últimamente la butaca de director parecía acomodarle más.
El auspicioso inicio de su camino individual, de la mano de singles como ‘Dragula’ y ‘Living Dead Girl’, se vio truncado durante la gira del segundo álbum. “No recuerdo exactamente cuándo, quizás en 2002, pero en el tour de ‘The Sinister Urge’ la banda con la que estaba se desmoronó y yo comencé a perder interés en la música. Siempre que piensas que algo está cohesionado, se desarma. Y ése fue el momento en el que realmente empecé a enfocarme en las películas”, contó Zombie al sitio WatchMojo.com.
Los hechos hablan por sí solos. Poco tiempo después, el muerto viviente debutaría como director con la cinta “House of 1000 Corpses” (2003), seguida de “The Devil’s Rejects” (2005), dos largometrajes en los que las mismas obsesiones de siempre se convirtieron en imágenes. Terror, oscuridad y hectolitros de sangre plasmados con entusiasmo por un amante del antiguo cine de horror, quien daba la impresión de estar en su salsa trabajando como director. La salida en 2006 del deslucido “Educated Horses” confirmaba esta momentánea preferencia.
Para mayor alejamiento de la música, un año después de editar su tercer disco, el frontman conoció el éxito comercial con el remake de “Halloween”. La clásica saga encontró en el ex White Zombie al director que necesitaba para reflotar y volver a llenar butacas con acólitos de la reconocida franquicia. Paradójicamente, el éxito de la película maximizaba las dudas acerca de la carrera como cantante del oriundo de Massachusetts, que al par de meses volvió a dar un paso en falso: el anuncio de un DVD en vivo (Zombie Live) que nunca apareció.
A PUNTO
El primer semestre del 2008 la nebulosa empezó a disiparse, al menos, en cuanto a lo noticioso. La canción ‘The Lords of Salem’ (incluida en la versión CD, que sí vio la luz, del truncado registro en directo) fue nominada a un Grammy, en la categoría de Mejor Performance Hard Rock, y al par de meses arrancaron los rumores acerca de un nuevo trabajo de estudio. Las ganas estaban, pero el proceso distaría de ser expedito, haciendo temer a muchos la posibilidad de un fiasco de proporciones.
Rob Zombie debía lidiar con la formación de una banda de apoyo estable, además de la incesante producción de filmes de horror, al mismo tiempo. Una labor compleja, capaz de quitarle el aliento a cualquiera, por hiperactivo que se considere. Sin embargo, el norteamericano supo salir airoso de las vicisitudes y logró completar a fines del 2008 el trabajo que acaba de editar este año. Ningún hecho específico se atribuye la responsabilidad de la demora, porque los motivos tras la espera fueron tan variados como las tareas del vocalista; no obstante, la logística jugó un papel fundamental.
Algunos adelantos del material fueron liberados en orden de alivianar la expectativa creciente de parte del público y la prensa. Ya sea a través del videojuego “Punisher: War Zone” (en el que participó con ‘War Zone’) o de Twitter (donde estrenó ‘Sick Bubblegum’), el icónico artista se las ingenió para avisarle al mundo que su cuarto disco no sería un “Chinese Democracy”, ni mucho menos. Las flamantes canciones del muerto viviente daban atisbos de un brío recobrado y del entendimiento del músico con sus acompañantes: John 5 en guitarra, Tommy Clufetos en batería y Piggy D. en bajo.
“Siempre he querido estar en una banda, nunca he deseado ser un solista, eso salió de la necesidad. Lo bueno de estar con otros es la camaradería, te acostumbras a estar con ellos y ya no eres sólo tú contra el mundo. La mayoría de los solistas empezaron en un grupo, ya sea Ozzy, Sting o quien sea, todos quisieron estar acompañados en algún punto. Yo todavía siento esas ganas, por eso tengo a este equipo de personas y así es mucho mejor”, explicó el frontman a Rock Sound.
Después de años de inestabilidad, por fin Rob Zombie contaba con el equipo para llevar a cabo su resurrección, y sólo necesitaba el apoyo de su compañía. Como en una comedia de situaciones, la resolución del problema anterior dio paso a un flamante conflicto: Geffen, la disquera con la que trabajó desde “La Sexorcisto: Devil Music, Vol.1”, dejó de parecer la mejor opción. La noticia fue confirmada en octubre, cuando el músico anunció su llegada a Roadrunner, luego de casi dos décadas en la misma casa editorial.
“Hace 18 años, Geffen era el mayor sello de hard rock al que podías pertenecer, tenían a los resurgidos Aerosmith, Guns N’ Roses, Whitesnake y cuando el grunge apareció, estaba todo ahí. En este tiempo, varias de las personas con las que compartí se fueron, las cosas cambiaron mucho y ahora se parece más a una multinacional pop. Sentí que el álbum no tendría atención en ese lugar, así que les pedí que me absolvieran del contrato y ellos accedieron”, resume el multifacético creador.
EL LLAMADO DE LA SELVA
De vuelta al formato banda, pese a mantenerla bajo su propio nombre, y convencido de estar en el sitio correcto, Rob Zombie estaba dispuesto a partir de cero. Como en la teoría filosófica del eterno retorno, ahora que todo había sido pulverizado, las cenizas del pasado se transformarían en el futuro. Era el momento de bautizar al cuarto trabajo y el título “Hellbilly Deluxe 2” asomó como la alternativa más apropiada, luego de la serie de peripecias vividas durante su confección. Una travesía tortuosa, pero abundante en experiencias y enseñanzas para su protagonista.
La idea de nombrar así al disco había rondado la cabeza de su autor cerca de tres años, pero no fue sino hasta completarlo y tener una idea global sobre él que la decisión fue tomada. “Es una segunda parte, pero más de diez años después. No es como intentar volver al pasado y recrearlo, pero ambos álbumes tienen la misma vibra y funcionan juntos realmente bien. No suena retro, es fresco y nuevo”, grafica el muerto viviente. Las diferencias se harían notar desde ‘What?’, el primer single, un tema garagero que nada tiene que ver con los beats discotequeros emplazados en su debut de 1998.
Si bien la agenda como director de películas le quitó tiempo a la factura de canciones, paradójicamente le inyectó imágenes al sonido de la placa, creando una magnífica intersección entre rock y séptimo arte. Las canciones de “Hellbilly Deluxe 2” se alimentan con pasajes cinematográficos, así como el propio artista reconoce que le gustaría llevar a la pantalla varias de las historias que contó en los tracks de su recién salido elepé. Como también ocurre en el mundo de García Márquez o Irvine Welsh, el escritor de “Trainspotting”, acá se cruzan personajes y situaciones hasta conseguir un ambiente propio e irrepetible.
Uno de los mejores ejemplos de este retorcido microcosmos es ‘Werewolf Women of the S.S.’, canción que comparte nombre con el trailer falso grabado por Zombie para “Grindhouse”, el fracaso de taquilla de Robert Rodríguez y Quentin Tarantino, cuya división en dos –fuera de Estados Unidos- dejó a muchos espectadores sin verlo. “Trabajé mucho en ese proyecto y odio la idea de que las cosas desaparezcan”, declaró al respecto a Heavy Metal Superfans.
La sensación, al degustar por completo las once pistas de esta secuela sonora, es la de estar ante alguien que nada abandona, sino más bien acumula y recolecta. Por “Hellbilly Deluxe 2” se pasean las influencias y el groove industrial de siempre, pero también hay espacio para que pulule el punk rock de corta duración (‘Death and Destiny Inside the Dream Factory’) y se contraste con la grandilocuencia de ‘The Man Who Laughs’. Un corte que alude a la obra de Víctor Hugo que inspiró el nacimiento de El Guasón de Batman y que cuenta con arreglos orquestales a cargo de Tyler Bates (quien musicalizara las películas “Watchmen” y “300”), mezclados con un solo de batería de aproximadamente cinco minutos.
Cualquiera sea la acogida de los fans y la prensa, la última encarnación de Rob Zombie es tan sensata como su amor por el cine B, los cómics y las chicas voluptuosas. Con los bolsillos repletos y status de estrella de primera línea, el muerto viviente podría vivir de sus rentas y cumplir con uno que otro compromiso contractual, pero prefirió volver a conectar sus amplificadores y seguir engrosando su extenso prontuario. Echarse a dormir en los laureles ni siquiera aparece en la lista de opciones: el llamado de la selva es más fuerte.
Rockaxis | Marzo 2010
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