La globalización nos juega en contra. El pop norteamericano, apoyado en el éxito de Disney y del R&B de consumo masivo, está opacando al producto típicamente británico. Por eso la aparición de un personaje como Esser tiene más valor del calculable a simple vista. Embadurnado de la tradición inglesa, este baterista convertido en cantante ha capturado en
Braveface -su debut- un puñado de tics, dejos, manías y ripios que sólo en su isla de origen cobran sentido.
Copia y pega de Damon Albarn tanto como de Mike Skinner, la prensa afirma que es la versión masculina de Lily Allen y él, tranquilo, sólo se preocupa de mantener en alto el impagable jopo que lo identifica. De paso, con asombrosa facilidad, desperdiga potencial en canciones como la brillante ‘Headlock’, la reposada ‘Bones’ o ese neo-tango llamado ‘Satisfied’. Qué importa que sea un ladrón. Robar es natural.
Extravaganza! | Septiembre 2009
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