Harlem Shakes no deambulan vendiendo la próxima gran fórmula para trastocar al planeta. Ni mucho menos. Lo suyo es más simple, en esencia, pero también implica mayor riesgo. Su apuesta es alegrar espíritus, tarea compleja y dificultada por tanto gris que se despliega como un virus en cada metro cuadrado. Technicolor Health, su debut, es un libro abierto de indie pop inmediato y digerible, listo para ser devorado por los ratones de discoteca; aunque también por las aurículas novatas. En la docilidad de ‘Strictly Game’ y ‘Natural Man’, además de la obvia invitación a esbozar una sonrisa, yace la pericia de un quinteto ansioso por encontrar la panacea a través de sus canciones. Una misión noble, transformada en música para las masas.
Super 45 | Agosto 2009
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