26.5.10

Am Battom - Borealis


Érase una vez, en Concepción, Fosfeno. Una banda que caminaba por la senda del post-rock, en el contexto de una ciudad gris y fría, tildada como la Manchester de Chile, pero demasiado aletargada como para asemejarse al frenesí de la cuna de Joy Division. Corría el 2008 y el grupo terminaría transformándose en Am Battom, con algunos cambios de integrantes, pero el mismo núcleo musical y la intención de seguir recorriendo parajes abstractos, inspirados en el sur de nuestro país y en los gustos comunes de sus miembros. Tipos introspectivos y ensimismados, insertos por necesidad en la capital, pero cohesionados como artefacto creativo.

El mismo nombre del grupo nace de una conjunción poco ortodoxa de palabras (Am, mapudungun para espíritu; Battom, mezcla del apellido de Syd Barrett con átomo), que dio como resultado la denominación de un personaje femenino y ficticio, creado entre las cuatro partes que forman el conjunto. Alex Unión en voz, Carlos Torrejón en guitarra, Claudio Terán en batería y Miguel Cartes en bajo fueron los progenitores de este retoño que situaría su mirada en el cielo y en las letras de Otero Agoni, Neruda y Baudelaire, entre otros poetas que captaron su atención.

“Borealis”, entonces, no es más que una suma de obsesiones. El primer trabajo de Am Battom, que a su vez tiene como padres a estos músicos amantes del espacio como concepto literal y metafórico. Los penquistas hacen constantes alusiones al cielo e invitan a la contemplación del infinito como un ejercicio habitual, aunque tanto embeleso también es la máscara para hablar sobre asuntos tan mundanos como el amor hacia una mujer, como hacen en ‘Nébula’, el tema que abre el disco. Una canción que parte anunciando lo que viene durante la próxima media hora: atmósferas, capas de sonidos y una búsqueda de amplitud que sólo es interrumpida cuando la voz encauza los esfuerzos.

Otra idea durante la placa es mencionada en los agradecimientos del álbum y aunque no existe otra referencia explícita a ella, es crucial para lograr una mejor aproximación a esta propuesta: el estado esplín. Una condición anímica que entrecruza la melancolía con el tedio y la abstracción, para germinar en un estado especial de la conciencia, ampliamente difundido y desarrollado por los poetas post-románticos del siglo antepasado, especialmente Charles Baudelaire. La música de la banda, emparentada con todo lo que ha ocurrido desde Bark Psychosis hasta Congelador, aspira justamente a la consecución de esta personalidad. Un toque enigmático, apreciable claramente en ‘Abismo’ y ‘Urban Vafur’, las dos instrumentales de la placa.

Grabado en su mayoría en Estudios Triana -con Gonzalo González- y enriquecido de forma casera por Alex Unión, “Borealis” avanza firme en la búsqueda de melodías mejor definidas que las planteadas en “Arousal”, su único largaduración bajo el nombre de Fosfeno. La dulzura e inmediatez de ‘Vuelve Arcadia’ se contraponen a la lentitud de ‘Agónica’, pero ambas consiguen ser los momentos más accesibles de un disco que, al igual que su arte, hace de la yuxtaposición de elementos una doctrina. Como bien plantean los mismos Am Batton en el digipack: “El ruido es la acumulación de silencios”.

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