Fundaron el rock chileno, desaparecieron durante 40 años y hoy regresan con material nuevo. En vez de optar por el camino fácil del revival, Los Mac’s vuelven a apostar por lo más riesgoso, con la seguridad de que el tiempo siempre les ha dado la razón.
“Turn around, turn around, turn around / You may come full circle and be new here again”, dice el cantautor estadounidense Bill Callahan en ‘I’m new here’, un tema que firmó bajo el seudónimo Smog y que luego fue versionado por el veterano Gil Scott-Heron en su regreso a la música tras hundirse en el anonimato. Willy Morales, principal compositor del grupo Los Mac’s, ahora también podría hacerla suya. “Yo soy súper novato ahora, no conozco nada, estoy recién empezando”, afirma sonriente. 42 años después de haber lanzado su último disco (un álbum homónimo que la banda no recuerda con cariño), el grupo está presentando un nuevo trabajo, titulado apropiadamente “El tiempo es lo de menos”.
La carátula del CD, autoeditado a fines de 2010, muestra una ilustración del cuento de Rip Van Winkle; la clásica historia de un aldeano que toma una siesta de dos décadas en el bosque y que retoma su vida luego de despertarse. Aunque el letargo del ensamble duró el doble que el del ficticio personaje, la banda se sintió identificada con este lirón de fantasía, que abrió los ojos y quedó perplejo al notar los cambios del entorno, al igual que ellos. “Lo primero fue darnos cuenta de que ya no hay casas disqueras acá, lo único que vende es Américo. Aparte, cuando la banda se disolvió, Chile era del tercer mundo y ahora es de una especie de segundo mundo”.
A fines de 1968, Los Mac’s viajaron a Italia para instalarse y su periplo por la bota terminó con los cuatro miembros del grupo tomando caminos separados y perdiendo paulatinamente el contacto entre sí, excepto los hermanos Mac-Iver (Carlos y David), los fundadores del grupo. Los reencuentros previos a la reformación fueron escasos y esporádicos. Willy Morales cuenta: “En 1978 vine de visita a Chile y vi a nuestro ex manager, Andrés Morales, que me contó que los Mac-Iver estaban en Valparaíso, presentándose como Los Mac’s, en un local llamado La Gallina Clueca. Los fui a ver y daba pena, los acompañaban otros músicos y hacían covers de los ’60. Temas de Elvis, nada que ver. Y casi no había público”.
Esa noche, si bien no conversaron en detalle, Morales subió al escenario a improvisar con sus ex compañeros de batalla, pese a considerar un error que usaran el nombre de una banda que ya era parte del pasado y que según él sólo le pertenecía a los originales, disueltos luego de fracasar en Europa. En una entrevista con Gonzalo Planet, publicada en el libro “Se oyen los pasos”, el compositor asegura que “si tuviera que juntarme con Carlos, David y Eric (Franklin, el único ausente en este regreso) yo no haría a Los Mac’s, absolutamente. Cambio el nombre del grupo y hacemos otro tipo de música”. Hoy explica que sus palabras no fueron comprendidas del todo. “Lo que pasa es que cuando dije eso, los de la Nueva Ola estaban juntándose a hacer revival y mi punto es que yo no pensaba volver con nadie sólo para reproducir temas viejos”, aclara.
“Por eso no es tan raro que Los Mac’s hayamos regresado con un disco nuevo. Para hacer versiones de The Dave Clark Five o The Beatles, prefiero mi casa, con mis amigos. Tampoco nos interesan los tributos. Y tenemos material para otro álbum, canciones mejores que las que aparecen en “El Tiempo es lo de Menos””, adelanta con vehemencia. Sin embargo, antes de que se fraguara esta reencarnación, Willy Morales confiesa haber pasado por una sequía creativa como autor. Un bloqueo que llevaba cerca de cinco años sin permitirle producir alguna obra de calidad o que, al menos, reportara ingresos. Todo un dilema para alguien que basó su estadía en Europa en vivir de los derechos de autor, vendiéndole canciones a intérpretes del Viejo Continente. “Hay un tema famoso de Serrat, muy autobiográfico, que se llama ‘No hago otra cosa que pensar en ti’ y dice “nada me gusta más que hacer canciones / pero hoy las musas han pasado de mí / andarán de vacaciones”. Eso mismo me estaba ocurriendo”.
Hasta que un día del año 2008, en su casa de Milán, Morales recibió una carta de puño y letra de David Mac-Iver. Contenía un poema y una sugerencia:“si te vuelve la locura, ponle música”. El texto estaba en inglés y fue una invitación para que el atribulado Willy se instalara en el piano. “Fue genial porque la dejé por varios días, todavía estaba bloqueado y no me venía nada a la cabeza… soy el peor crítico de mí mismo, cuando escribo cosas malas, las dejo y las borro porque no me importan. Pero, de repente, empezaron a salir las canciones, una detrás de otra”, cuenta. Finalmente, la letra fue traducida al español y se transformó en “La llamada”, la pista inaugural de “El tiempo es lo de menos”.
“Mi idea original era hacer una ópera rock sobre nosotros, pero David lo encontró muy pretencioso y tenía mucha razón, porque nos fuimos sin avisarle a nadie y ahora volvimos igual. Necesitamos encontrar al sujeto para hacer la obra, como “Evita”, “Jesucristo Superestrella” o “Tommy” de The Who. No podemos hacer algo conocido a nivel local, tiene que ser universal. Quedaron algunos temas de ese proyecto, en todo caso, como “La llamada”, que es nuestro reencuentro; ‘Fabula’, la idea de la partida a un mundo desconocido, Europa, y ‘El Viaje’ (canta la letra, “fue de pronto el viaje sin explicación”), que es cuando ya nos habíamos ido a Italia”, detalla el autor principal del álbum.
“El tiempo es lo de menos” es el resultado de un año y medio de trabajo, sólo interrumpido por el terremoto del 27 de febrero de 2010, entre cartas y visitas semanales de David Mac-Iver a la casa de Willy Morales. Carlos, el bajista, se integró cuando las labores se trasladaron al estudio La Casa de Ladrillo en Villa Alemana, donde la banda registró íntegramente el largaduración. En el álbum, conviven varias de las influencias que Los Mac’s fueron procesando en su tiempo distanciados, como Chet Baker (ver recuadro) en ‘Almost all the time’, el romanticismo italiano en ‘Otra poesía’ o el blues de Nueva Orleáns en ‘Lazy man blues’, inspirada en gran medida por Rip Van Winkle.
Conscientes de su propio legado, del que son herederos desde Santos Dumont hasta Los Bunkers, Los Mac’s no olvidan “Kaleidoscope Men” (1967), su obra cumbre. Considerado hoy el “Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band” nacional, el más famoso elepé de la banda comparte –premeditadamente- dos características con la flamante quinta entrega de la banda. Una es la inclusión de una pieza instrumental, porque así como hace 41 años editaron el clásico ‘El evangelio de la gente sola’, ahora lanzan ‘Pasaje a Rigel’; la otra es un tema (‘Lazy man blues’) de autoría compartida con Juan Mateo O’Brien de Los Vidrios Quebrados, otros seminales del rock chileno, autores del disco “Fictions”, que –en la lógica de las comparaciones- sería una suerte de “Pet Sounds” para “Kaleidoscope Men”, debido a su aparición previa y posterior influjo en el cuarteto de Valparaíso.
“Actualmente, hay temas de ese álbum en nuestros conciertos, porque nunca lo tocamos en vivo en su momento. Recién estamos haciéndole promoción ahora, con más de 40 años de atraso. Tuvimos que aprender de nuevo los acordes”, cuenta Willy Morales. El show del grupo en la última edición de Rockódromo fue un éxito, además de una oportunidad para ponerse al día con el pulso contemporáneo, viendo a gente joven sobre el escenario. “Las Lilits son sensacionales. Yo quiero que sean nuestras teloneras”, afirma el compositor. Para el reformado ensamble, la retroalimentación en vivo es un tema importante, porque el futuro de Los Mac’s ha vuelto a ser un libro abierto y el público, su tinta. Ellos, al menos, anhelan continuar. “No sé cuánto tiempo me quedo en Chile, eso está condicionado a cómo nos vaya. El 31 de mayo parto un mes a Italia, para llevar el disco y presentarlo allá. Pero tengo pasajes de ida y vuelta, yo sigo con la idea de hacer una ópera rock”.
SON RUMORES
Muchas anécdotas sobre Willy Morales y Los Mac’s han sido reproducidas una y otra vez por investigadores del rock chileno. Sin embargo, el músico aclara que la mayoría no son ciertas. Cuenta la leyenda que La Sangría, proyecto que formó con David Mac-Iver tras la disolución del grupo, teloneó a los Bee Gees en Italia. “Estábamos listos, pero nos tuvimos que ir de gira con (el cantante italiano) Gino Paoli, porque éramos su banda de acompañamiento, así que nunca alcanzamos a tocar con ellos”, desmiente.
“Otra historia es que soy pariente de Richard Wagner (famoso compositor docto alemán), por el lado de mi madre, pero ese apellido es tan común en Alemania que lo más seguro es que no estemos relacionados. Es una historia familiar. Después descubrí que sí éramos parientes de los Doggenweiler. La Karen no tiene idea”, explica risueño.
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