Lollapalooza fue concebido por Perry Farrell, vocalista de Jane’s Addiction, y otros colaboradores como la despedida oficial de la banda, que se realizaría a modo de tour itinerante en diversas ciudades de Estados Unidos. La idea de viajar y tocar en diferentes partes estaba motivada por la intención de marcar una diferencia con otros festivales (el esporádico y recordado Woodstock, por ejemplo). Desde el inicio, en la gestación de la mera idea, el evento buscó su propia identidad y la elección de su nombre fue el primer indicio de que todo alrededor de esta fiesta sería especial.
La palabra Lollapalooza, un arcaísmo (es decir, un término en desuso por su antigüedad) del inglés estadounidense, calzaba perfecto con el aura que sus creadores pensaban darle al evento. Su significado: “algo o alguien excepcional, fuera de serie”. Dicho y hecho, en julio de 1991, entonces, la primera edición del certamen se llevó a cabo con un cartel que hoy parece humilde, en comparación a la fastuosidad adquirida por la marca con el paso de los años.
De sólo dos escenarios -el más pequeño con apenas un número- constó la versión inaugural del festival, encabezada por los propios Jane’s Adciction en plan de despedida. Entre los otros nueve invitados, destacaban los señeros Siouxsie and the Banshees, unos jóvenes aún Nine Inch Nails y otras figuras en buena forma como Living Colour y Violent Femmes. Fue en el proceso de hacerle promoción a esta caravana rockera que Farrell acuñó el concepto que marcaría por siempre a Lollapalooza: “nación alternativa”
Sabiamente, el músico supo concentrar el etos de la juventud a la que apuntaba y logró hacerla sentir integrada, parte de algo especial. El planeta entero estaba presenciando el auge del rock alternativo como una propuesta contracultural y sincera frente a la estética oficializada del momento, que consideraba demasiado plástico todo lo ocurrido a nivel popular durante los ’80. Así, Lollapalooza se transformó en sinónimo y emblema de esa generación de personas que veía un dios en Kurt Cobain y que necesitaba ser acogida.
Con un crecimiento exponencial, en la medida en que lo alternativo se iba popularizando, la creación de Farrell volvió a la carga sucesivamente entre 1992 y 1997. Sobre su escenario podían pasar platos fuertes de la categoría de Pearl Jam (en su mejor momento, tras editar el mítico Ten), Red Hot Chili Peppers (con “Blood Sugar Sex Magik” bajo el brazo) y otros como Rage Against The Machine, Beastie Boys o Green Day. Todos en el pináculo de sus carreras, mezclando éxito de crítica con ventas multimillonarias.
Pero Lollapalooza, además, siempre consideró a bandas y solistas menos masivos en su cartel, para seguir concentrando el zeitgeist de la llamada Generación X. Por ejemplo –y sólo por nombrar algunos-, en 1992 tocó Café Tacuba; en 1993, Unrest; en 1994; Stereolab y en 1995, Hum. Ninguno de ellos tuvo jamás estatus de superestrella en Estados Unidos, pero todos eran fieles representantes de lo que el certamen proponía: calidad artística, ambiente agradable y la posibilidad de vivir una experiencia que de seguro sería parte de la historia años más tarde.
Junto a la música, el festival supo incorporar otras ramas relacionadas –de una u otra forma- con la ideología alternativa que intentaba representar y los intereses del público que acudía en masa a cada una de sus jornadas. Así, aparte de los grupos y músicos en solitario, la gran fiesta abrió sus puertas a decenas de actividades paralelas como stands de grupos medioambientalistas, tatuadores, espectáculos circenses, debates políticos y hasta lucha libre. Un esfuerzo mancomunado por ser inclusivos y capturar de la mejor forma posible el aura de una época cuyo esplendor fue corto, pero intenso.
Al primer atisbo de desgaste de este imaginario, el fallecimiento de Kurt Cobain en 1994 (año en que Nirvana estaba pactado como plato de fondo), Lollapalooza se manifestó invitando a la viuda Courtney Love al escenario durante varias ocasiones. Fue la cruza entre el éxodo de los fundadores de lo alternativo y la llegada a raudales de personas que se enteraban de este mundo –cada vez menos paralelo- mediante medios oficiales. Luego vendría la polémica inclusión de Metallica en 1996 (considerados muy mainstream por los fundamentalistas) y una edición 1997 cargada a la electrónica y el rap (protagonizada por The Prodigy, Orbital, Tricky, Snoop Dogg y los hermanos Julian y Damian Marley). Crónica de una muerte anunciada para el certamen, que ese mismo 1997 desapareció al igual que el rock alternativo.
Seis años después, un intento por revivir Lollapalooza se llevó a cabo sin mucho éxito comercial y un plantel que evidenciaba el cambio de los tiempos. Quizás demasiado. Estaban en el escenario principal Jane’s Addiction (en su tercera encarnación), Audioslave (ex Rage Against The Machine con un ex Soundgarden), Queens of the Stone Age (con un ex Kyuss a la cabeza) y A Perfect Circle (liderados por un miembro de Tool), entre otros. Para el año siguiente, 2004, la venta de entradas resultó tan baja que el evento fue cancelado.
Sin embargo, la inventiva de Perry Farrell reformuló su querida creación como un festival a realizarse en un lugar único: Chicago. Un éxito inmediato, que vio cómo resurgía el interés del público en Lollapalooza, convertido ahora en un magnífico evento con cinco escenarios y otro extra (Kidzapalooza) pensado en los hijos de los asistentes. Ahora, los miembros de la Generación X se encontraban cara a cara con sus descendientes, más eclécticos y asociados a otra palabra: indie. En 2004, Dinosaur Jr. convivía en el mismo cartel con Arcade Fire, y casos similares han venido ocurriendo desde aquel regreso hasta ahora. En su última edición, Lollapalooza se amplió a siete stages –sin contar la tarima infantil- en tres días de actividad que contemplaron la aparición de Lady Gaga, MGMT, Social Distortion y Devo, entre muchísimos otros.
Ya convertido en una institución, el certamen anunció en 2010 su expansión internacional, con Chile como parada número 1. Farrell estuvo en nuestro país durante el festival Maquinaria de octubre pasado, tomando nota sobre la aptitud del país como anfitrión para un suceso de categoría y calidad mundial. Un examen del que salimos airosos, porque el premio es esta primera versión de Lollapalooza realizada afuera de Norteamérica (sin contar a Canadá, país al que -por cercanía- llegaba el espectáculo en su época itinerante). Por fin, después de años de observar con envidia, somos parte del circuito de shows de este tipo, que ven en suelo patrio una tierra llena de promesas.
SÁBADO 2 DE ABRIL
ESCENARIO COCA-COLA ZERO
(12:00 a 12:45)
Avalada por el inusitado –en estos tiempos- éxito discográfico de su debut, “Muérdete La Lengua” de 2007, y todos los hits radiales que produjo (‘Afortunada’, ‘Dulce’ y el tema homónimo del álbum) Francisca Valenzuela será una de las encargadas de abrir los fuegos en Lollapalooza. Figura nacional destacada en el extranjero como embajadora del nuevo pop chileno, la solista no sólo se valdrá de éxitos probados para su paso en Lollapalooza, sino que además promete mostrar las canciones de su flamante segunda placa, “Buen Soldado”. El reciente largaduración de Valenzuela le ha valido comparaciones con Julieta Venegas, por la calidad de sus composiciones, y ha expandido los horizontes de la cantautora quien, además de ser una figura juvenil icónica en Chile (U2 la invitó a su show en el Estadio Nacional), muestra que es capaz de tratar otros tópicos, fuera del amor y el despecho de su ópera prima. Ahora, la chilena amplía sus temáticas para hablar sobre envejecer o dedicarle un tema a Salvador Allende. Una muestra más –como si hicieran falta- de que posee los argumentos necesarios para justificar ser considerada en el cartel del festival, en su primera edición en Santiago.
(13:45 a 14:45)
A falta de masividad, los británicos Steel Pulse ofrecen experiencia al por mayor y un culto fiel en el nicho del reggae. 36 años de carrera son la máxima credencial que ostenta esta verdadera institución del sonido jamaiquino, que cuenta con 11 discos de estudio (el último de ellos, “African Holocaust”, fue editado en 2004), decenas de apariciones en compilados y un historial de soporte incondicional a causas sociales como la lucha contra la discriminación racial o -más recientemente- la mejora de las condiciones vitales en Haití. La presentación del grupo en Lollapalooza será un desfile de conciencia, vibración y buena música de parte de sus eximios integrantes.
(16:00 a 17:15)
Que hayan sonado en los ’90 en radios chilenas, hasta el cansancio, con sus hits ‘Say Something’ y ‘She’s a Star’, sólo para después perderse del radar masivo no quiere decir que James sea una banda de poco repertorio o un plato liviano de Lollapalooza. El grupo británico, con 29 años de carrera (aunque un paréntesis entre 2001 y 2007) acumula méritos de sobra para subirse a cualquier escenario del mundo. Y no llegan mirando por el espejo retrovisor, sino con el brío que entrega contar con nuevo material: los minidiscos ‘The Night Before’ y ‘The Morning After’, ambos aparecidos el año pasado. Otros diez álbumes y lanzamientos varios avalan que hay currículum y motivos de sobra para no perderse su show.
(18:15 a 19:30)
El mito dice que las bandas foráneas nunca –o muy pocas veces- llegan en su mejor momento a Chile, pero The National viene a Lollapalooza a descuartizar esa creencia. Con la salida en 2010 de “High Violet (su quinto álbum”), la banda estadounidense confirmó su estatus como uno de los grupos que mejor ha sabido combinar excelente crítica con lucrativos resultados comerciales. Debutaron en el tercer lugar de la lista principal de Billboard, mientras toda la prensa (desde BBC hasta Pitchfork) se rendía a sus pies. Con casi medio millón de copias vendidas de su última entrega, The National estará por primera vez en Santiago para coronar su período más exitoso en 12 años de carrera.
(21:00 a 23:00)
La presencia de The Killers en Lollapalooza es histórica, no porque sea la primera venida del grupo (han estado antes acá, en noviembre de 2007 y en el mismo mes de 2009), sino porque la banda de Las Vegas eligió volver a los escenarios en Chile. A comienzos del año pasado, el cuarteto estadounidense optó por tomar un descanso, tras la racha ininterrumpida de éxitos que significó la edición de sus tres primeros álbumes: “Hot Fuss” (2004), “Sam’s Town” (2006) y “Day and Age” (2008). Una tripleta de la que se desprendieron sencillos de alta rotación en medios, desde el inicial ‘Somebody Told Me’ hasta ‘The World We Live In’, pasando por neoclásicos como ‘Mr. Brightside’ y ‘When You Were Young’. El arrollador éxito del grupo, que superó las 15 millones de copias vendidas pese a la crisis en la industria disquera, fue comprobado en terreno durante sus dos visitas anteriores, en las que el público nacional se rindió a sus pies. En gran medida, la especial devoción de los fans chilenos fue una razón que motivó esta tercera visita, que encuentra a la banda en buen pie, con el cantante Brandon Flowers desarrollado también como solista (editó en septiembre pasado su ópera prima en solitario, “Flamingo”) y el batero Ronnie Vanucci Jr. siguiéndole los pasos. De hecho, en los días previos a la visita, fue reportada la estadía del percusionista en Londres, dándole forma a su primer disco personal. Si bien The Killers no llegan a Santiago con repertorio nuevo, sí vienen con un show lleno de éxitos probados, que dejan patente su estatus de ídolos generacionales, y la experiencia de tres giras planetarias (una para cada lanzamiento) que fueron un éxito de taquilla. Y ahora, luego de haber pasado un año sabático, los cuatro miembros del ensamble del estado de Nevada se reencuentran sobre el escenario de Lollapalooza, en su primera edición chilena. Una reunión que es un evento en sí mismo.
ESCENARIO CLARO
(12:45 a 13:45)
Convertidos prácticamente en un número internacional, Los Bunkers tocan en Lollapalooza como antesala a su viaje a Estados Unidos. En el país norteamericano, el quinteto chileno se presentará en el festival Coachella, uno de los más famosos e importantes del mundo, en el que también estarán Kanye West, Cold War Kids y Cansei de Ser Sexy, entre otros. La banda es la única agrupación chilena presente en aquel certamen y acá son uno de los platos inaugurales de la versión nacional del evento creado por Perry Farrell. Con una discografía iniciada en 2001 con la edición de su debut homónimo y otros cinco álbumes a su haber, el conjunto penquista posee una de las carreras más sólidas que el rock criollo recuerda en la última década, marcada por una constante profesionalización y por su éxodo a México, donde sentaron residencia fija. En su última entrega, “Música Libre” de 2010, producida por Emmanuel del Real (más conocido como Meme y parte de Café Tacuba), los penquistas rinden tributo al trovador cubano Silvio Rodríguez y reivindican su figura como bastión del imaginario popular. Atrás quedaron las comparaciones con Los Tres, hoy Los Bunkers sólo se miden al mirarse al espejo y lo que ven es, desde ya, parte imborrable de la historia del rock chileno.
(14:45 a 16:00)
Emblema del hip-hop de los ’90, Cypress Hill es una de las bandas más famosas y respetadas del género, desde su formación en 1988. Dignos de aplauso por su resiliencia férrea, el grupo ha sabido reinventarse desde su inicial –e imprescindible- placa homónima hasta el reciente “Rise Up” de 2010, con colaboraciones de Tom Morello (guitarrista de Rage Against The Machine), Mike Shinoda (Linkin Park) y hasta Pitbull y Marc Anthony. Entre medio, varios singles exitosos (como los clásicos ‘Insane in the Brain’ o ‘Tequila Sunrise’), flirteos con el aggrometal e incluso un álbum en el que se atrevieron a rapear en español, pese a no dominar por completo el idioma. Síntomas de un coraje que los miembros del cuarteto piensan mostrarnos cuando suban al escenario de Lollapalooza en su primera jornada.
(17:15 a 18:15)
Favorito de los surfistas, tal como su amigo personal Jack Johnson, Ben Harper es uno de esos músicos que genera seguimiento por donde sea que pasen sus canciones y que tiene público en cualquier parte del mundo. Su impronta amable, voz privilegiada y estilo relajado han sido sus marcas de fábrica desde que comenzó a editar discos en 1992, con “Pleasure and Pain”. Además de sus éxitos como solista (giras extensas, buenos resultados comerciales y reconocimiento mundial), ha labrado prestigio como versátil colaborador de Pearl Jam, la brasileña Vanessa Da Mata y los sobrevivientes de INXS. Su última sociedad se llama “Fistful of Mercy”, un trío junto a Dhani Harrison (hijo del mismísimo George) y Joseph Arthur, ahijado artístico de Peter Gabriel.
(19:30 a 21:00)
Deftones son la última y más actualizada definición de eso que llamamos segundo aire. Desalentados desde el accidente automovilístico que dejó a Chi Cheng, su bajista fundador –y entrañable amigo personal-, en un estado de coma del que aún no se recupera, los restantes miembros del grupo estadounidense estuvieron a un paso de tocar fondo. Cuando aquella lamentable eventualidad (ocurrida en noviembre de 2008) tocó a su puerta, la banda estaba en pleno proceso de avance en “Eros”, el que sería su eventual nuevo lanzamiento y el sucesor de “Saturday Night Wrist” de 2006. Todo quedó detenido desde el punto de inflexión que significó un miembro menos, la guinda de la torta en un ambiente que ya estaba enrarecido por el divorcio del cantante Chino Moreno y que probablemente daría como resultado un disco transicional. Sin embargo, con la inclusión –todavía no oficializada como permanente- del bajista Sergio Vega (miembro de los recordados neoyorquinos Quicksand y cercano al grupo), Deftones volvió a cobrar vida. Con un músico invitado, pero Chi Cheng en sus corazones, los de Sacramento grabaron “Diamond Eyes”, un sexto disco que entró directo a la pelea como el mejor de su catálogo, junto al esencial “White Pony” de 2000 o el debut “Adrenaline” de 1995. Producida por Nick Raskulinecz, asesor de Foo Fighters, Rush, Marilyn Manson y Danzig (entre muchos otros) y sindicada como uno de los mejores lanzamientos del año pasado, la placa es –en efecto- el segundo aire de Deftones. Y también, por qué no, el inicio de su reconocimiento como una verdadera institución. Lo que tendremos la oportunidad de presenciar en Lollapalooza es, a todas luces, un show para atesorar en la memoria.
ESCENARIO TECH (TEATRO LA CÚPULA)
(12:00 a 12:30)
“Hellrock” (1999), “Lo Errázuriz Tornados” (2003) y “Round 3” (2007) fueron los discos que sentaron el precedente y la advertencia: cuidado con Devil Presley porque esta banda, de verdad, es peligrosa. La aparición el año pasado del álbum “Relámpago” sólo le echó leña a la hoguera de estos santiaguinos que, enfundados en sus guitarras y en ráfagas de actitud desafiante, comprobaron que no sólo pueden sonar como unos Hellacopters chilenos, sino que también dominan la experticia necesaria para forjar canciones que se adhieren al recuerdo y que bien podrían ser himnos de una barra brava. Consentido en medios especializados en rock, el cuarteto ha sido pasado por alto por una prensa musical que todavía le teme a la dureza de una postura que, finalmente, es cien por ciento autenticidad e integridad artística. Fieles a su discurso, que no hace concesiones con nadie, Devil Presley ganaron el derecho a tocar en Lollapalooza en un concurso organizado por la plataforma Rockaxis, en el que vencieron a otros grupos a base de potencia y calidad a toda prueba. “Si te vendes a cosas que sabes que no están bien, la chispa te abandonará y te dejará bien solo, como le pasó a Metallica o a Maiden, que se han podrido después de ser bandas increíbles. Hay que ser siempre consecuentes”, aseguran.
(12:45 a 13:15)
Desde su aparición, a fines de 2009, el grupo Astro no ha hecho más que generar comentarios por donde sea que pase. Dicen que no existe la mala prensa y ellos podrían ser un ejemplo de esta máxima, porque -entre tanta retroalimentación- más de alguna estocada recibieron por su extremo parecido a MGMT (los acusaron de ser meras copias del dúo estadounidense) e incluso por su origen social supuestamente privilegiado. Pero acá están, en Lollapalooza Chile, considerados como una de las cartas más exportables del creciente menú que ofrece el pop chileno. Y no es mera especulación. “Le Disc De Astrou”, su EP debut (liberado online en primera instancia), fue editado en formato físico –y de lujo- primero en México y meses después apareció en nuestro país, gracias a una alianza entre Discos Tue Tue y Discos Río Bueno, etiquetas nacionales a considerar en el actual panorama criollo. Los resultados pueden ser chequeados en terreno, cuando la banda toca en vivo y llena (incluso con gente que corea sus canciones, pegajosas hasta decir basta) o en Google, donde es fácil encontrar las elogiosas reseñas que los nacionales cosechan en el extranjero. Mientras esperamos la anticipada salida de su primer largaduración, Astro nos mostrará adelantos del material, así como también repertorio ya conocido, en su presentación en el importado certamen.
(13:30 a 14:00)
Fueron la sorpresa chilena de 2010 y todavía están viviendo los efectos de su alzamiento como figuras importantes del indie local. Dënver, dúo de San Felipe formado por Milton Mahan y Mariana Montenegro, ex novios (así como The White Stripes chilensis en clave pop) que decidieron no abandonar su unión creativa y viajar a Santiago para probar suerte. Con ella como estudiante y él como vendedor de donuts en un local, editaron su debut “Totoral” (2008, mediante la desaparecida etiqueta Neurotyka) e inmediatamente ganaron reacciones ante su impronta dulce, influenciada por el catálogo del sello español Elefant Records (acústico, voz femenina y otra serie de rasgos en común) y fueron teloneros en la visita del sueco José González. Sin embargo, fue a fines del año pasado cuando la pareja dio el golpe de gracia con la liberación a través de internet del disco “Música, Gramática, Gimnasia”, bajo el alero de Sello Cazador. Producido por el Rey Midas criollo, Cristián Heyne, el mismo que asesoró “Mena” de Javiera Mena y “Audiovisión” de Gepe y que acumula un respetable prontuario de éxitos previos, el álbum se tomó toda la blogósfera melómana como tema obligatorio de análisis y después disparó su prestigio hacia el extranjero. Estrellas en proceso de construcción como embajadores de Chile en Lollapalooza.
(14:15 a 15:00)
La reina madre del hip-hop chileno no podía estar ausente en Lollapalooza o su nombre hubiera penado cada vez que un nacional subiera al escenario. Así de simple. Y es que Ana Tijoux, la ex Makiza a quien conociéramos a fines de los ’90, vive el mejor momento de su carrera tras la edición en 2009 del disco “1977”, su regreso a la raíz del boombap y a una escuela más clásica del rap, tras su previo debut solista, “Kaos”, una obra a la que ni siquiera ella recuerda con cariño, pese a obtener una recepción más que digna. Con energías renovadas, la solista reforzó la alianza que tiene con tres colaboradores de lujo (Foex, Hordatoj y DJ Dacel) para fraguar el último gran éxito del hip-hop criollo, nominado incluso a un Grammy, honor siempre esquivo para músicos nacionales. Con ese elepé bajo el brazo, vimos a Tijoux reposicionada en la palestra que le pertenece y cosechando nuevos acólitos como el mismísimo Thom Yorke, el cantante de Radiohead, quien recomendó el single homónimo del álbum a viva voz en internet y la destacó entre sus artistas de cabecera. Un hito que ayudó a disparar las ventas de 1977 en el mercado latino, donde la MC compitió codo a codo con reggaetoneros famosos en el anexo urbano de Billboard. Con semejantes credenciales, y un reciente mixtape gratuito, el show de la rimadora en Lollapalooza es un imperdible instantáneo.
(15:30 a 16:30)
Son una de las sensaciones de la música colombiana contemporánea y ya dieron un show en Santiago que dejó a todos los asistentes transpirando. Bomba Estéreo llega a Lollapalooza asegurando fiesta y entrega en vivo, con dos discos (“Polen” y “Estalla”) y un reciente EP (“Ponte Bomb”) que son, efectivamente, explosiones de ritmo y sabor. El conjunto es la pólvora bailable que cualquier festival necesita, y ya lo saben los organizadores de otros certámenes a nivel mundial (como SXSW o Bonaroo), quienes ya han requerido los servicios de esta máquina latina. Diversión asegurada y comprobada científicamente.
EDWARD SHARPE & THE MAGNETIC ZEROS
(17:00 a 18:00)
Edward Sharpe nació como un personaje ficticio, para un proyecto literario del cantante Alex Ebert; pensado como un mesías con la misión de salvar la humanidad, que terminó cayendo en el hedonismo. Pero el inventó acabó convertido en disco (“Up From Below” de 2009) y en banda. Y qué banda, con 10 músicos como miembros estables, sin contar a los invitados que aumentan la cantidad. Desde Los Angeles, California, un verdadero ensamble de folk independiente para ampliar el espectro de Lollapalooza.
(18:30 a 19:30)
Fredrik Saroea y Ketil Mosnes son Datarock. Proyecto noruego de música bailable, pero con actitud rockera y mirada siempre atenta al punk y post punk. Es decir, una propuesta para divertirse, pero con sustancia. El elemento lúdico en la apuesta del dúo está presente en su estética y también en sus canciones, como la escalofriantemente adhesiva ‘Fa-Fa-Fa’, incluida en el álbum “Datarock Datarock” de 2005 y de sucesivas apariciones posteriores en comerciales, películas, series de televisión y videojuegos. Su última placa es “Red” de 2009, pero a Lollapalooza vienen con una carta bajo la manga: el novísimo single ‘Catcher in the Rye’, un adelanto de su próximo trabajo.
(20:00 a 21:00)
Cansei de Ser Sexy lleva seis años haciendo bailar al mundo con su impronta descarada y entregada cien por ciento a la celebración. En su primera visita a Chile, que sería en formato DJ set, pasaron el susto de sus vidas cuando les tocó experimentar en carne propia el terremoto del 27 de febrero de 2010, que implicó la postergación del evento. Pero su venganza llegó en el festival Maquinaria en octubre pasado, cuando por fin pudieron tocar en vivo y mostrar las canciones de sus dos discos (el debut homónimo de 2005 y “Donkey” de 2008). Ahora, en Lollapalooza, los brasileños vienen sin repetir ni equivocarse, porque preparan la edición este año de su tercera entrega y de seguro seremos testigos de cómo el grupo liderado por la carismática Lovefoxxx adelanta material del venidero elepé.
ESCENARIO LG (MOVISTAR ARENA)
(12:00 a 12:30)
El DJ chileno Daniel Carcur es, tal vez, el artista menos conocido de Lollapalooza. Pero, lo que algunos podrán ver como un problema para el cartel del festival, que supuestamente debería contener sólo números de renombre, en realidad es una de las mejores muestras del espíritu original del certamen. Desde su génesis, Lollapalooza siempre intentó promover el eclecticismo y propuestas para los oídos de la gente, además de platos fuertes y bandas ya probadas con éxitos seguros. Ital, nombre artístico de Carcur, partió haciendo música a los 13 años, hasta que conoció el psytrance (variante electrónica que se enfoca en la hipnosis del beat) y desde entonces ha sido uno de sus cultores. Junto a otro nacional, Andrés Rodillo, fundó el proyecto Metatron, para luego arrancar su camino en solitario el 2004. Bajo el nombre de Ital, editó el disco “Spiritual Vibes” en 2008 y desde entonces no ha parado de recorrer festivales de todo el orbe. Sus paradas han sido, entre otras, Inglaterra, Alemania, Portugal, Suiza, Dinamarca, Republica Checa, Brasil, Mexico, Austria, Italia, Escocia, Argentina, Bolivia y Ecuador.
(12:45 a 13:30)
“Ser un aporte a una renovación cultural de las vanguardias musicales de Chile”. Según DJ Sien, ése es el fin de New Kids on the Noise, proyecto iniciado como una pareja junto a DJ Dzol, quien dejó al dúo convertido en solista con su partida a fines del año pasado. Desde su fundación y comienzo, como pareja con cuatro tornamesas y botoneras de samplers, este emprendimiento ha sido uno de los más exitosos al momento de animar fiestas y acumular compromisos en su agenda. Grito y plata, New Kids on the Noise también consiguió experiencia musicalizando el disco debut del dúo de MCs Neptuno, donde ya evidenciaban sus diferencias al tomar cada uno un disco de aquel lanzamiento doble, en vez de trabajarlo juntos. Tras la salida de Dzol, sin embargo, su ex colega DJ Sien no perdió el ímpetu y comenzó a trabajar en la coronación de dos años de trabajo continuo (llegaron a tocar más de 10 veces por semana) y de forzar las posibilidades del tornamesismo: un largaduración propio. Anunciado para este año, del disco ya existe un adelanto gratuito en internet, pero la posibilidad de presenciar su show en Lollapalooza es, por lejos, la mejor manera de hacerse una idea sobre cómo viene la mano con este esperado elepé.
(13:45 a 14:30)
DJ Raff es evolución en estado puro. Desde su rapero inicio como colaborador de Tiro de Gracia y fundador de La Frecuencia Rebelde a mediados de los ’90, pasando por su dueto junto a la privilegiada voz de Solo Di Medina, hasta su actual etapa como músico más ligado a la electrónica que al hip-hop propiamente tal. Reconocido como uno de los mejores y más conocidos dejotas chilenos, ha inscrito su nombre en colaboraciones con proyectos tan diversos como Los Mismos, Chancho en Piedra, Makiza y La Floripondio, de las que siempre ha salido airoso gracias a la experticia obtenida mediante años de circo y obsesivos ensayos. Esfuerzo que lo ha premiado con la posibilidad de viajar a otros países (Inglaterra, México y Francia) a mostrar su música, que ahora lo tiene viviendo en Barcelona, aunque no se olvida de Chile, donde es requerido en diversas fiestas y locales cada vez que inicia una estadía. Rafal Pérez, su verdadero nombre, tiene a su haber tres lanzamientos en solitario (“Raffolution” y la primera y segunda parte de “Travelling Partners”, ambas de edición gratuita y online) y varias apariciones en compilados. Una de las últimas, en el recopilatorio Andes, lo muestra en su salsa: jugando con los beats. Lo mismo que piensa hacer en Lollapalooza.
(14:45 a 15:30)
Primero fue Bitman a secas, luego DJ Bitman y ahora Latin Bitman. Lo cierto es que José Antonio Bravo, su nombre de pila, ha sido un tipo inquieto desde que lo conocimos haciendo dupla junto a Roban (Christian Powditch, insigne de la electrónica chilena), con quien editó tres discos (“Hurtos”, “Robar es natural” y “Música para después de almuerzo”). Pero ya entre medio de ese experimento, el músico se dio el tiempo para hacer un primer intento solista, con el álbum “Sunset Beats” de 2003, cargado a formatos más convencionales, pero con atisbos de la que sería su actitud permanente: un relajo casi tropical. Y es que, por haberse criado cerca de la playa en el norte de nuestro país, Bitman abraza como propia esa postura tranquila, asociada eternamente al caribe y a lo latino. De ahí que tenga mucha lógica su transformación en Latin Bitman desde la placa del mismo nombre, editada en 2008, y su posterior secuela, “Colour” de 2009, en las que ha hecho desfilar a invitados como Juan Sativo, Francisca Valenzuela, Jimmy Fernández, Julián Peña, Rulo y Ana Tijoux. Todos ellos amoldándose al estilo cada vez más definido de Bravo, quien en 2010 editó “Ritmo Havana”, donde trabajó a base de clásicos cubanos y les dio nueva vida.
(15:45 a 16:30)
El ex bajista de Soda Stereo es también rostro televisivo y ahora trabaja como jurado en un programa de talentos en TVN, pero no ha dejado aparte la música. Zeta Bosio llega a Lollapalooza para mostrar su faceta electrónica como DJ, denominada Live Sessions, que ya lo ha tenido girando en otros festivales del mundo. Por supuesto: en sus sets siempre suena alguna canción de Soda.
(16:45 a 18:00)
Perry Farrell es, sin duda, el hombre más trabajador de Lollapalooza. Fundador del proyecto, coordinador, plato fuerte con Jane’s Addiction y ahora también DJ. Perry Etty es el seudónimo que usa para presentarse junto a su esposa, Etty Farrell. Chris Cox es el DJ que los acompaña. Juntos, ya hicieron bailar a los sobrevivientes que llegaron al post show de Maquinaria.
(18:15 a 19:30)
Una celebridad electrónica francesa. Antes de Daft Punk o Justice, Joachim Garraud profesaba los beats en su país y con el tiempo se ha convertido en una pieza fundacional para quien desee adentrarse en el imaginario galo de ese género. Ya lo saben desde Jean-Michel Jarre hasta David Guetta, quienes han colaborado con él, además de otros nombres como los taquilleros Hot Chip o el seminal David Bowie.
(20:00 a 20:55)
Por separado, los australianos Luke Steele y Nick Littlemore tenían -cada uno- su propia reputación bien ganada. El primero, como parte del grupo de rock The Sleepy Jackson y el segundo en otros dúos: los lúdicos PNAU y Teenager (junto a la actual solista Ladyhawke). No obstante, ha sido bajo el nombre de Empire of the Sun que ambos han gozado su mayor reconocimiento internacional, desde la salida del disco “Walking on a Dream” a fines de 2008. Un álbum celebrado por la juventud más fluorescente del mundo, que en Chile también se ha manifestado apoyando al grupo. Su venida a Lollapalooza es consecuencia directa del seguimiento que han generado.
(21:15 a 22:45)
Con 47 años, Quentin Leo Cook ha hecho de la música su vida desde que –todavía colegial- comenzara a tocar batería en la banda new wave Disque Attack, donde sin querer terminó como cantante. Al cumplir la mayoría de edad, descubrió que tenía dotes para ser DJ, cuando vivía en la ciudad inglesa de Brighton, al aflorar los ’80. También formó parte de la muy recordada –en el circuito indie- banda The Housemartins y firmó su primer single electrónico como Norman Cook en 1989. Otros proyectos suyos fueron Beats International, Pizzaman y Freak Power durante los ’90, con un éxito que iba desde moderado hasta considerable, pero nunca arrollador. No fue sino hasta 1996, cuando empezó a usar el nombre Fatboy Slim, que el británico le tomó el gusto a la aceptación mundial. Primero se ganó a su país con la salida del disco “Better Living Through Chemistry”, para luego volarle la cabeza al planeta entero con “You’ve Come a Long Way, Baby” y ese inolvidable single llamado ‘Rockafeller Skank’. De ahí en más, su huella quedó marcada en el historial popular (¿cómo olvidar las coreografías en los videos de ‘Praise You’ o ‘Weapon of Choice’?), mientras él siguió en contacto con el mundo más orgánico, produciendo canciones del LP “Think Tank” de Blur o lanzando un álbum conceptual sobre Imelda Marcos junto a David Byrne (“Here Lies Love” de 2010). Además, bajo el alias de The BPA (Brighton Port Authority) firmó un disco de colaboraciones que reunió a gente tan diversa como Iggy Pop, Dizzee Rascal y Jack Peñate; prueba de una capacidad de convocatoria que permanece intacta y que en Lollapalooza espera manifestarse.
DOMINGO 3 DE ABRIL
ESCENARIO COCA-COLA ZERO
(12:30 a 13:30)
Los que escuchaban rap español en los ’90 se acuerdan de La Mala como colaboradora de SFDK y La Gota Que Colma, bandas icónicas del país y de la época. En ese tiempo, cuando su estilo era más cercano al hardcore y su voz era rasposa, nadie vio venir lo que finalmente ocurrió: la transformación de rimadora genérica a musa de excepción. Con cuatro discos bajo el brazo (“Lujo Ibérico”, “Alevosía”, “Malamarismo” y “Dirty Bailarina”), Rodríguez valida su calidad de fémina, aunque en vivo sigue siendo -como ella misma rapeaba hace años- “la Mala, la malicia, la malaria”.
(14:30 a 15:30)
Puede que en Chile sólo sea famoso el single ‘Down’, tocado desde su aparición (en el disco homónimo de 1995) hasta el día de hoy en radios, pero 311 no debería darle explicaciones a nadie sobre su venida a Lollapalooza. Cada uno de sus álbumes siguientes ha conseguido entrar a los conteos estadounidenses, mientras que en nuestro país el culto hacia ellos persiste, reforzado por la última entrega del grupo (“Uplifter” de 2009) y la expectación en torno a un venidero elepé a editarse este año. Si las emisoras locales no hacen justicia, Lollapalooza sí.
(16:30 a 17:30)
Uno de los momentos de Lollapalooza que promete ser de culto es el show de The Flaming Lips. La banda insigne de Oklahoma viene a Chile antecedida por un impresionante historial de sicodelia y locuras varias, extravagancia que le ha valido convertirse en un grupo entrañable del cancionero estadounidense. Avalados por una calidad musical de otro planeta, los liderados por la carismática figura de Wayne Coyne llevan casi tres décadas haciendo de las suyas. Desde editar un álbum cuádruple con la idea de que cada uno fuera reproducido al mismo tiempo (“Zaireeka” de 1997), hasta anunciar un show en un observatorio astronómico (pactado para julio próximo), pasando por emular “Dark Side of the Moon” de Pink Floyd con invitados estrella (en el disco “The Flaming Lips and Stardeath and White Dwarfs with Henry Rollins and Peaches Doing The Dark Side of the Moon” de 2009). De seguro, en nuestro país seguirán sorprendiendo.
(18:30 a 19:30)
Iniciado a modo de proyecto familiar por el actor Jared Leto (conocido por sus roles en películas como “Réquiem por un Sueño” y “American Psycho”) y su hermano Shannon, 30 Seconds to Mars se ha destacado por su independencia como banda, al no abusar del estatus de celebridad de su cantante y guitarrista. Desde la salida de su debut homónimo en 2002 que el grupo llamó la atención en Estados Unidos, pero no fue sino hasta 2005 y el disco “A Beautiful Life” que la fama les sonrió y conquistaron corazones adolescentes por doquier. Su última entrega, “This is War” de 2009, sólo acrecentó su base de seguidores y los mostró como un emprendimiento serio, más allá de las modas pasajeras a las que fueron relacionados por cierto sector de la prensa, reticente a su apuesta. Ahora llegan a Lollapalooza para visitar por primera vez Chile, donde sus fanáticos suman un número nada despreciable.
(21:00 a 23:00)
Elevado a la categoría de dios del hip-hop, lo ocurrido con Kanye West desde el episodio con Taylor Swift (en los premios MTV de 2009, cuando le quitó el micrófono a la cantante mientras ella recibía un galardón) es una historia de reivindicación casi digna de libro de autoayuda. Fue el músico más criticado del mundo durante semanas y hasta el presidente Barack Obama lo calificó de “idiota”, en un off the record que se filtró en internet y que sólo avivó la llama entre los críticos del rapero. Para colmo, el estadounidense venía de editar el disco más controvertido de su carrera, “808s & Heartbreak” (2008), que marcó un brusco distanciamiento del sonido de su trilogía dorada: “The College Dropout” (2004), “Late Registration” (2005) y “Graduation” (2007). Entristecido, el MC de Chicago apareció hasta en el late-show de Jay Leno pidiendo disculpas en la televisión abierta de Estados Unidos, luego de hacerlo también en su blog personal. En ese momento, el solista se embarcó en la persecución de una obra cumbre definitiva, no sólo para él, sino para el hip-hop en general. Era el momento de agachar la cabeza, concentrarse en el trabajo y esperar que la bataola de reacciones en torno suyo amainara con el fin de volver a ganarse al público y limpiar el nombre mancillado. Tras regalar canciones durante varios viernes (liberó un total de 15 temas), West cimentó la aparición de “My Beautiful Dark Twisted Fantasy”, concretada en noviembre pasado. Aplaudida de manera casi unánime por la prensa, la placa se convirtió en un best seller automático y fue sindicada como un clásico instantáneo del rap. Desde entonces, todo ha vuelto a ser color de rosa para el rimador, quien prepara la edición de un álbum junto al histórico Jay-Z (titulado “Watch The Throne”) para este año y llega a Chile por primera vez como plato fuerte de Lollapalooza.
ESCENARIO CLARO
(12:00 a 12:30)
Controversial sin querer queriendo, Quique Neira es uno de los números que más comentarios ha generado desde su confirmación como parte de Lollapalooza, luego de cultivar la animadversión de varios cibernautas tras atacar físicamente a un periodista que lo hostigaba. Pero, en términos fríos y netamente musicales, la ex voz de Gondwana es el intérprete de reggae más importante de Chile, con un currículum iniciado en 1991 como frontman del desaparecido grupo Bambú. Junto a ellos, conocimos a Neira cantando ‘In Jamaica’ y un cover de ‘No necesitamos banderas’ de Los Prisioneros, antes de que la banda (que, en sus últimos días, incluyó al futuro Weichafe y también solista Álvaro Pierattini) se disolviera, dando paso a la llegada del cantante a Gondwana y la conocida carrera que emprendió aquella sociedad. Al finalizar un exitoso paso por el conjunto, que incluyó la grabación de sus tres discos más populares (el debut homónimo, ‘Alabanza’ y ‘Made in Jamaica’), el vocalista estableció en 2003 un camino solista de relativo éxito, pavimentado por la edición de tres álbumes (‘Eleven’, ‘Cosas buenas’ y ‘Jah Rock’), aunque no ha visto acción discográfica en los últimos cuatro años. Sin embargo, en todo ese tiempo, todavía no aparece una voz reggae que consiga destronarlo.
(13:30 a 14:30)
La recordada banda argentina estará en Lollapalooza con su nueva formación, que no incluye al vocalista Fidel Nadal (enfocado en su carrera solista), pero sí a los otros tres miembros originales. Reunidos en 2004 tras cuatro años de separación, Todos Tus Muertos llega a Chile con su más reciente encarnación, con Pablo Molina en la voz y su primer disco en más de 10 años: ‘Crisis Mundial’. 11 canciones originales y un cover de Bob Marley que –además de una larga trayectoria- le valieron al grupo ser invitado a festival.
(15:30 a 16:30)
Son la sensación del momento y su participación en Lollapalooza augura ser una de las más coreadas. Chico Trujillo forma parte del festival como un reconocimiento a sus doce años de carrera, iniciados como proyecto paralelo de su líder El Macha y otros miembros del grupo La Floripondio durante una gira europea, y hoy goza su mejor pasar gracias a tres discos de estudio (“Chico Trujillo y la Señora Imaginación”, “Cumbia Chilombiana” y “Plato único bailable”) y dos álbumes en directo (“Fiesta de Reyes” y “Vivito y coleando”). Cada uno de estos lanzamientos ha evidenciado una fama que aumenta exponencialmente, álbum tras álbum, hasta configurar hoy en día una base de seguidores que se equipara a la de cualquier banda grande chilena. Gracias a su constante actividad en vivo, el fiestero ensamble sabe a ciencia cierta qué le gusta al público y cómo se anima una celebración sea cual sea el escenario donde se pare. De ser considerados uno de los números favoritos de las semanas mechonas, Chico Trujillo se convirtió en la voz del pueblo, e incluso se dieron el lujo de rechazar una invitación a tocar en el Festival de Viña, sin temer por las represalias que podría causarles. Y tenían razón. Su decisión sólo aumentó la credibilidad del grupo.
(17:30 a 18:30)
Entre 1988 y 1996, el grupo estadounidense Sublime destacó en la escena californiana debido a una propuesta que mezclaba ska, rock alternativo y reggae. Sin embargo, su vocalista -Bradley Nowell- murió por una sobredosis de heroína poco antes de que la banda editara su tercer disco (homónimo), convertido desde entonces en su placa más exitosa. Los dos restantes miembros iniciaron nuevos proyectos, pero en 2009 decidieron reunirse con el cantante y guitarrista Rome Ramírez para dar vida nuevamente al conjunto que los dio a conocer. Sin embargo, por temas legales con la familia de su fallecido ex colega, Sublime adquirió el apellido With Rome para poder seguir presentándose y resucitando el repertorio de la recordada agrupación. Además, planean editar su debut este año, por lo que estamos ante un proyecto serio y no un mero intento de ganar dinero mediante el revival.
(19:00 a 21:00)
Perry Farrell es el gestor de Lollapalooza, el cerebro al que se le ocurrió la idea de armar un festival como despedida para su grupo Jane’s Addiction y el anfitrión de la jornada desde su creación en 1991. Dos décadas más tarde, esa invención es uno de los eventos musicales más importantes del mundo y Chile es el primer país al que apunta en su internacionalización. Como buen hombre de negocios, el cantante no tomó la decisión al azar, sino que resolvió traer el certamen a Santiago luego de analizar las posibilidades de la ciudad como sede del espectáculo y convencerse de que era el mejor lugar para montar una nueva versión de su querida fiesta.
Hijo de una familia judía, Farrell nació hace 52 años en Queens, Nueva York, y creció escuchando rock clásico. Bajo la influencia de Bowie, Jagger y Plant –notoria en él hasta hoy-, partió al otro extremo de Estados Unidos a vivir como surfista. Su primer proyecto fue el ensamble gótico Psi Com, con el que viajó por diversas ciudades y compartió en comunidad junto a otros colegas de generación y rubro. Fue en esa época cuando abandonó su nombre real (Peretz Bernstein) para adoptar el seudónimo que lo haría famoso, mientras ensayaba junto al bajista Eric Avery para formar un nuevo grupo.
Esa banda, llamada Jane’s Addiction, crecería hasta convertirse en un tótem del rock alternativo. Fundada en 1985, la agrupación debutó en disco en 1988 con “Nothing’s Shocking”, pero no fue sino hasta 1990 con el álbum “El Ritual de lo Habitual” que golpearon la cátedra. “Señores y señoras, nosotros tenemos más influencia con sus hijos que tú tiene, pero los queremos”, versaba ‘Stop!’, el track inaugural del álbum, que pronto se convertiría en un estandarte de lo que el mismo Perry Farrell denominó “nación alternativa” en la primera edición de Lollapalooza en 1991. Una época de transición, en la que el frontman disolvía Jane’s Addiction y formaba de inmediato Porno for Pyros, con los que editó dos elepés entre 1992 y 1998.
De constante ir y venir –reunión en 1997 incluida-, Jane’s Addiction volvió en 2001 para tocar en vivo, aunque su líder también tenía lo propio entre manos. Ese mismo año editó “Song yet to be sung”, su primer y único intento solista, antes de regresar al estudio con sus compañeros de banda y registrar el exitoso “Strays” (2003), previo a una segunda desaparición poco después. Momento crítico para el estadounidense, quien intentó montar nuevamente Lollapalooza (el festival llevaba un lustro sin celebrarse) también ese año, con malos resultados comerciales y un declive en la marca que terminó con la cancelación absoluta del certamen en 2004. “Tengo el corazón roto”, declaró Farrelll a la prensa en ese entonces.
Y es que Lollapalooza es, para el vocalista, un asunto personal. No contento con participar del evento al frente de sus grupos, el neoyorquino ha sido bastión del comité organizador y además se ha presentado sobre el escenario del festival en el formato que se pueda pensar. Como parte de escenario más importante ha estado con Jane’s Addiction, luego en un tono menor con Porno for Pyros, junto a su mujer (Etty Farrell) y el DJ Chris Cox tocando electrónica para animar fiestas y hasta en Kidzapalooza (el stage infantil) con el guitarrista Peter Di Stefano. ¿Qué mejor fiesta que la atendida por su propio dueño?
Hoy por hoy, el músico está de vuelta con Jane’s Addiction (incluyendo a su nuevo miembro, Dave Sitek de TV on the Radio) y promete novedades discográficas durante este 2011. Luego de probar suerte con otro proyecto paralelo, llamado Satellite Party, el ícono del rock alternativo ha vuelto a su alma máter, haciéndole caso a la voz del público, siempre dispuesto a recibir con los brazos abiertos al conjunto. Lollapalooza podría tener lugar en Santiago, Hong Kong, Bruselas o en cualquier otra ciudad, pero Farrell siempre será el anfitrión y en nuestro spin-off criollo, tendremos la oportunidad de verlo rockeando (junto a su banda) y también haciéndonos bailar (en formato DJ set).
ESCENARIO TECH (TEATRO LA CÚPULA)
(12:00 a 12:30)
Mario Paredes (voz), Willy Bonilla (bajo), Pablo Díaz (batería), Carlos Chacón: (guitarra) y DJ Blacki (tornamesas) son los cinco miembros del grupo nacional Mundano. Fundada en 1998, en el Cajón del Maipo, la banda fusiona cada una de las tendencias favoritas de sus integrantes, configurando un cóctel rockero que posee hardcore, metal, punk y rap. Imposible disociarlos de esa corriente que acá en Chile fue llamada aggrometal, aunque sus años de trayectoria y su resiliencia como banda hablan sobre un grupo con un enfoque serio, más allá de movimientos transitorios. En 2005, el quinteto editó su disco debut, G-25, cuando aún no tenían un DJ, y en 2008 incorporan a Blacki en las tornamesas como miembro estable. Ese año lanzaron la placa “Desde mi barrio”, en la siguieron ahondando en las posibilidades de su estilo, siempre impetuoso y cargado de brío. En Lollapalooza estarán presentando material de estos dos álbumes, pero también las nuevas canciones que compondrán su tercer disco, cuyo primer single (‘Come with me’, junto al ex Makiza y actual MC solista Sonido Ácido y Noproblem Company) fue estrenado a fines de 2010 y liberado para descarga gratuita.
(12:45 a 13:15)
Aplaudidos a rabiar por la prensa local y seguidos por cada vez más gente, Cómo Asesinar a Felipes y su presencia en Lollapalooza son el triunfo del trabajo duro y minucioso, mezclado con talento, por sobre los clásicos pitutos que consiguen posicionar a bandas chilenas totalmente descartables en festivales con grupos extranjeros de renombre. CAF, como el quinteto abrevia su nombre, nunca han mostrado en interés en acoplarse a una escena con el fin de conseguir fama o auspiciadores, y esa actitud está dando por fin resultados concretos. En la última visita de Faith No More, el bajista Billy Gould alargó su estadía en Santiago para –entre otras tareas- finiquitar la incorporación de la banda al catálogo de Koolarrow Records (su sello). La etiqueta independiente representa al combo criollo en Estados Unidos y es la encargada de distribuir sus dos últimos discos: “Un disparo al centro” (de 2009, junto a la Orquesta Sinfónica Juvenil) y prontamente el ya editado en Chile “Colores y Cadáveres”. Ambos, sumados al debut homónimo de 2008, conforman un imaginario único que sólo estos tres músicos de jazz (Felipe Salas, Marcos Meza y Sebastián Muñoz) con un DJ (Sp@acio) y MC (Koala Contreras) podrían haber creado.
(13:30 a 14:00)
El show de la banda nacional The Ganjas en Lollapalooza es la ocasión perfecta para que el grupo celebre sus 10 años de vida como bastión de la independencia musical santiaguina y de todo Chile. Afiliados al sello Algo Records (propiedad de los hermanos Gómez de Guiso y Perrosky), excepto en su debut homónimo de 2003 editado por Irrepetible, los liderados por Samuel Maquieira (ex Yajaira, otro mito del rock criollo, revivido hace poco) han labrado su reputación tomando prestados elementos como la sicodelia, el shoegaze y el reggae. The Ganjas fue uno de los nombres más mencionados cuando, a mediados de la década pasada, hubo una pequeña eclosión de agrupaciones independientes editando material y compartiendo la misma escena (Camión, Ramíres! y los mismos Guiso, entre otras). Y mientras la mayoría de esos conjuntos desapareció con el tiempo o mutó en proyectos diferentes, el grupo bautizado en honor a la planta más noble de todas permaneció y lanzó tres discos más (“Laydown”, “Daybreak” y “Loose”) y un hermoso registro en vivo en la Sala Master (“Fuma y mira”, de edición limitada). Con el propio sello Algo Records celebrando sus ocho años de vida, la primera década de existencia de The Ganjas y su presencia en el festival sólo hace pensar en una palabra: celebración. Además, estrenaron esta semana el single ‘Resistance’, primer adelanto de su venidero trabajo homónimo, producido por Jack Endino (Nirvana, Soundgarden).
(14:15 a 15:00)
Si hoy tenemos la suerte de que exista Sello Cazador (Dënver, La Reina Morsa, Protistas) fue porque el 31 de enero de 2008 Cristóbal Briceño, de Fother Muckers y también en Los Mil Jinetes, se atrevió a fundar su propia etiqueta para editar los discos de ambas bandas. Con tal antecedente, ya podemos afirmar que los Fother Muckers inscribieron su nombre en historia de la música popular chilena. Y si a eso le sumamos una discografía de excepción, y en aumento progresivo –a razón de uno por año-, tenemos frente a nosotros a un grupo que ha demostrado profesionalismo desde su etapa más tierna, en el ecuador de la década pasada. La banda ha editado desde 2007 cuatro discos (“No soy uno”, “Justo y necesario”, “Si no tienes nada que decir entonces calla” y “El paisaje salvaje”) y tres epés (“Fother Muckers”, “Una Navidad con los Fother Muckers” y “Tercer piso domingo santo. Fother Muckers en su casa”), cada uno de ellos con excelente recibimiento de la crítica y un grupo fiel de seguidores que llena sus tocatas. Fother Muckers llega a Lollapalooza como uno de los mejores expositores del rock chileno que reverencia, sin tapujo alguno, el legado de The Beatles y lo recicla en la forma de canciones que, si bien conservan cierto cariz clásico, también aportan frescura al espectro nacional.
(15:30 a 16:30)
Devendra Banhart es uno de los números de culto en Lollapalooza, porque su venida a Chile ha sido esperada durante todo el tiempo que el solista estadounidense ha permanecido activo (2001 en adelante); un anhelo fundamentado en las raíces latinas (su madre es venezolana y él se crió en ese país hasta los 14 años) del músico. Fan confeso de Silvio Rodríguez, Banhart cuenta con un prontuario que contempla siete discos y una respetable cantidad de epés, singles y colaboraciones con otros músicos (Beck, Phoenix y Xiu Xiu, entre otras). Verlo en vivo será uno de los pequeños grandes gustos que nos podremos dar gracias al festival.
(17:00 a 18:00)
Alzada como figura femenina icónica de la última década, Cat Power vuelve a Chile para seguir seduciéndonos con su voz, que la tiene convertida en un auténtico neoclásico y en un fetiche para melómanos (y otros no tanto). Con un repertorio de canciones originales y covers –su última especialidad-, la cantante estará en Lollapalooza avalada por una discografía de ocho elepés que, si bien no se actualiza desde 2008 (su última entrega es “Jukebox”), posee encantos suficientes como para asegurar que será un show de calidad implacable.
(18:30 a 19:30)
Son el toque de hype que todo festival necesita. The Drums tiene apenas un disco (homónimo, aparecido a mediados del año pasado), pero antes de su salida la banda ya era señalada con entusiasmo por BBC, Pitchfork y New Musical Express; medios que no se cansaron de recomendar al grupo como una de sus apuestas para 2010. Este último medio los sumó a una de las giras que patrocina, donde compartieron cartel con otras potenciales revelaciones del momento, como The Big Pink. Además, han sido teloneros de Florence and the Machine y los exitosos Kings of Leon, junto con haber colaborado en el álbum “Losing Sleep” del mítico cantautor escocés Edwyn Collins. En septiembre pasado, el guitarrista Adam Kessler dejó el conjunto, pero el ensamble estadounidense asegura no haber perdido una pizca de brillo y eso es lo que pretenden demostrarnos en su paso por Lollapalooza.
(20:00 a 21:00)
Desde California, Cold War Kids llega a Chile para mostrar por primera vez su música en Santiago, una ciudad donde es sabido que el grupo acumula una respetable porción de seguidores. Productivos como pocos, acumulan nueve epés y tres discos (“Robbers & Cowards”, “Loyalty by Loyalty” y el muy reciente “Mine is Yours”) en siete años de carrera. Su última placa fue producida por Jacquire King (Norah Jones, Tom Waits, Kings of Leon), con el manifiesto afán de darle a la banda un nuevo prisma, cada vez más accesible al oído popular. Nada mal para un ensamble que se considera a sí mismo el equivalente soul punk de los imprescindibles Wilco.
ESCENARIO LG (MOVISTAR ARENA)
(12:15 a 13:00)
Luis Gálvez es Loli, Vicente Vásquez es Bassquez y Rodrigo Gallardo es Loli. Cuando los tres tocan juntos, pasan a ser Matanza, una escisión del dúo electrónico chileno Mátenlo (formado por los dos primeros nombrados), planteada como un cambio del esquema original a base de tornamesas para abocarse a la música electrónica con máquinas e instrumentos. Su misión: reivindicar los sonidos tribales de Latinoamérica y reciclarlos hasta conseguir una amalgama que consigue mezclarlos exitosamente con house; ambas tendencias comparten un afán por aunar a sus oyentes y ponerlos en trance, característica a la que Matanza ha sabido sacarle provecho. El 27 de febrero pasado, mientras los medios conmemoraban el primer aniversario del terremoto, la banda teloneó a LCD Soundsystem con inusitado –mas no inesperado- éxito. Y es que la apuesta del trío nacional está pensada en grandes escenarios y en públicos receptivos, precisamente del perfil que convoca una instancia como Lollapalooza. Con un EP ya editado (“Amerindio”) y otro en camino –ambos por sellos extranjeros-, la historia de esta agrupación promete ser auspiciosa y seguir provocando buenas reacciones a su paso.
(13:15 a 14:00)
Su nombre no aparecía en la primera nómina de Lollapalooza y de inmediato fue sindicado como uno de los grandes ausentes nacionales del cartel, problema que se remedió con su posterior inclusión a la parrilla chilena del festival. Y es que la actual consentida de la crítica hispanoparlante, señalada por Radio y Televisión Española como “la nueva esperanza blanca del pop electrónico en castellano”, no podía estar ausente de ninguna manera. Con una carrera iniciada en el dúo de electropop Prissa y luego como solista, acompañada de guitarra acústica, la solista santiaguina labró su prestigio, que fue confirmado a través de la edición en 2006 de su debut, “Esquemas juveniles”. Un álbum largamente celebrado, considerado –junto a “Gepinto” de su amigo y colaborador Gepe- como el momento más destacable de la música independiente nacional en la década pasada. Cuatro años después, la secuela (“Mena”, producida al igual que el anterior por Cristián Heyne, el Rey Midas de 2010, a cargo también de Dënver y Gepe) nos mostró a una cantautora capaz de salir airosa en su segundo intento y de colaborar de igual a igual con el sueco Jens Lekman o Daniel Hunt de Ladytron. Javiera Mena presenta, por estos días, el segundo single y video de este último disco (‘Primera Estrella’, sucesor del sencillo ‘Hasta la verdad’). Sólo buenas nuevas para la última musa criolla.
(14:15 a 15:15)
Fue uno de los tres miembros del grupo mexicano de rap Control Machete y hoy acumula reverencias por su trabajo como productor y remezclador. Últimamente, los nombres relacionados a su labor hablan por sí mismos sobre una mente creativa inquieta, que está lejos de tranquilizarse. ¿La lista? De temer: Vampire Weekend, Calle 13, M.I.A., Morrisey, Manu Chao, Eminem, Cypress Hill, Paulina Rubio, Don Omar, Gustavo Cerati, Celso Piña, Babasónicos, Los Tetas y un larguísimo etcétera (y otro etcétera más).
(15:45 a 16:45)
El dúo tejano Ghostland Observatory posee uno de los shows más estimulantes que trae Lollapalooza, elogiado con vehemencia por la prensa y probado una y otra vez en las giras que el grupo viene realizando desde su formación, en 2004. Electrónica al servicio del espectáculo, en el que también caben sus influencias del soul y rock, para configurar uno de los platos más sabrosos de la segunda jornada del festival. “delete.delete.i.eat.meat”, “Paparazzi Lightning”, “Robotique Majestique” y “Codename: Rondo” son los nombres de sus discos de estudio, a los que se suma el registro en vivo en DVD, “Live from Austin Texas”.
(17:15 a 18:15)
Sobrevivientes de esa etiqueta de corta vida que la prensa llamó electroclash, el dúo formado por Warren Fischer y Casey Spooner es uno de los nombres electrónicos más reconocidos que trae Lollapalooza, gracias a un historial de conciertos estrafalarios y tres discos (“#1”, “Odyssey” y “Entertainment”) promocionados mediante presentaciones que flirtean con la exageración, en las que puede haber hasta dos decenas de invitados sobre el escenario (entre músicos y bailarines). Fischerspooner se impone en cada una de sus paradas; Chile es la próxima.
(18:45 a 20:00)
Como la de cualquier buen personaje electrónico taquillero, la hoja de vida de Boys Noize (alter ego del alemán Alexander Ridha) guarda relación con tantos nombres de alto vuelo que requiere esfuerzo no perder la cuenta. Ha editado por sellos como International DeeJay Gigolo Kitsuné Music y Turbo, además de su propia etiqueta, bautizada igual que él. Con eficacia germana, ha lanzado 12 pulgadas tras 12 pulgadas, además de dos discos de estudio (“Oi Oi Oi” y “Power”). Pero, donde más ha destacado, ha sido el terreno de las remezclas, con aportes realizados a canciones de Feist, Marilyn Manson, Justice y Black Eyed Peas, entre muchísimos otros.
(20:30 a 22:30)
Proveniente de Países Bajos, el DJ -y abogado- Armin van Buuren es otro de los invitados a Lollapalooza Chile que llega al festival con motivos para celebrar. Su programa de radio, emitido desde 2001 (y según se especula, el más escuchado del mundo), cumple 10 años al aire y además el músico anunció orgulloso en su cuenta de Twitter que su mujer está embarazada. Entonces, la venida del europeo, considerado uno de los más importantes dejotas del orbe, estará marcada por una predisposición especial del músico hacia el festejo, apoyado también en el éxito arrollador de su cuarto disco, “Mirage” (que incluye colaboraciones de Sophie Ellis-Bextor y el productor Ferry Corsten). Serán dos horas de show, 120 minutos de goce y cierre de fiesta que dejará a más de alguno con ganas de continuar la juerga en otro lado.
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