¿Qué sería de ti sin los New York Dolls? Ese disco punk que te cambió la vida o ese peinado glam del que te ahora tal vez te avergüences (pero que luciste con orgullo) quizás no estarían en tu bitácora, de no ser por este quinteto norteamericano fundado en 1971. De sus ideas musicales y nociones sobre estética, buena parte de la escena de la Gran Manzana se nutrió mientras estaba en la incubadora, desde los Ramones hasta Blondie, pasando por Talking Heads. Influencia que cruzó el Atlántico, para llegar a Morrissey, confeso fanático que ayudó a orquestar el regreso del grupo a mediados de la década pasada.
A partir de ahí, y sin tres de los originales a bordo (los fallecidos Johnny Thunders, Jerry Nolan y Arthur Kane), New York Dolls cobró forma de leyenda viviente para continuar el legado del magnífico lustro en que estuvieron activos. Dos discos e incontables reverencias después, el combo que encabezan los eximios David Johansen y Sylvain Sylvain ignora los laureles y prefiere continuar despierto, consciente de que el tiempo es un bien escaso. “Dancing Backward in High Heels”, el quinto disco de los estadounidenses, es su más lozana razón de existir, pero también inicia la conmemoración de un nuevo cumpleaños.
El cuadragésimo aniversario de su nacimiento encuentra a la banda con el espíritu arriba. “Es un momento prolífico para nosotros. Como autor, siempre estás hacienda melodías, al menos una que quieras escuchar. Todavía me gusta componer. Según escucho salir las cosas, creo que es el álbum más creativo que New York Dolls, Dave y yo en particular, hayamos hecho jamás. Hemos trabajado con muchas personas grandiosas y no estoy intentando compararlo con versiones más tempranas de los Dolls, pero, en lo correspondiente a su escritura, estas canciones son las mejores que hemos lanzado”, asegura un ferviente Sylvain Sylvain, en una entrevista con Mick Burgess de Metal Express Radio.
“Dancing Backward in High Heels” fue grabado en Newcastle, Inglaterra, y producido por Jason Hill (frontman del grupo Louis XIV y colaborador, entre otros, de The Killers y David Bowie). Fan de los neoyorquinos desde muy joven, el músico y asesor del quinteto compartió codo a codo en las sesiones del disco, adentrándose en el imaginario de la placa y facilitando la decisión de Johansen y Sylvain de registrar los temas mediante equipos antiguos y técnicas vintage de ingeniería sonora. Una característica retro que no debe prestarse a confusiones: la banda omite las recreaciones del pasado, siempre en la medida de lo posible; incluso un miembro nuevo, como el guitarrista Frank Infante, tiene en su currículum haber fundado un mito de la talla de Blondie.
En el flamante quinto álbum de New York Dolls, desaparece parte del filo de “Cause I Sez So” (su entrega previa, de 2009) para dar paso a una búsqueda más concienzuda del fondo y la forma. A través de 11 cortes, “Dancing Backward in High Heels” tributa al estilo Phil Spector mientras gana aplausos gracias a la osadía mostrada por sus autores, quienes no dejan escapar el donaire. En una entrevista con el sitio irlandés State, Sylvain Sylvain expuso el secreto: “En el fondo, nuestra música sigue siendo una progresión de tres acordes y todavía estás cantándole a tu novia, o sobre tu novia, o intentando conseguir más novias”.
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