Todo lo que me gustaría decir sobre Hank Williams es que fue un maestro. Antes de que existiera el rock, él ya era un rockstar y vivió como uno, hasta su muerte por sobredosis el primer día del '53. Una pluma inexperta, como la mía, no lograría jamás hacerle justicia a su inmensa obra (para todo lo demás, existe Google). Yo sólo quiero aprovecharme del pánico por su natalicio número 85 y postear esta clase magistral de rudeza llamada 'Mind Your Own Business'.
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