Los dedos acusadores apuntan al reggaeton y lo sindican como un género sexista, en el que la mujer se reduce a su mínima expresión, favoreciendo un imaginario en el que predomina el macho alfa convertido en rimador. Hace tres lustros, los mismos dardos se dirigían hacia las controvertidas líricas del rap (gangsta, en especial) y sus clásicos videos, que eran la fantasía de cualquier adolescente y un dolor de cabeza para sus padres. Así como hoy en día los villanos son boricuas enfundados en alhajas, en aquellos años los malos de la película eran personajes como Snoop Dogg y Dr. Dre. Pero había otros antihéroes aguardando su turno. Con la preocupación centrada en el perreo y los antiguos íconos convertidos en adultos bonachones, ese momento llegó.
DJ Quik y Kurupt suman tantas horas de vuelo que escalofría. Conocen al pie de la letra cada una de las artimañas que configuran al hip hop de Los Angeles, después de verlo germinar y ser partícipes subrepticios de su expansión. BlaQKout, su primer trabajo conjunto, da cuenta de que la veteranía no les dificulta conservar la insolencia y obtener sustanciosos réditos. Con precisión suiza, el dúo acopla sus habilidades en el arte de mover cuellos, despachando cortes certeros como “Ohh!”, “Hey playa (Moroccan blues)” y “Cream n ya panties”; canciones abundantes en coprolalia y estilo peligroso, como dictan los decálogos ancestrales del sonido West Coast. Fieles a la moral y las buenas costumbres, absténganse: el descaro vuelve a reinar.
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