La efervescencia terminó y Los Mox! ya no son los querubines de las radios juveniles ni el producto estrella del sello Big Sur (que en paz descanse). En los medios, resultan escasos los comentarios sobre “Habemus Sed”, el noveno disco de la banda, pero basta un paseo por internet para darse cuenta que el álbum es uno de los lanzamientos nacionales más fáciles de piratear. Una situación para nada anómala: que el ruido mediático haya menguado le da lo mismo a la cuantiosa fanaticada del trío.
¿Por qué el grupo sigue concitando seguimiento? Mal que mal, llevan 16 años tocando prácticamente lo mismo y cantándole a las mundanas situaciones de siempre. Sería cínico hablar acerca de una notable evolución estilística y compositiva, así como de un avance sustantivo en la ejecución instrumental de Macuco y compañía. En estricto honor a la verdad y a grandes rasgos, todo –a excepción de la ausencia de covers- parece mantenerse estático en el imaginario de los santiaguinos.
Sin embargo, es ahí donde reside el encanto de “Habemus Sed”. Con este disco, Los Mox! establecen -una vez más- el carácter de banda devota al público que los catapultó a cosechar éxitos entre fines de los noventas y comienzos de la década pasada. El grueso de los 18 cortes del elepé está hecho para adherirse a la memoria y ser coreado en vivo, al ritmo de guitarras que siguen teniendo al punk y al thrash como referentes principales, sin mayores autocomplacencias ni caprichos artísticos.
La simpleza de formato juega a favor del trío, quienes aprovecharon los recursos de Estudios Agartha (Inverness, Elso Tumbay, Dion) y la experticia del productor José Ignacio Jara para registrar cada instrumento en forma nítida y balanceada. En ese aspecto, la independencia ha sido benefactora del álbum, cuyas canciones fueron grabadas sin presiones de tiempo, siguiendo el ritmo del grupo y sus integrantes, un factor que cobra importancia cuando se trata de una propuesta juerguista como ésta.
Los tópicos son los usuales: embriaguez (‘Estoy Pal Copy Paste’, ‘Me Duele la Mente’, ‘Borrachita’), idiosincrasia (‘Sacando la Vuelta’, ‘Macabeo!’) y escatología (‘Algo Huele Mal’). Eso sí, los destellos de peligrosidad más claros e interesantes se asoman cuando Los Mox! apuntan con el dedo a sus detractores en ‘Hoy No Atiendo Huevones’ y colaboran con Lalo Ibeas de Chancho en Piedra en ‘Matamoscas’, donde comparan con insectos a los opinantes compulsivos de la red.
Odiosidades virtuales aparte, Google registraba 170 mil búsquedas del término “Habemus Sed”, apenas una semana después de editado el álbum. Un testimonio de que el trío capitalino mantiene firme su reputación como banda sonora de borracheras y resacas, ganada a pulso durante años de prolífica actividad discográfica, constantes odas al desenfreno y una fe ciega en lo que representan. Su audiencia les ha dado la razón.
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