El año pasado, supimos que un grupo chileno había ganado una competencia en el sitio británico SliceThePie.com, superando a cientos de otros contendores que postulaban a obtener fondos para la grabación de un disco. Al poco tiempo, la misma banda se alzaba como vencedora en un concurso de maquetas del sitio Ourstage.com, de Estados Unidos. Ellos eran Sofia. Una propuesta que invita a la reflexión sobre ella misma como búsqueda artística, así como también acerca del panorama nacional y los avances que ha hecho el rock desde su instauración en nuestro territorio.
“Dayenu”, la ópera prima del trío (que grabó como cuarteto, pero sufrió hace poco la partida del guitarrista Gabriel Roitman), es una placa que exuda enormes aspiraciones, inusitadas previamente en el contexto criollo. Si hace 20 años La Ley -de la mano de Andrés Bobe- descolocaba a público, prensa y colegas con su profesionalismo y hambre de éxito latinoamericano, Sofia dirige su mirada mucho más allá. Aunque musicalmente tengan poco que ver, ambos proyectos comparten un cariz perfeccionista y confiado en sus propias posibilidades, una postura capaz de acumular partidarios y detractores por igual.
El detalle número uno para configurar esta personalidad, y también la importantísima primera impresión, es el idioma. Todas las canciones del álbum están compuestas en inglés, junto a los agradecimientos y créditos, que sindican como responsable del sonido al eximio productor Gonzalo González (Los Prisioneros, Los Bunkers, Pettinellis). Ahí entra al juego el segundo as del grupo, que con el premio obtenido en SliceThePie.com contó con 15 millones de pesos para financiar la grabación, realizada en los cotizados Estudios Triana con la asistencia de otro peso pesado: Mariano Pavez (Criminal, Weiza, Dracma).
En el papel, desde el prisma técnico, nada podía salir mal en una posición tan privilegiada. La placa posee una calidad que se defiende en cualquier trinchera y consigue que el carácter angloparlante de sus 13 cortes se condiga con un registro también de exportación. Es que todo apunta más allá de Chile. Confiados en el poder de las palabras, pero especialmente de las ideas, Sofia le habla al mundo entero con un lenguaje que mantiene un tono juicioso y positivo. De hecho, el vocablo “Dayenu” viene del hebreo y el judaísmo lo usa en un canto de agradecimiento con el mismo nombre.
La portada del álbum, diseñada por Chris Leskovsek (Sinergia, Humana), expresa esta celebración del cotidiano. Una enorme manzana suspendida en el aire protagoniza la carátula y simboliza el misterio tras lo mundano. Tema de interés a lo largo de la placa, musicalizado con una apuesta que invoca al neo grunge y al rock emo de vocación más radial, aunque también hace uso de elementos como el piano (‘Intern Mission’) para matizar. “Dayenu” es crossover de alta pureza, orquestado con ansias por llenar todos los espacios con canciones como ‘I Will Be There’ o ‘Invisible’, que perfectamente podrían ser himnos de estadio si el porvenir confabula a favor del grupo. Los méritos sobran.
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