13.10.12
Así es el disco que trae a Kiss de regreso a Chile
Con "Monster", su vigésimo álbum, la banda liderada por Gene Simmons se presentará el sábado 10 de noviembre en la primera jornada de Maquinaria Fest.
Querían comprobar que la buena recepción de su anterior trabajo, "Sonic boom", aparecido tras un largo período de inactividad en estudio, no había sido un golpe de suerte. Kiss estaban empecinados en darle a sus fanáticos, conocidos como Kiss Army (el ejército de Kiss), otra muestra de rock pirotécnico sin hacerlos esperar. Y cumplieron. “Monster”, el nuevo disco del cuarteto proveniente de Nueva York, demuestra que lo previsible puede igualmente ser divertido. No hay sobresaltos ni grandes novedades, pero sí la chispa suficiente para encender una fiesta mediante riffs concisos y altas cuotas de cencerro.
Con el ánimo siempre arriba, la banda liderada por el bajista Gene Simmons y el guitarrista rítmico Paul Stanley, quienes se dividen el papel de cantantes, cocina sus especialidades en un álbum que busca codearse con los clásicos propios. Asoman por doquier los rastros del pasado: “The devil is me” recuerda a los 70 de “Destroyer”, y “Long way down” posee un cariz similar a los 80 de “Lick it up”. El propio Simmons cuenta que “Eat your heart” acumuló polvo más de 30 años, hasta ser rescatada para integrar esta docena de temas que también saludan a instituciones como The Beatles (“Wall of sound” tiene claros guiños a “Helter Skelter”) y Jimi Hendrix (“Freak” toma prestada la partida de “Foxy Lady”).
Regularidad ante todo. “Monster” insiste en repetir cada pequeño detalle que ha hecho de Kiss uno de los grupos más populares del planeta. Incluso los negativos. Ahí está su espantosa portada, genérica hasta el absurdo, haciendo uso y abuso de Photoshop. O esas letras excesivamente toscas, como “Take me down below”, la historia de una hazaña sexual contada sin mucho ingenio. Es la marca de fábrica, una subespecie del rock que no resiste mayor análisis porque exalta las bajas pasiones y se celebra a sí mismo. Pero llamarlo caricaturesco sería un error. Detrás del maquillaje de Gene Simmons no existe ironía, sino la absoluta –y casi maquiavélica- seriedad del calculador. “¿Qué prefieres?”, le preguntaron una vez, dándole a elegir entre sexo, dinero o poder. Ni siquiera tuvo que pensarlo: “Dinero. El dinero te da poder. El poder te da sexo”.
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