4.10.12

Beto Cuevas - Transformación


La moda al día

Donde caliente el sol, ahí estará el camaleónico Beto Cuevas, un maestro del camuflaje que ha sido rockero con alma de popero, popero con alma de rockero, efigie fashionista, rostro publicitario, juez de programas cazatalentos y un kilométrico etcétera. El presente del ex vocalista de La Ley es su segundo disco en solitario, titulado sin mucha gracia "Transformación", un concepto manido como el pulso electrónico que siguen la mayoría de sus canciones, palos de ciego que ansían vigencia en un panorama donde los DJs son los nuevos rockstars. El vaivén de guitarras a secuencias y viceversa marcó la última etapa de su antigua banda, y en este álbum sigue ahí esa oscilación. "Cuánto lo siento, aunque lo intento, yo no puedo anclarme en ningún lugar", declara la reveladora "Aterricé".

Todo lo que Cuevas diga puede ser usado en su contra. Incluso cuando toma prestada la idea de "No soy de aquí ni soy de allá" de Facundo Cabral en "Eterno", su homenaje al asesinado cantautor argentino -escrito junto a Sharon Stone-, parece estar hablando de sí mismo, comulgando con el desarraigo. Pero ningún tema de "Transformación" deja más claro el confinamiento de su protagonista como "Amor y actitud", dedicado al movimiento estudiantil y entonado en primera persona plural. "Defendemos nuestra verdad, juntos somos multitud, no hay nada que ocultar", reza el coro. Una proclama que hiede a vacuidad y condescendencia al lado de grupos nacionales jóvenes como Ases Falsos o Tenemos Explosivos, capaces de hablar sobre lo que ocurre en Chile sin recurrir a consignas tan baratas y poco creíbles.

Errático, Beto Cuevas pretende filosofar acerca de asuntos trascendentales (el alma, la eternidad, el despertar de los sentidos, la naturaleza), pero su sensibilidad new age hace tambalear esa jactancia, noqueada finalmente por decisiones musicales asoladoras. Es un disparate tras otro: la plastificación reggae en "No te olvides de amar", la impostación house de "Latidos", el irritante falsete en "Dejé de pensar" (dedicada a las víctimas de Juan Fernández), la manipulación vocal extrema de "Live in Japan", el spanglish en "Goodbye", los invitados de cartón (Flo-Rida, Leire Martínez de La Oreja de Van Gogh, Deborah de Corral). La lista es larga y dolorosa. Sólo consuela saber que Cuevas mantiene incólume su sello personal como intérprete, a la espera de que las tendencias lo favorezcan nuevamente. Las modas pasan, el estilo permanece. Ya lo dijo Coco Chanel.

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