13.10.12
Gloria Simonetti: Correr riesgos
"Soy como las píldoras Ross: chiquitita, pero cumplidora", le explica Gloria Simonetti a los de atrás. Metida entre el público del Teatro Cultural Las Condes, la solista apenas se ve, pero desea burlar la jerarquía que impone la tarima y estar a la altura del público que llegó al lanzamiento de "Gente grande". Es una cita íntima, literalmente. Cuando Ginette Acevedo es invitada, para interpretar el rediseño en bachata de "No quiero ser", sube desde una butaca, y apenas termina su aporte, vuelve a sentarse en la primera fila donde también está Buddy Richard. Su tema "Por ti" ahora es un bossa nova, porque ésa es la tónica del último disco de Simonetti, que desarma clásicos locales para luego ensamblarlos con nuevas formas y arreglos.
Ella permanece en el personaje que Chile conoce, esa cancionista que siempre quiere emocionar, pero en la presentación en vivo de "Gente grande" apuesta como pocas veces en su extensa carrera, arriesgándose a ofender a los puristas que usualmente complace. Bien hecho. No siempre está asegurado que resulte a la perfección, sin embargo, las veces en que funciona puede arrancar los aplausos de una audiencia sorprendida y que celebra de forma espontánea la audacia de "Baño de mar a medianoche" de Cecilia con swing jazzero, o que se sobrecoge con la versión orquestada de “Entreparéntesis” de Nino García. Las caras de los homenajeados, cómplices de Gloria Simonetti durante su vida artística en algunos casos, fueron pasando por la pantalla: Luis Advis, Patricio Manns, Eduardo Gatti, Violeta Parra y Fernando Ubiergo, entre otros. Mención especial se llevó el maestro Vicente Bianchi, ausente de la velada, antes de “Poema XV”; aunque lo cierto es que todos los covers fueron objeto de un detallado prólogo. Había tiempo para hacerlo, así como una banda que justificaba la posterior entrega de cada canción, con músicos de prestigio como el acordeonista
Ignacio Hernández y el contrabajista Christián Galvez, uno de los dos productores de “Gente grande” junto al arreglista René Calderón. Aclamada hacia el final, una agradecida Simonetti promete lo que su constante actividad discográfica advierte hace años: “voy a seguir trabajando siempre”.
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