16.10.12

Garbage: La noche es joven


Todo el Caupolicán corea ‘Only Happy When It Rains’. En cancha, hay gente saltando mientras Shirley Manson dice que “sólo sonrío en la oscuridad, mi único confort es la noche cuando se vuelve negra”. Curioso momento, aunque la canción tampoco da para ponerse muy serio: es más bien una burla a la actitud cuidadamente depresiva del grunge que Butch Vig, sentado atrás en la batería, ayudó a fecundar para después lapidarlo con su banda tras numerosos intentos de asesinato (‘What’s Up?’ de 4 Non Blondes, ‘Mr. Jones’ de Counting Crows y un largo etcétera).

Pero, aunque sea sin querer, todos entienden la broma: Garbage también se mofan de sí mismos. “¿Quieres escuchar mi nueva obsesión? Estoy cabalgando alto sobre una gran depresión, sólo soy feliz cuando llueve”. Les queda un tema para irse a camarines y pensar en el bis. El elegido es 'Battle in me', antecedido por ‘Vow’, single debut del cuarteto y el culpable de este concierto. Antes de grabar su video promocional, la banda jamás había tocado en vivo (en un comienzo, no estaba en los planes salir de gira), y esa primera vez llegó por petición del director Samuel Bayer. Según ellos, recién ahí notaron la química que tenían en vivo, una afinidad que sólo ellos perciben dentro de un espectáculo armado con rigor marcial.

Con el grupo tras bambalinas, es el momento de recapitular. Lo vivido hasta ahora ha sido un gigantesco martillazo en la cabeza. Saiko se fue a la segura con un compendio de grandes éxitos (‘Limito con el Sol’, ‘Cuando Miro en Tus Ojos’, ‘La Fábula’ y otras) que el público recibió con los brazos abiertos, y sentó un buen precedente para su concierto de aniversario, que también será en el Caupolicán. Pasada la espera, Garbage entró pieza por pieza: Duke Erikson a la derecha, Steve Marker a la izquierda, y atrás Butch Vig. Una formación completada por el invitado a la gira de “Not Your Kind of People”, el bajista Eric Avery (retirado por segunda vez de Jane’s Addiction), y la estrella, Shirley Manson. Espléndida, la cantante entra última y desfila por unos segundos, entregada a los flashes que le llueven. “Shirley, fuck me”, se lee en el cartel de uno de sus admiradores.

‘Automatic Systematic Habit’ abre el set y los apetitos. La sigue ‘I Think I’m Paranoid’. Nada de dejar los éxitos para el final: ‘Shut Your Mouth’, ‘Why Do You Love Me’, ‘Queer’ y ‘Stupid Girl’ son desenfundadas con rapidez samurái. “La noche es nuestra, la noche es joven”, declara Manson. Sus palabras de aprecio para Chile y los gestos de sorpresa en su cara, ante la popularidad de sus canciones, son lo más natural de la noche. Ella se sabe protagonista: cuenta que vieron “Il Postino” en un bus de gira y que hasta sus compañeros lloraron, culpa a su ex sello por no dejarlos venir antes a Sudamérica, pide -medio en serio, medio en broma- que no le saquen fotos indiscretas, actúa en cada canción. Se toma la cabeza, camina en círculos, va de un lado a otro de la tarima, hace morisquetas para el deleite de los camarógrafos en las primeras filas. Y canta, canta como si creyera cada línea que sale de su boca, aunque sonríe hasta después de la sufrida ‘Cup of Coffee’.

El resto del grupo está enfrascado en reproducir ese sonido perfecto, tecnológico y cerebral que patentó en los 90. Ese rock cuyo hábitat es un estudio lleno de máquinas, perillas y cables. Que no da lugar a improvisaciones, que baja del cerebro a las manos y de las manos a Pro Tools. Pero que emociona finalmente. ‘Special’, otra favorita de la audiencia, causa nostalgia a raudales, y acaba con Shirley Manson citando ‘I Go To Sleep’ de los Kinks. Es probable que el guiño, en realidad, sea a Chrissie Hynde y la versión de The Pretenders. En fechas previas a las de Santiago, Patti Smith era la saludada con un cover de ‘Because the Night’ que acá se quedó en el tintero. Fue una de las pocas omisiones en un repertorio generoso, al que poco le faltó para convertirse en una versión en vivo del recopilatorio “Absolute Garbage”.

Para el bis, otra regresión: ‘Supervixen’, la apertura del homónimo disco debut, muy agradecida por los que conocieron al cuarteto cuando su nombre era una novedad que compartía fama con The Cardigans y The Cranberries. Luego de ‘I Hate Love’, y como ya se ha hecho costumbre en esta gira, un pedido del público, plaza peleada entre ‘Bad boyfriend’ y la vencedora ‘Milk’, entonada por ese personaje perturbado que a Manson tanto le gusta encarnar (la misma hablante de ‘Control’, ‘#1 Crush’ y ‘Hammering in My Head’, tocadas en la primera parte del show). Inevitable, el cierre llegó con ‘You Look So Fine’ y la certeza de que Garbage disfrutó su estadía en Chile lo suficiente como para volver. Éste es un idilio en ciernes.

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