14.9.12

También hay punk en Nairobi


Mientras nos deleitamos con los sabores musicales del Primer Mundo, también hemos adquirido algunos de sus vicios. La discriminación racial es uno de ellos. ¿A nadie le extraña que veamos a tan pocos negros rockeros? Seguro, siempre hay excepciones, pero lo único que hacen es confirmar la regla. En este caso, la norma es que los morenos sólo se dediquen a lo que malamente se llama “black music”, y que el rock sea patrimonio de blancos.

Pero el rock lo inventaron los negros. Es un hecho irrefutable. Y ningún sudamericano debería ser cómplice del usurpe y blanqueamiento del género más importante, robo que ha tenido lugar ante nuestros propios ojos y oídos durante décadas. Tampoco tendría que dejar que sus gustos sigan siendo moldeados a placer por Europa y Estados Unidos.

Poco podemos hacer desde acá para detener la discriminación racial que los músicos negros sufren en el Primer Mundo. Pero ampliar el espectro de referencias es un buen comienzo para, al menos, mostrar desaprobación ante una práctica que también se lleva a cabo contra nosotros, los latinos (de otro modo no se explica que Alejandro Escovedo siga en la medianía de la tabla).

Los músicos de los que habla este artículo están en la red para ser escuchados, Melody Nelson y The Skins incluso ayudaron personalmente a la realización de las siguientes líneas. Ninguno es una estrella en la actualidad, aunque algunos de ellos podrían serlo si tuvieran la piel de otro color…

NighTrain

Varios medios locales de Seattle, la ciudad donde NighTrain tiene su base, señalan a este combo femenino de punk como un número imperdible para ver en vivo. Tres años tocando en los alrededores, una gira por la Costa Oeste de Estados Unidos y un disco (“Derailed”). Son las credenciales de una banda que, en sus actuaciones, viste coloridos tonos vintage para animar las noches con sus desenfado garagero y soul. Selena "No Pick" Paquiet, Nicole "Christ Child" Peoples, Taryn "Hot Legs" Dorsey y Rachael F. componen NighTrain (nada que ver con el clásico de Guns N’ Roses), un ensamble que según ellas se define como “locomotor”. No porque suenen como vagones andando sobre rieles, sino porque su grito de guerra es “CHOO CHOO MOTHAFUCKAS!!!”. Un dato curioso: las cuatro se conocieron mediante un casting que buscaba mujeres instrumentistas para una obra de teatro. Fue tanta su química que, terminado el montaje, decidieron seguir juntas y convertirse en un grupo con todas las de la ley.

The Skins

Con miembros cuyas edades van entre los 13 y los 19 años, The Skins debutó en enero de este año con un asombroso EP homónimo, disponible en Bandcamp, y lo complementó con un single doble, titulado “Wreckroom”, en julio pasado. Los hermanos Reef (baterista), Kaya (bajista) y Bayli (cantante), junto a los guitarristas Daisy y Russell, forman un empalme que no distingue sexo ni raza. Provenientes de Brooklyn, The Skins citan como sus ídolos a Led Zeppelin, Black Sabbath y The Strokes. Pero la voz femenina hace que todas sus canciones suenen como si los abrasivos The Bellrays rejuvenecieran y empezaran a preferir un tipo de producción más depurada, aunque no por eso menos incitante. Sus grabaciones fueron costeadas a través de Kickstarter, la red de financiamiento colectivo de proyectos artísticos, y de seguro ninguno inversor se arrepintió de poner sus dólares en esta semilla que a futuro podría convertirse en un firme árbol. Es hard rock hecho y derecho. Hay que escucharlo para creerlo.

Radkey

Según estos tres hermanos, en St. Joseph, Missouri, su hogar, sólo hay dos tipos de bandas jóvenes: los que intentan amoldarse al sabor del mes, sea cual sea, y los tributos que se cuelgan de éxitos ajenos para ganar dinero. Un diagnóstico desolador considerando que viene de parte de adolescentes que recién abren sus ojos al mundo. Dee (17), Isaiah (15) y Solomon (13) formaron Radkey porque no querían dedicarse ni al rap ni al R&B. Lo de ellos viene de horas escuchando Nirvana, The Beatles y Pixies. Su amor por el rock alternativo se nota en cada segundo de sus canciones, inspiradas por vivencias escolares y también por la cultura pop, como evidencia ‘Skull crackin’’, tema que escribieron luego de ver el filme de culto “The Warriors”. Actualmente, Radkey prepara su debut, mientras mantiene una constante agenda de conciertos en bares donde ninguno de los miembros del grupo tiene edad legal para beber. Aunque ya tienen la costumbre de compartir con gente mucho mayor: la primera vez que tocaron en vivo fue teloneando a los señeros Fishbone.

Melody Nelson

A mediados de la década pasada, la tasa de nacimiento de grupos post punk era altísima. Inglaterra, convertida en el epicentro del revival, no ofrecía muchas garantías para un bluesman como Aidan Connell, atemorizado por el desolador futuro que parecía esperarle. Luego de instalarse en Londres, donde consiguió dinero ocasional trabajando como modelo (protagonizó una campaña de Rimmel junto a Kate Moss, entre otros empleos), alimentó su hambre de música inmiscuyéndose en el backstage de varios locales nocturnos. Así conoció al ex Can, Damo Suzuki, y también a The Stooges y Mazzy Star, de quienes recibió el mismo consejo: empuñar la guitarra y lanzarse al escenario. No había motivo para seguir esperando. Connell tomó el título del mejor disco de Serge Gainsbourg, “Histoire de Melody Nelson”, para bautizar a su proyecto de power trío, con el que pronto consiguió abrir conciertos de The Libertines y Razorlight. Al cabo de algunas fechas, la voz sobre sus calurosas presentaciones en vivo se corría de boca a oreja en el circuito británico de clubes. David Roback, la mitad del dúo Mazzy Star y uno de los que alentaron la fundación del grupo, definió a Melody Nelson como “una cruza entre Jimi Hendrix y Syd Barrett”, en referencia a sus inclinaciones sicodélicas. “Es la única banda de rock and roll en la ciudad”, dijo también un entusiasmado Seasick Steve, fortaleciendo la incipiente idea de que Aidan Connell es el salvador del blues inglés. “Black Hands”, el disco debut de Melody Nelson, agendado para noviembre, no se deja turbar por la presión impuesta y exprime lo mejor de un jugoso fruto regado por Muddy Waters y Howlin’ Wolf.

Crystal Axis

Nairobi, la capital de Kenia, no es el primer lugar que se viene a la mente a la hora de pensar en punk. Por eso, la sola existencia de Crystal Axis resulta interesante. En sólo 20 minutos, a través del mini documental “DIY: The art of being punk (in Kenya)”, disponible gratis en Vimeo (aunque sólo en inglés), podemos conocer la interna de este grupo, formado por colegiales que adoran a Jim Morrison y a Green Day. “Decimos que no a la autoridad, a la música, a la poesía y al arte”, declaran con saña infantil en su perfil de Facebook, para luego mostrar la realidad a través de la producción audiovisual que comparten en línea: sólo son unos niños que intentan convencer a sus papás de que los dejen tener una banda. Es una historia demasiado familiar. “Primero, vas a la universidad y sacas tu cartón. Después, si quieres, puedes tocar”, afirma el padre del guitarrista de 17 años, Djae Aroni, sentado en el living de su casa. La transparencia de “DIY: The art of being punk (in Kenya” no hace más que enternecer, mediante escenas como una conversación en el patio del colegio, donde los integrantes de la banda se quejan de que se les exige andar de pelo corto y usar uniforme; o la mamá de Aroni contando que se enteró por casualidad de que Crystal Axis ya daba conciertos, hecho negado por su hijo, temeroso de que no le dieran permiso para salir a tocar. Es una historia demasiado familiar. “Primero, vas a la universidad y sacas tu cartón. Después, si quieres, puedes tocar”, exige el padre de Aroni, sentado en el living de su casa. Justamente, en uno de esos conciertos (teloneando a Murfy’s Flaw, una de las pocas bandas de rock profesionales del país) se aprecia la precariedad de la escena: Crystal Axis cubre ‘Killing in the name’ de Rage Against The Machine, frente a escasos espectadores, entre ellos, los padres de los integrantes de Murfy’s Flaw. El imberbe cuarteto baja del escenario, de inmediato es reprendida por el “lenguaje vulgar” de la canción y termina pidiéndole disculpas a sus anfitriones, innecesariamente acomplejada ante la presión del entorno, tan sólo por expresarse con libertad. También hay composiciones propias, circulando en Reverbnation y YouTube, con títulos como ‘Devil sold his soul’ y ‘Melancholy screams’, en espera de “State of Unease”, el EP con el que la banda debutará oficialmente en las próximas semanas.

The Breathing Light

Dos compañeros de clase de la Alabama AM University, aburridos de saber tocar y no tener una banda, empezaron a improvisar melodías y escribir letras. En el camino, su impulso fue reuniendo a una formación rotativa de jóvenes músicos negros hasta que The Breathing Light se constituyó, oficialmente, en 2008 con Kyle O en guitarra y voz, Tre en batería y la presencia femenina de Camille en bajo. Ellos mismos definen su lánguida impronta como punk romántico, inspirados por la ingravidez del shoegaze británico que escuchaban, y la oscuridad de algunos de sus grupos favoritos, como Christian Death y Misfits. “Nuestras canciones suenan como si nos viniéramos recién levantando”, admiten. “Nos interesan tres cosas: el punk, andar en skate y la mierda triste”, afirman. Instalados en el caos de Chicago, donde conviven diversas escenas independientes, muchas veces desconectadas entre sí, The Breathing Light produce su material artesanalmente. En YouTube y Vimeo, pueden verse algunos de sus videos, siempre caseros, que transmiten la sensación de estar observando los registros personales de tres amigos. De hecho, lo son. Ninguno constituye una obra maestra, pero se defienden bien gracias a canciones como ‘Real’ y ‘Friends (Pansy)’, una conjunción de noise de baja fidelidad e influencias que van más allá del rock. Antes de embarcarse en este proyecto, sus integrantes pasearon por las jam sessions de Huntsville, donde se reúnen viejos músicos jubilados a improvisar soul, blues o jazz. Algo de eso quedó en ADN de este grupo, preocupado de advocar por los derechos homosexuales (se declaran “queers”) y de dividir su material en dos: el que va hacia internet –en Soundcloud es posible escuchar un demo y su EP “It”- y el que irá en su primer larga duración, cuya fecha de salida aún se desconoce.

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