16.9.10

Lucybell - Fénix

Chocante. Así puede resultar la experiencia de mirar, por primera vez, la portada del nuevo disco de Lucybell. “Fénix” presenta una estética a medio camino entre los combos de metal sinfónico (tipo Rhapsody of Fire o Angra) y los afiches de la afamada saga de Crepúsculo. La foto interior del CD, donde aparecen los miembros del grupo, confirma la segunda impresión. Para bien o para mal, guste o no, estamos ante una banda que sabe bien cómo reinventarse y volver al ruedo con una fórmula atractiva. Lo confirma la atención mediática alrededor de esta placa, así como los datos duros que lo acompañan.

En nuestro país, el único capaz de arrebatarle el primer lugar de ventas al trío es Justin Bieber. Un cantante precedido del clásico aparataje promocional de un popstar anglo, cuyo álbum es sólo parte de todo el merchandising que gira en torno a él, apuntando al rentable segmento infantil y preadolescente. La maquinaria que apoya al cantante canadiense, versus la de los santiaguinos, es fácilmente comparable –sin hipérboles de por medio- a David contra Goliat. Pese a no contar con el respaldo de una transnacional, Claudio Valenzuela, Eduardo Caces y Cote Foncea siguen gozando de un alto status en la percepción del público.

‘Ave Fénix’, el sencillo inaugural del disco, ostenta el título de la canción chilena más rápidamente descargada en la historia. 30 mil personas la bajaron durante la semana de su estreno, luego de que el grupo la colgara de forma gratuita en su página web. Si bien, musicalmente, el adelanto no es representativo del conjunto, sí expresa con claridad la consigna de este elepé: ser el despertar luego de un profundo letargo. Aquella hibernación, eso sí, sucedió únicamente con el trabajo a nivel de estudio, porque Lucybell –como ente- sólo tomó pequeñas siestas durante los cuatro años que esta placa tardó en llegar.

Mientras se dilataba el arribo de este trabajo, las decenas de conciertos juntos y las experiencia vivida en México generaron la complicidad necesaria para lograr cohesión y complicidad. El notorio cambio entre “Lúmina” del 2004 y “Comiendo Fuego” del 2006 (el último disco del batero Francisco González y el debut de Cote Foncea, respectivamente) dejó de ser tema y pasó a la calidad de etapa superada. El trío suena otra vez como un organismo completo, contrario a la experiencia anterior, en la que la nueva presencia todavía no se acoplaba cien por ciento a los miembros restantes.

Y sí, es cierto que Lucybell ya no es lo mismo de antes, pero el cambio tampoco les sienta mal. El peor enemigo de “Fénix” es el catálogo anterior del grupo, entintado de influencias britpoperas y shoegazers que fueron decreciendo hasta llegar al día de hoy, en que poco y nada se intuye de ese pasado en estas once canciones. La producción de Gustavo Pinochet hace que incluso los momentos más airados del álbum (como ‘Nunca Será Fácil Amar Así’, ‘Te Mereces’ y ‘Abre Tus Ojos’) suenen accesibles y listos para servir, siempre fieles a la escuela de rock-pop para las masas. ¿Quién podría culpar al trío por satisfacer a su público?

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