16.9.10

Lucybell: "Queremos llegar a lugares desconocidos"

Cuatro años después de su último álbum de estudio, Lucybell reclama lo que es suyo y exige la atención merecida. “Ave Fénix”, el venidero nuevo disco de la banda, será la antesala de un vigésimo aniversario con muchos motivos para celebrar.

Las cifras con varios ceros no eran sólo un recuerdo para el rock chileno. Tampoco una quimera. En un contexto dominado por números humildes, Lucybell logró poner el primer single de su nuevo disco en las orejas de 30 mil personas, a tan sólo una semana de liberarlo en internet. Con ‘Ave Fénix’, el trío consiguió captar la atención no sólo de fans, sino de cualquier interesado en las buenas estrategias y soluciones para sortear un mercado cada vez más mezquino con la producción nacional.

“Éste es el desenlace de una banda que lleva 19 años tocando, nos da lo mismo si la gente baja nuestro álbum, para nosotros lo más importante es entregarle estímulos a las personas que nos siguen. Tenemos un fanbase que es parte de nuestra vida, nos acompañan a todas partes”, afirma Cote Foncea. Los dichos del batero plasman el espíritu de una banda que viene de un período introspectivo, en la antesala de su vigésimo aniversario, que los mantuvo casi un lustro sin editar un largaduración.

Desde la salida de “Comiendo Fuego”, en 2006, hasta el anunciado lanzamiento de “Ave Fénix”, Lucybell ha sabido de cambios en varios frentes. Dejaron Warner, luego de ser prioridad regional del sello y cortaron la peregrinación que los mantuvo viviendo en Estados Unidos y México. También volvieron a utilizar los formatos EP y DVD con “Primitivo” y el impecable registro “Sesión Primitiva”. Pero ahora toda su atención está concentrada en mostrar el venidero material, que augura ser más rítmico que sus últimos trabajos, como adelanta su carta de presentación.

“El tema nuevo es una punta de lanza. Como componemos de muchas formas, resulta difícil -hasta hartarse- el hecho de poder elegir el primer single, nos gustaban todas. Las que más nos mataban eran cuatro, pero ésa en especial ganó, aunque tampoco buscábamos que fuera un sencillo representativo del resto del disco”, aseguran.

La vocación de banda grande ha caracterizado al grupo desde sus inicios. Cada uno de sus pasos entrega pistas sobre un proyecto ambicioso, sumamente profesional y dedicado con suma atención a los detalles. Las nuevas creaciones del trío lo comprueban, enarbolando otra vez la bandera del sonido accesible y pegajoso, un tanto abandonada en sus últimos años, más dedicados a la densidad. Para conseguir tal sonido, Claudio Valenzuela, Eduardo Caces y Cote Foncea se predispusieron a estar con las ideas a flor de piel, vulnerables ante cualquier estímulo que los pudiese iluminar.

“Empezamos en noviembre del año pasado a componer. Usamos varios métodos, mientras nos llevasen a lo que deseábamos, que era lograr buenas canciones. Cualquiera de nosotros trae alguna idea desde la casa, del auto, hasta del Metro o quizás ahí mismo en la sala de ensayo. Estando en un pie creativo, se aprecia mucho eso porque oxigena a la banda, las letras vienen de las sensaciones que tenemos o de las palabras en las que pensamos. Eso le da estética a nuestra música. Todo lo vivido, los tragos amargos y dulces, se vertieron muy bien en este trabajo”, afirman.

El título “Ave Fénix” lo indica con claridad: Lucybell ha vuelto a nacer. Sin necesidad de morir antes, el grupo cambió de folio para no desgastarse a sí mismos ni a su propuesta sonora. Bastaba entrar a su sitio web y ver sus nuevas fotos, en las que aparecen luciendo colores, rompiendo el ciclo de estricta oscuridad en sus vestimentas. Una señal en toda regla. “Supongo que es como nos gusta vernos ahora, que tenemos entre 35 y 43 años, buscamos desmitificarnos. No nos despertamos de pijama negro, ni andamos así todo el tiempo. Compulsivamente buscamos no quedar estereotipados. Tampoco podemos preocuparnos tanto del tema, no creo que le dejemos de gustar a alguien por usar ropa distinta. Aunque igual nos veíamos medio cumbia sound”, bromea entre risas Cote Foncea.

El afán de proyectar esta mudanza interna se proyectó en una decisión arriesgada, con alto riesgo de provocar resquemor en fundamentalistas, pero defendida con total convencimiento por los miembros del trío. Su nuevo productor es Gustavo Pinochet, productor de largo aliento en el ambiente pop, responsable del sonido de Kudai, Coni Lewin, Nicole Natalino, y Daniel Guerrero, entre otros. “Fue el nombre que unánimemente se nos ocurrió. Conociéndolo y entendiéndolo, es un musicazo, además de exitoso. No cualquiera en Sudamérica puede decir que temas suyos suenan desde Estados Unidos hasta Punta Arenas. Decidimos apostar por lo que es nuestro, no por lo famoso, sino porque tiene el valor de ser universal”, explica Eduardo Caces.

“Gustavo era un cuarto Lucybell, tan respetuoso que resultaba casi intimidante. Primero grabamos los demos en la sala de ensayo, con un solo micrófono, después de la mejor forma en el estudio, para ver las dinámicas, pasándonos información. De ahí sacamos un paquete de varias pistas, separadas por guitarras, teclados, baterías, guitarras, voces. Y todo ese chorizo lo llevaba cada uno a la casa, para armar el puzzle que quisiera. Gustavo a veces tiraba ideas muy buenas, nos ayudó mucho en los arreglos. Algunas canciones quedaron completamente distintas y mejores gracias a él. Aprendimos a trabajar con otra mano”, concuerdan.

Seis personas, 19 años de trabajo y siete discos de estudio son los números de Lucybell. Una estadística detrás de la que se esconden historias suficientes como para pensar en un libro, rico en anécdotas e inquietudes que todavía afloran. La clase de motor necesario para mirar hacia adelante y no claudicar. El bajista Eduardo Caces lo grafica en términos simples: “Nosotros somos viejos mañosos, pero queremos llegar a lugares desconocidos para la banda y oxigenar este largo camino”.

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