24.10.13

Un debutante deja atrás a Pearl Jam y Paul McCartney



Carga la cruz de ser comparado con Adele, pero soporta el peso sin temblar. John Newman, el solista inglés del momento, es el número uno esta semana en su país. 

Los nuevos lanzamientos de Pearl Jam y Paul McCartney acaban de quedarse, respectivamente, en el segundo y tercer lugar de los más vendidos de Inglaterra. Un debutante local de 23 años les negó el número uno. Se llama John Newman, y en “Tribute” estampa su firma en un ramillete de canciones con orientación soul inspiradas por una ruptura amorosa. La misma receta que hizo de Adele una estrella mundial, pero con un saludable giro bailable: antes de vestirse de crooner, Newman fue DJ en fiestas house. 

Aunque le llueven las comparaciones con la autora de “Someone like you”, no se complica la vida. Dedica los primeros minutos de su ópera prima a enumerar influencias con nombre y apellido en orden cronológico. Adele está entre ellas; también Marvin Gaye, Aretha Franklin y Ray Charles. Gusto fino, aunque nada sorpresivo. La lista se torna más sabrosa con la adición de grupos ligados a la electrónica como Massive Attack, Morcheeba y Daft Punk. 

De hecho, John Newman saltó a la palestra como vocalista invitado en “Feel the love”, un exultante single del cuarteto londinense Rudimental que dominó los clubes en el verano inglés del año pasado. Pero, poco antes de hacer bailar a millones de personas, un suceso desafortunado casi le cuesta caro: empezó a perder la visión y los médicos le detectaron un tumor cerebral que debió ser extirpado con urgencia. La primera vez que escuchó “Feel the love” en la radio fue en la cama de un hospital. Ahí se propuso terminar el disco solista que anhelaba. 

A mediados de este año, decidió que “Love me again” sería un buen adelanto del material que estaba preparando. Una veintena de países europeos le dio la razón llevándolo a su top 10. Por estos días, “Cheating”, el siguiente sencillo, escala posiciones a la luz del arrollador éxito de “Tribute”. Sus agentes, los mismos que trabajaron con Amy Winehouse, se frotan las manos preparando su desembarco en Estados Unidos, donde ya ha despachado 30 mil copias de sus sencillos sin tener todavía un plan de difusión. 

John Newman admite estar sorprendido, aunque sabe que tiene algo especial entre manos: se reconoce un estudioso de los métodos del pop, capaz de escuchar un disco del sello Motown y distinguir en cuál de sus estudios fue grabado. Tiene, además, el control creativo en poder. Se ocupó de cada detalle: diagramó la carátula de “Tribute”, eligió la foto que aparece en ella, diseñó las poleras que vende en su página web y escribió el guión –de sorpresivo final- para el video de “Love me again”. 

También sus ambiciones lo alejan de la media. Manifiesta desdén por Rihanna y los artistas cuyos álbumes sirven de meros contenedores de hits. Considera que los discos deben ser valorados como una unidad conceptual de trabajo, y por eso reclutó a la Orquesta Metropolitana de Londres para que aportara arreglos en prácticamente todas sus canciones. “Supongo que soy una fuerza de la naturaleza”, dice en una de ellas. Robbie Williams de seguro concuerda: el niño malo de Take That ya le copió su pelo a la gomina caracterizado por un viso.

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