17.2.11

Perrosky: Larga Vida

Tres lanzamientos desde marzo a la fecha, el octavo aniversario de Algo Records y una pasantía en Nueva York con Jon Spencer. Es el balance 2010 de Perrosky. Ya se lo querrían otros.

“Estai puro hueveando. Tu carátula tiene que ser un pan tostado”, le dijeron los miembros de The Ganjas a Alejandro Gómez, cuyas marraquetas eran responsables del característico olor de la cocina de Algo Records en invierno. Así fue como, antes de tener canciones, el dúo Perrosky ya sabía qué concepto darle a la portada de su nuevo trabajo. Un álbum que se gestó en partes, desde que Jon Spencer y Matt Verta-Ray visitaron Santiago, en abril del 2009, para tocar con su proyecto Heavy Trash en el Teatro Novedades. Ése fue el segundo acercamiento entre ambos dúos, luego de que el batero Álvaro Gómez mantuviera contacto por mail con Verta-Ray, para mostrarle la música que hacía junto a su hermano.

En el Bar Loreto, después del show de los neoyorquinos, vino el turno de conversar con Spencer, influencia directa de los nacionales por su labor en Pussy Galore y Blues Explosion. “Después empezamos a ilusionarnos, pensando en grabar con él algún día, y nos contactamos más formalmente. Dijeron que no había problema y en diciembre del año pasado nos preguntaron si podíamos ir en febrero, pero no teníamos plata, canciones ni nada. No podíamos, así que coordinamos otra fecha por correo electrónico. Conocernos bien y todo eso fue allá. Ellos estaban escuchando “El Ritmo y la Calle”, que se lo pasamos cuando los vimos y nosotros cachábamos que era difícil involucrarse con un grupo que ya tiene sus canciones grabadas. Se familiarizaron cuando les mandamos el demo y nos dijeron ‘esto está bien’”, cuentan.

En el intertanto, Perrosky permanecían activos a la espera de concretar el anhelado viaje, lanzando en marzo el EP en vivo “Campante y Sonante” (con tomas extraídas de una sesión para el sitio POTQ.cl) y a los tres meses otro mini disco, “Son del Montón”, compuesto de canciones sobrantes de “El Ritmo y la Calle” y “Doblando al Español”. Dos reciclajes de antiguo material, a modo de cambio de folio, para oxigenarse y preparar el próximo asalto. “Nos propusimos hacer otras canciones para grabarlas en otro lugar y con otras personas, aunque nunca las compusimos para gustarles a ellos. Fue como un experimento”, afirman.

Apenas llegaron a Nueva York, los hermanos Gómez se encontraron con unos amigos residentes en la Gran Manzana y salieron a conocer el Lower East Side, donde se encuentra N.Y. Hed, el estudio de Heavy Trash. “Al otro día, a las nueve de la mañana, estábamos ahí. En dos días registramos las bases y después empezamos a trabajar. Cuando ellos preguntaban cuál era nuestra idea, nosotros les respondíamos que queríamos que ellos se involucraran lo más posible. Si alguien tenía una idea, como el tiempo era poco, llegábamos y la hacíamos. Todo al toque. En la mañana dejábamos listo un tema entero, concentrados desde temprano, y en la tarde lo terminábamos. Era bien didáctico y en la jornada siguiente dábamos vuelta la hoja para continuar con otro más. De hecho, Jon Spencer nos propuso dedicarle mayor tiempo, mezclar solo y mandarlo a Chile, pero no queríamos eso en esta “clínica”. Puede que haya quedado mejor así como él sugería, pero nuestro fin era aprender”.

“El estudio era pequeño, nosotros grabamos en la misma sala de control, cabía la batería y la guitarra. Monitoreamos con audífonos, es completamente análogo, casi todos los discos de Heavy Trash han sido grabados ahí. Tenían técnicas innovadoras para nosotros, queríamos saber qué tan lejos estábamos de eso, pero nos dimos cuenta de que pertenecíamos a escuelas muy similares, probando con datos de amigos como poner un parlante enfrente del bombo. En vez de que el parlante expela sonido, lo absorbe. Trucos cincuenteros que para nosotros eran muy bacanes. A nosotros nos gusta ese estilo, aunque parezca antiguo o revival, igual tiene algo vanguardista”, aseguran.

De todas las maquetas y bosquejos que llevaron, en 10 días Perrosky sacaron en limpio nueve cortes en N.Y. Hed y dejaron siete en “Tostado” que, además de contar con la asesoría de Spencer y Verta-Ray, los tuvo en calidad de instrumentistas en la mayoría de las canciones. Tal cual esperaban los nacionales. “Tocaron, se involucraron, compartieron ideas. Pelamos el cable sobre música e historias triviales. Las canciones tienen harta vida, el disco es cortito y a la vez dinámico, cada tema tiene su color distinto. Es una innovación dentro de nosotros mismos. Suena más colorido que los álbumes anteriores, también uno va aprendiendo, sobre todo en lo que se refiere a los arreglos, a la fantasía del disco. Antes nos limitábamos a hacer lo que somos en vivo, para ser fieles a nuestra esencia, pero después te olvidas de eso cuando el resultado va quedando bien”, explican.

De vuelta en Chile, ya con el CD en la mano, los Gómez reflexionan sobre lo visto en Estados Unidos y lo aplican a su hoja de vida. Su etiqueta, Algo Records, celebra ocho años de independencia y la casona que la ampara (donde Álvaro y Alejandro solían vivir) estrena nuevas dependencias. “Nadie te enseña a hacer un sello o una banda o un estudio. No hay un decálogo. Nosotros, todo el tiempo que hemos estado con Guiso y Perrosky, hemos estado ideando maneras de grabación o promoción. Y viajando a otros lados te das cuenta de que en Argentina, Uruguay, Colombia o Estados Unidos se maneja todo de una forma muy parecida. Se ha logrado aunar de una manera global la manera en que trabajan los sellos independientes. Las necesidades de los músicos son parecidas. Las mismas ediciones en vinilo que tenían los Heavy Trash eran súper baratas, no estaban tan lejos a lo que uno mismo puede aspirar con toda la comunicación que hay ahora. Esto mismo, ir a grabar a Nueva York, era imposible hace algunos años. Nos pusimos esa meta para hacer cambios. Este año ha sido agitado y fructífero, tenemos ideas y ganas, el espíritu siempre es la idea de seguir adelante.”

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