17.2.11

The Whitest Boy Alive: Teatro Municipal de Valparaíso (sábado 12 de febrero)

La enorme fila en las afueras del Teatro Municipal de Valparaíso lo decía a viva voz: Erlend Øye podrá ser muy primermundista y pelirrojo, pero en Chile juega de local. Ya en sus anteriores presentaciones, siempre a tablero vuelto, el noruego había forjado una relación cercana con nuestro país, alimentada por un vínculo de mutua admiración con Javiera Mena.

Al igual que en la visita de 2009, en el Teatro Normandie, la solista abrió los fuegos de la tercera venida del europeo, la primera junto a The Whitest Boy Alive. Con un repertorio basado principalmente en “Mena”, su segundo disco, la princesa del pop criollo animó por cerca de media hora la velada, a través de un show sencillo que –pese a sus falencias- evidenció los progresos de la cantautora como maestra de ceremonias.

Luego de un breve intermedio, el cuarteto noruego-alemán subió tranquilamente a la tarima y comenzó el ritual. Unos relajadísimos Marcin Öz en bajo, Sebastian Maschat en batería y Daniel Nentwig en las teclas fueron recibidos con calidez, pero la presencia de Erlend Øye –indiscutido protagonista de la noche- acaparó los aplausos y el cariño del público que repletaba el teatro.

Menos neurótico de lo usual, respecto a los flashes de las cámaras y al humo de cigarrillo, el también parte de Kings of Convenience se vio desgarbado como de costumbre, pero también más animado al estar en compañía de una banda. La imagen del frontman hidratando la frente de su bajista, con una toalla que ya tenía su propio sudor mezclado con agua, resultaba tan entrañable como gráfica de la complicidad entre los músicos. De verdad estábamos en confianza.

The Whitest Boy Alive aprovechó sabiamente su repertorio, para distribuirlo de manera equilibrada y dedicarse a entretener a una audiencia que estaba en el bolsillo del cuarteto desde el camarín. Las canciones de los discos Dreams y Rules fueron ejecutadas con la prolijidad del que sabe que todo está bien calculado, aunque eso en ningún momento le quitó candor al ambiente, e incluso dio pie a cubrir un segmento de ‘Wicked Game’ de Chris Isaak y cantar en español.

Cuando las cartas ya estaban echadas, Erlend Øye hizo un llamado al baile, acogido de inmediato por todos los presentes. Para las últimas canciones, que incluyeron el coreado hit ‘Burning’ y un juguetón cover de ‘Show Me Love’ de Robin S., no quedaba nadie sentado en el Teatro Municipal de Valparaíso (ver video). Una vez más, el noruego se fue de Chile con la frente en alto, dejando a varios con la misma pregunta: ¿Y Kings of Convenience, cuándo? Es lo único que nos debe nuestro colorín favorito.

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