Taulis es el nombre de fantasía de Sebastián Wallerstein, guitarrista, compositor y productor con un debut homónimo de 2007 a cuestas y experiencia como docente en UNIACC. En “Dos”, su segundo álbum, el músico repitió ciertas fórmulas del primer disco, a la vez que apostó por nuevas opciones en otros ámbitos. Vuelven a colaborar los prestigiosos Lautaro Quevedo (Jazzimodo, Ensamble Quintessence) en teclados y Christian Gálvez (solista y ex miembro de Pancho Molina y Los Titulares) en bajo y contrabajo, entre otros invitados: pero –como novedad- ahora la voz principal le pertenece a un favorito de la casa: Javier Barría.
Es él quien canta cinco de los ocho cortes de la placa, mientras que Wallerstein toma el micrófono en dos y la solista Javiera Bobadilla hace coros y protagoniza el tema restante. Sin embargo, cada palabra y fraseo fue escrito y grabado previamente por el propio adalid de Taulis, quien usó a los intérpretes como instrumentos para llevar a cabo sus propias ideas. En el papel, una obra con tales antecedentes podría despertar sospechas de ser un experimento demasiado premeditado, pero ciertas particularidades van advirtiendo que el carácter de este elepé no se rige por convencionalismos.
El digipack, de estricto fondo negro, en el que se presenta “Dos” contiene un lacado que simula humo. Al abrirlo, aparece una cita de Helmut Lachenmann, compositor alemán ligado a la música concreta, una corriente que postula el quiebre de varios paradigmas auditivos habituales. Desde la oscuridad, Sebastián Wallerstein orquesta un espectáculo de cariz bohemio, para dar pie a una lectura del pop llena de arreglos y detalles cuya complejidad pasa inadvertida ante la fluidez y elegancia de la ejecución. Cuando surten efecto, las canciones de Taulis -de infalible cadencia- son afrodisíacos naturales que apelan tanto a su propio garbo, como al más básico instinto rítmico de quien las escuche. Dejarse caer es un reflejo.
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