30.5.12

Tenemos Explosivos - Derrumbe y Celebración

Cuesta hacerle justicia en palabras al primer larga duración de Tenemos Explosivos. Al intentar describirlo, el viejo refrán –famoso en boca de Elvis Costello y Frank Zappa- que dice “hablar de música es como bailar de arquitectura” cobra nuevo sentido y revalida su vigencia. Es un problema hermoso, en todo caso. Nos pone en aprietos “Derrumbe y celebración” porque su base conceptual y teórica es una de las más sólidas que recuerde el historial rockero chileno, pero además no hay una sola nota ejecutada en el álbum que denote relleno ni desperdicio alguno. 

Ya lo anunciaba en 2010 el EP “Intervención enérgica en los asuntos de la nación”: este grupo, autoproclamado cultor del post hardcore, no hace las cosas por inspiración divina. Cada segundo de sus canciones tiene una razón de ser. Si Eduardo Pavez, el vocalista, invoca con los dientes apretados al silencio en la melódica “El misterio de Kosovo” es para que se tranquilicen las aguas y después la energía se libere. Ir y venir, de eso se trata. Lo afirma “El mejor jugador del fuego”, el tema que inaugura el álbum: “en el corazón de todo invierno habita una primavera”.

La fascinación de Tenemos Explosivos por el fuego, elemento vital concebido por ellos como acto poético y político (no hay cabida en este trabajo para metáforas livianas), es el eje en “Derrumbe y celebración”. Muy bonita y famosa podrá ser “Miño” de Los Bunkers, pero difícilmente algún homenaje a Eduardo Miño, el hombre que hace 11 años murió al quemarse a lo bonzo protestando frente a La Moneda, será mejor que “Cuerpo al aire” (tema adelantado en el EP y en una estupenda versión en vivo en el DVD “Esquemas de replicación).

“Cuerpo al aire” muestra una de las mejores características discursivas del quinteto: el cuestionamiento de ideas que, pese a ser estúpidas y falsas, permanecen arraigadas en nuestra idiosincrasia. En este caso, la fantasía neoliberal de que esforzarse toda la vida asegura sí o sí las garantías mínimas para una existencia digna. “Alguien dice la justicia llega a aquel que ha trabajado, ¿entonces por qué a ti no te ha llegado”, preguntan con justa razón. Una duda lacerante, pero necesaria para despertar de una buena vez. Darnos cuenta de que somos presos que creen ser libres es sólo el primer paso.

Sentarse a digerir los mensajes contenidos en “Derrumbe y celebración”, tanto las letras como los textos que acompañan a cada tema en su recomendable edición física (muy cuidada en cuanto diseño, salvo pequeños detalles de impresión), resulta un ejercicio liberador donde los haya. Como Neo eligiendo la pastilla roja, o el Guasón según Heath Ledger quemando millones de dólares en billetes. “Y si nada es cierto, entonces todo es posible”, declama la reveladora “Piratas y emperadores”, que también plantea que “recordar se parece mucho a la justicia”. Un golpe bajo a la gran mentira del Chile post dictadura: la reconciliación, el perdonazo. No es resentimiento, es mera inteligencia.

Nadie dijo que sacarse los grilletes sería indoloro: requiere aprender a caminar sin el peso que acostumbramos cargar en nuestros pies, y abrazar de nuevo una concepción de mundo que la sociedad censura. Pero no todo es intelectualidad, citas a Nietzsche, física aplicada a las ciencias sociales (“Termodinámica”) o menciones a nuestra historia reciente (los ejecutados del Puente Bulnes en “Todas las barricadas del mundo”). También hay pasión a raudales. Por las venas de Tenemos Explosivos corre la sangre caliente de Asamblea Internacional del Fuego, Criacuervos, Güesosanto, Johnsonoverdrive e Ihnala. Coproducido por la banda y César Ascencio (guitarrista de los prolijos Libra), y masterizado en Chicago por Bob Weston (bajista de los imprescindibles Shellac), “Derrumbe y celebración” se encarama entre lo mejor de la música chilena de este año. Sería inapropiado limitarlo a las filas del post hardcore, o incluso del rock. Este excelente disco es un llamado de atención al planeta entero, y específicamente a este país y sus autoridades ciegas, que afirman que todo va viento en popa. Basura. Sólo los mediocres creen estar siempre en su mejor momento.

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