23.3.12

Kurt Vile: El amigo con guitarra


Heredero de una tradición rockera que, en manos de otros, parece agotada y obsoleta, Kurt Vile se encumbra entre los que todavía hacen historia.

El indie hoy en día es igual a la serie Seinfeld en los 90: su popularidad crece como la espuma, la mayoría de sus fans se vuelven seguidores por moda y nadie tiene una puta idea sobre en qué consiste. Indie es el adjetivo con el que la prensa define a un grupo descaradamente comercial como Foster the People, pero también a una banda señera e influyente como Guided by Voices. El concepto pierde sentido mientras su uso va en aumento, hasta transformarse en una muletilla periodística; de ser la definición de una ética de trabajo, pasó a ser una tendencia estética más. Palabra engañosa donde las hay, indie cobra un significado poderoso muy de vez en cuando, al hablar sobre algunos pocos músicos contemporáneos. Kurt Vile (31) es uno de ellos.

Flaco, desgarbado, melenudo. De entrada, Vile es un tipo amigable. Se ve como el típico amigo con guitarra. Y de cierta forma lo es. Lo sabe el eximio J Mascis de Dinosaur Jr., otro de la misma especie, quien buscó su colaboración en varios instrumentos para musicalizar aquel festín de emotividad llamado “Several shades of why”. Con ese gesto, el nombre de Kurt Vile se matriculó en dos de los mejores discos del año pasado. El otro es su propio “Smoke ring for my halo”, lanzado un poco antes (en febrero) por Matador y recibido con universal aprobación, reflejada en comparaciones con próceres de la talla de Lou Reed, Townes Van Zandt o Alex Chilton.

Aunque es muy joven, el solista -nacido en Filadelfia y todavía ligado al circuito de bandas subterráneas de Pensilvania- acarrea un bolso con decenas de vivencias, documentadas con esmero por un sector creciente de la prensa, que se da cuenta de que es un excelente personaje. Cuesta creer, al escucharlo tocar guitarra, que se trata de un ex operador de carros montacargas que es padre y esposo, porque da la impresión de que ha pasado la vida entera sin hacer más que estar prendado de las seis cuerdas y de una colección de vinilos. Aunque algo de cierto hay en esa imagen.

“Soy un tipo realmente obsesivo. Absorbo música como una esponja. Hay un montón de referencias subconscientes en lo que hago, líneas, riffs. Nada viene del espacio exterior, todo pasa de generación en generación”, declaraba Vile al magazine virtual Prefix, en un episodio usual durante sus entrevistas. Inevitablemente, hablar sobre él es hablar sobre otros, sobre los que vinieron antes, un ejercicio al que se presta gustoso. La lista de bandas y cantantes a los que el estadounidense menciona es sustanciosa: acapara desde The Carpenters hasta The Stooges, pasando por My Bloody Valentine, Bob Seger y Neil Young.

Confeso cliente compulsivo de disquerías, Kurt Vile reconoce que todavía compra cassettes (porque su van de gira reproduce cintas) y que sus estaciones radiales favoritas son las de rock clásico. Ocho títulos, distribuidos en cuatro álbumes y cuatro epés, constituyen el cuerpo de trabajo de este guitarrista y cantante que repasa las lecciones aprendidas en cada uno de sus pasos. Su más reciente entrega, el doce pulgadas “So outta reach”, profundiza en lo mostrado por “Smoke ring for my halo”, que a su vez estaba conectado con los pasos anteriores. Un crecimiento en público que partió en 2008, en paralelo con la banda The War on Drugs, de la que Vile formó parte estable en el debut -“Whagonweel blues”- y junto a la que todavía colabora de manera esporádica.

Se cuenta que un entusiasta alguna vez describió la música de Kurt Vile como “si la marihuana pudiera tocar guitarra, sonaría así”. La fantasiosa y exagerada frase consigna la imposibilidad de rotular con exactitud una propuesta que su autor define como “folk épico”. Lo cierto es que el paso del tiempo ha convertido el sonido de inspiración drone del solista en un mosaico revisionista y de fácil acceso, en vez de hacerse complejo y ensimismado como se podría aventurar escuchando sus primeras grabaciones. Sus palabras al sitio Austinist.com lo dicen todo:“Estoy realmente cansado de esos compositores que complican las cosas más de la cuenta, los que escriben letras enredadas sólo para que luzcan bien”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario