2.3.12

Roger Waters: Pensar en grande


Roger Waters canta y aplaude con las palmas en el aire, detrás de los niños que lo acompañan en "Another brick in the wall part 2". Su entusiasmo no parece el de un veterano rockero que está reviviendo glorias pasadas, enfrascado en la edificación de un monumento a su ego desaforado. Más bien luce como un artista genuinamente conmovido ante el concepto que defiende. En el plano de las ideas, "The wall" sigue siendo una victoria para el músico inglés, aunque también es un espectáculo lleno de exquisitas contradicciones.

A nadie más que Waters, la clase de genio que pasa la juventud absorto en sus tribulaciones, se le podría ocurrir hacer un dúo consigo mismo (en "Mother" toca acompañado por una antigua grabación de su época con Pink Floyd). El actual solista presenta el video haciendo una autocrítica, disociándose de su antiguo y atormentado personaje, pero es la obra de ese treinteañero atormentado la que anoche se convirtió en uno de los conciertos más perfectos jamás vistos en Chile.

Universales y tan humanas que no parecen salidas de una megaestrella, las contradicciones. de Roger Waters nos enrostran nuestras propias falencias, las de una sociedad disfuncional ("Goodbye blue sky") que es la delgada pista de hielo sobre la que todos patinamos ("The thin ice"). Cuando el muro está casi terminado, en la estremecedora "Don' leave me now", desaparece la separación entre la actualidad y estos temas compuestos a fines de los 70: aparte de imaginería actualizada, el británico tiene a su favor que el mundo y sus habitantes se apartan cada vez más entre sí, pese a la ilusión de conectividad de la era digital. Prácticamente, no es necesario esfuerzo alguno para identificarse con los mensajes que hilvanan el show. Llevado a sus ideas, Waters pone en jaque las convicciones que hacen andar al mundo, para reemplazarlas con la siempre fértil semilla de la duda. Y de paso, le da una lección a una industria discográfica que progresivamente pierde el intelecto: mientras valga la pena, todavía se puede pensar en grande.

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