23.3.12

Protistas: Expulsados del paraíso


Este mes se estrena en formato físico “Las Cruces”, el segundo trabajo del grupo.

Se declaran seguidores de Hüsker Dü, Galaxie 500, Real Estate, Sonic Youth, Deerhunter, Woods y Explosions in the Sky. Pero, sin proponérselo, Protistas tienen entre manos un disco que suena más chileno que la mayoría de sus contemporáneos. Se llama “Las Cruces”, ya se encuentra disponible en versión digital, y a mediados de este mes será presentado en vinilo y CD mediante Sello Cazador.

La nueva entrega del grupo, sucesora de “Nortinas War” (2010), fue producida por Andrés Nusser, el líder de Astro. Grabado en mejores condiciones que su trabajo anterior, el álbum contó con el financiamiento del público de la banda, recaudado a través de la plataforma Kickstarter.com. Un espaldarazo económico que, sin querer, terminó transformado también en una buena estrategia mediática.

Para adentrarnos en este segundo trabajo de Protistas, conversamos con el cantante y guitarrista Álvaro Solar y con el batero Andrés Acevedo.

Muchas bandas en su segundo disco intentan desmarcarse de su debut, pero ustedes están puliendo lo que ya tenían. ¿Dónde están las diferencias entre un álbum y el otro?

“Las Cruces” es más bien una ampliación de lo que veníamos haciendo antes, pero con mayor seguridad, y sobre todo, de una manera más radical, pues las ideas son atacadas de forma más directa, más brutal, lo que se tradujo en un sonido denso, más rockero si se quiere, a diferencia del ánimo atmosférico y paisajístico de “Nortinas War”. Otra diferencia importante es que Las Cruces es un disco más de canciones y, al lado de Nortinas War, este es un disco más conceptual. Las diferencias están marcadas por la materialidad de cada disco. El primero fue hecho con guitarra acústica , sin bombo y "Las Cruces" es por opción un disco eléctrico y tiene el pulso del bombo, que lo hace más concreto y musculoso.

¿Algún hecho en particular marcó el proceso de composición o grabación del disco?

Gran parte de las canciones de "Las Cruces" nacieron en una sala de ensayo bien fea donde estábamos rodeados de bandas tributo. Era un ambiente medio denso que tal vez fue el propicio para hincarle el diente a un estilo un poco más agresivo. En la época que grabamos "Nortinas war", ensayábamos en la casa de los padres de Andrés (Acevedo) y cuando terminábamos de tocar, bajábamos a la cocina y tomábamos once viendo tele. Fue como la expulsión del paraíso.

A nivel de ideas o musical, ¿hay un hilo conductor reconocible en "Las Cruces"?

Hay un deseo de llegar a la médula de este sonido nativo, agreste, explotarlo al máximo para ir en búsqueda de algo nuevo en futuras entregas. Temáticamente, la canción “Una vuelta al mundo” refleja bastante bien el arco del disco: un personaje ansioso de vivir, lleno de preguntas y miedos, que se enfrenta al dolor de crecer, de vivir experiencias sexuales gozosas y fallidas, de romperse el cuerpo, y salir adelante sin respuesta, simplemente por el hecho de que hay un camino por explorar. En general, las canciones narran, desde la realidad y la fantasía, el paso de la niñez a la adolescencia de personajes perdidos en un pueblo maldito.

Pensando en que muchos grupos y solistas chilenos han salido últimamente de gira por el extranjero, ¿tienen un plan de desarrollo o mayores expectativas ahora?

Nuestras expectativas son las más altas con este disco y esperamos dejar de lado nuestra faceta de Clart Kent de una vez por todas, porque es agotador sacarse el traje de oficinista y ponerse el de músico todas las semanas. Queremos viajar por Chile y el extranjero, queremos que nos paguen mejor nuestros shows y decir adiós a los tratos indignos, queremos que la gente compre el vinilo y lo pueda gozar en sus casas, queremos hacer de esto una profesión respetable, y sentimos que si no ocurre ahora, es difícil que pase más adelante.

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