7.1.12

Babasónicos: Tejedores de ilusión


El logo de Babasónicos aparece en la pantalla del Teatro Caupolicán, mientras la banda empieza a posicionarse sobre el escenario. El último en subir es el alma de la fiesta: Adrián Dárgelos. Como un duendecillo perverso y lascivo, el cantante se pavonea de un lado a otro de la tarima, contoneándose e invitando al delirio. Luego que pasan "Microdancing" e "Irresponsables", la suerte está echada y las posibilidades de que la temperatura baje son nulas. Ya no hay vuelta atrás.

Aunque los argentinos vinieron a presentar "A propósito", su último disco, el show de anoche tuvo más matices. Por historia y vigencia, Babasónicos es prácticamente la última gran banda trasandina en actividad. Los gritos femeninos que desata "En privado", la mejor de sus nuevas canciones, da prueba fehaciente de la capacidad de sobrevivencia de un grupo que, hace un par de años, compartía cartel en el mismo recinto con Lucybell y hoy, como si nada, lo hace con la savia fresca del pop chileno (Javiera Mena, acompañada por Gepe en la batería).

Dos décadas de carrera le dan a Babasónicos el oficio necesario para tejer la ilusión que requiere un buen show de rock. Actitud y mensaje, esos dos términos que la prensa musical mancilla a diestra y siniestra, adquieren renovado sentido cuando "Muñeco de Haití" hace mover al público, entregado desde el primer minuto al encanto de este bastión de la integridad creativa. El ambiente está perfecto para caer desfallecido de calor, pero Babasónicos es todo el oxígeno que se necesita para llenar los pulmones y seguir la fiesta.

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