“Flores como gatos” se llama el debut solista de Colombina Parra. Ocho canciones originalmente destinadas a engrosar su archivo personal, como un testimonio del embarazo de la cantante, pero convertidas de forma espontánea en uno de los discos más bellos de la temporada.
Suavizarse es uno de los miedos más grandes del rockero. El público lo considera un pecado y la prensa lo asocia con envejecimiento. Así que para bajar los decibeles tiene que haber un buen motivo, o si no, la maniobra queda injustificada. Colombina Parra, conocida como la líder del grupo Los Ex, muestra su lado más dulce en “Flores como gatos”. El primer disco en solitario de la cantante es la antítesis de todo lo hecho antes por ella al mando de su banda. Donde antes hubo amargura, ahora hay dulzor, mientras la guitarra eléctrica es reemplazada por una de palo. Adiós, gritos; bienvenidos los susurros.
¿Y la justificación? No podría ser más personal y convincente. “Estas canciones empezaron a salir solas en Las Cruces, cuando me fui a vivir sola, con mi guata”, cuenta. Su segundo embarazo fue el punto de quiebre. “Me fui en un retiro, a vivir el desarrollo de mi embarazo en un lugar que me gustara. Es algo especial, que pasa pocas veces en la vida, y Santiago es muy desagradable. Nunca me ha gustado esta ciudad. Allá en la playa empecé a pasarlo muy bien, sola, pero no tan sola, sino que con esta nueva vida”, dice mirando a Tortuguita (como apoda a su pequeña hija, que ya camina y reclama por atención durante toda la entrevista).
Los ocho cortes que integran “Flores como gatos” son una sorpresa, no sólo por su cariz acústico, sino también por sus letras. Colombina Parra aborda tópicos como la femineidad, la familia y la maternidad con una candidez nunca antes expresada por ella en Barracos –su antiguo grupo, famoso en los ’90 por la canción ‘Todo’- y menos con Los Ex. Eso sí, los 25 minutos del disco son el testimonio de ejercicios de larga data, registrados a puertas cerradas por la cantante. “Había hecho cosas así antes, sobre todo cuando niña, pero no las mostraba”, confiesa.
“Comencé a registrar las maquetas, les escribí letras y después me dieron ganas de cantarlas, antes de tener a la Tortuga. Me sorprendí a mí misma cuando lo grabé. Después de haber pasado por lugares muy oscuros, donde experimenté harto, volví a esto. Y salieron alegres, así es que nunca imaginé tocarlas frente a público o lanzarlas, sólo las hacía para mí”, cuenta la ahora solista sobre la facturación de los temas. El álbum fue hecho de forma artesanal, con equipos portátiles, sin mayores artilugios justamente porque el trabajo nunca estuvo destinado a la comercialización.
LA SAGRADA FAMILIA
“Yo había hecho muchos temas así antes, quizás no tan alegres, pero intentaba evitar esa faceta. A mí me cargaba ponerme sentimentaloide, pero en “Flores como gatos” me atreví, es bien difícil de explicar por qué. Tiene que ver con críticas que yo me venía haciendo respecto a todo. También está relacionado con un proceso de sanación de rabias, antes siempre estaba enojada y en “Pistola de Plástico” (el último elepé de Los Ex) tiré la última bronca que sentía. Cuando apareció esta nueva guagua que venía era como volver a la infancia, como jugar a ser niño y conectarme con esa etapa”, confiesa Parra. ‘Vamos a almorzar’, el tema escogido como primer single, grafica las palabras de la vocalista con una letra que apela directamente a su madre y que alude también a su famoso papá, Nicanor.
Otro que aparece mencionado en esa canción es Juan de Dios, más conocido como Barraco, hermano de Colombina y eximio guitarrista. El músico aportó, con su presencia y dominio de las seis cuerdas, a facilitar el nexo hacia la infancia durante el registro del álbum. “Los temas están grabados tal cual yo tocaba cuando niña. Con mi hermano tocábamos un montón en la casa, pero cuando crecimos no nos vimos más, él se fue por la música clásica, Bach, y después se pasó a Robert Fripp, en una búsqueda con su instrumento. En este disco es súper importante la unión de él conmigo”, reconoce la cantante.
“En un momento pensé que “Flores como gatos” se iba a llamar “Colombina y Barraco”, porque intentaba evitar ser solista, me gustaba más pasar piola. Con Los Ex siempre me he sentido detrás de bambalinas. Mis temas sola no tienen nada que ver con el grupo, si los hubiera cantado con ellos, la actitud sería totalmente distinta. Barraco les encontró el lado lúdico”, afirma. El cambio de giro se nota en un rasgueo y cadencias que muestran, por primera vez de forma tan clara, a Colombina Parra asociándose a la impronta de su clan familiar.
“ Es más ligado a lo que la gente relaciona con los Parra, el jazz guachaca. Es que cuando chicos teníamos un trío con el tío Roberto, aprendimos a tocar con esa música. A mí lo que me gusta de Barraco es que toma el jazz guachaca y no es tan fiel, como que se nota toda su escuela, tiene una fineza y un mensaje que esconde muchas partes del mundo, además de ser súper delicado. Por ejemplo, mucho de lo que hay tiene que ver con la música china, que él investigó y tenía un poco escondida en su trabajo”, explica. Con la ayuda, como productor, de su pareja y compañero en Los Ex, Hernán Edwards, el disco se desarrolló dentro del círculo de hierro de su protagonista.
DEFENSAS BAJAS
El embarazo, ese misterio femenino que ningún hombre podrá descifrar jamás, fue el motor de “Flores como gatos”. Un disco que, al igual que su hija, nació del vientre de Colombina Parra, quien confiesa que “de no haber estado esperando guagua, jamás hubiese hecho algo así”. Todas las defensas y murallas, que la cantante había establecido para protegerse del mundo, tuvieron que ser derribadas en el proceso de dar a luz el álbum. Y si bien el contenido de la obra puede resultar un tanto pudoroso, para quien no esté acostumbrado a escuchar temas tan confesionales, su autora aporta un dato clave: “Hernán armó dos grupos de canciones, las que finalmente quedaron y otras que no porque revelaban mucho de mi vida privada, eran demasiado íntimas”. Es decir, hubo más arrojo incluso del que finalmente se dio a conocer.
“Igual hay algunas composiciones que quiero publicar, que tienen que estar en algún momento en alguna parte”, dice Colombina. Activa, aclara que Los Ex siguen funcionando y que pretende mantener en paralelo sus labores como parte del grupo y artista en solitario. “Los Ex van a existir siempre. Son cosas independientes y se complementan, seguiré grabando con ellos, aunque mi papel es cada vez más el de un integrante de la banda antes que una líder. Antes las canciones venían de mí, pero en cada trabajo se fueron metiendo temas de Hernán conmigo o producidos por los cuatro, con una sonoridad que nos pertenece a todos. Y tenemos temas para un nuevo disco”, adelanta.
“Pasan cosas distintas entre un proyecto y otro. Ahora llegué a la banda, pero desde otro lugar. Cuando toco “Flores como gatos” en vivo lo siento tan natural que es casi como si no hubiera concierto, me pasó en el Liguria y con los presos (tocó en Santiago para los reos de Santiago Uno), fue todo muy calmado y salí igual que como entré, como haciendo algo que no requiere esfuerzo. A veces con los Ex me siento más exigida quizás porque estoy obligada a comunicar más y eso es desgastante. Los Ex son perder el equilibrio, mientras tocar sola es todo lo contrario”, compara la cantante. Y es cierto, en las presentaciones de su debut como cantautora, Colombina Parra reproduce íntegramente el álbum en el orden original y pocas veces mira hacia la audiencia, escondida detrás de su pelo y sentada en una silla, rasgueando la guitarra.
La suavización de la guitarrista y vocalista, figura inolvidable del rock chileno más amargo de los ’90, no pasó inadvertida para algunos fans que le hicieron saber su descontento con esta faceta serena. “Sus comentarios no me afectaron personalmente, pero sí me dio lata que esas personas no entendieran lo que yo decía, lo bueno fue que eso sólo ocurrió al comienzo y después fue a la inversa, recibí mucha buena onda”, comenta. ““Flores como gatos” es el disco mío que más he escuchado. Los de Los Ex los escucho mientras grabo, pero después los dejo. A mí me encasillaron en un prototipo, una caricatura. Y de repente eso atrapa, pero siempre hay que hacer lo que una siente sin esa presión de lo que se ha generado alrededor. En ese aspecto, me atreví a tirarme nomás”.
Uno de los cambios que experimentó Colombina Parra durante su estadía en Las Cruces, y que más compleja hacen la descripción de su estado, tuvo que ver con sus gustos y percepciones de los estímulos del ambiente. El acto de valentía que supone su debut viene justamente de ahí: “Empecé a sentir los colores y los olores de otras maneras. Incluso comencé a escuchar música que antes me cargaba, como Bob Dylan, porque la Tortuga pegaba patadas, lo estaba disfrutando. También me gustaba mucho el disco de Félix, un cantautor argentino, que ahora lo pongo y me parece demasiado dulzón, demasiado manjar. Antes lo escuchaba todo el día. También me quedaba pegada, veía los colores, los caracoles. Estaba con los sentidos muy alerta. No se me pasaban ni las hormigas”.
Con “Flores como gatos” recién lanzado en una versión oficial, después de haber circulado en CD-R entre amigos de Parra, la cantante se apresta para seguir tocando en vivo sus flamantes canciones, que hablan sobre jardines, almuerzos familiares, tardes mundanas y dulces. Y de paso, ya asoman composiciones para un eventual segundo álbum, cuyo rumbo es todavía desconocido.“Se inició un camino que voy a explorar de muchas maneras, tengo un montón de canciones que quiero grabar, me siento súper libre en esto. Aunque hice dos temas más después del parto, pensando que iba a seguir con la racha del disco alegre, se las mostré a mi hermano y me dijo “oye que te pusiste oscura”. Voy a tener que embarazarme de nuevo”.
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