“Humo Blanco”, el primer disco en solitario de Diego Álvarez, guitarrista de Mecánica Popular y Manuel García, estuvo en la incubadora por más de dos años. Pero ahora es cuando.
Diego Álvarez ha estado siempre a la sombra de Manuel García, primero en su época juntos en Mecánica Popular, y después como miembro de la banda de apoyo del cantante. Ahora, el guitarrista se apropia del micrófono en “Humo Blanco”, el primer experimento solista que edita, bajo el alero del Sello Azul en el marco de los múltiples lanzamientos simultáneos que la etiqueta de la SCD está presentando.
-Sacar la voz fue un parto –confiesa-. De hecho, todavía es algo que está ahí definiéndose. Para mí, grabar un disco es como sacar una foto a la antigua, o sea que cuando ya la tomaste, quedó ahí y no puedes cambiar nada más. Independiente de cómo saliera, sentía que tenía que hacerlo sí o sí. Ahora lo escucho y sé que tengo que desarrollar y perfeccionar cosas, sobre todo un personaje. No ha sido tan fácil como llegar y cantar.
Álvarez registró “Humo Blanco” en 2009, convencido de que su momento había llegado, pero no fue sino hasta la convocatoria de este año del Sello Azul que logró lanzar el álbum. Él mismo reconoce que, pese al bagaje acumulado tocando desde que era un quinceañero, había muchos aspectos en los que era como cualquier novato. “En el sello tuvimos talleres de puesta en escena, hubo un apoyo fuerte, nos enseñaron a presentarnos y a manejar una audiencia”, continúa, “recibimos orientación hasta en temas como el vestuario o la disposición de los músicos en un escenario”.
-En mi disco me dio lo mismo sonar parecido o no a Mecánica Popular –asegura el músico-. De hecho, ‘Bordados’ (el primer single, junto a Manuel García) y ‘Hombre en el desierto’ fueron concebidas pensando en un cuarto álbum del grupo, tal como pasó con ‘Reloj’ (canción de la última placa de García, “S/T”). Las versiones que hago yo son súper parecidas a las que teníamos con la banda, no hubo reparos ni cautela, todo lo contrario. Quiero proyectar lo que Mecánica Popular me proporcionó como formación musical.
“Me vine muy chico a Chile, pero nací en Argentina y la sangre tira”, explica Álvarez, consultado sobre la clara influencia del rock trasandino en su propuesta. “Los discos tienen parentescos y el abuelo de “Humo Blanco” es Spinetta, así como Aznar también es de la familia. Y por supuesto que hay de los Beatles, en especial, de Harrison, porque me formé con ellos musicalmente”, detalla, “pero además puse atención en las sonoridades y en la creación de atmósferas, tipo Radiohead, y también hay un poco de Porcupine Tree”.
Si te fijas en la portada de “Humo Blanco”, al lado mío hay un maniquí tumbado y con audífonos puestos, conectados a mi guitarra –describe-. De su cabeza, que está abierta, sale luz. Me interesaba tener un personaje inerte siendo iluminado por la música. Es una metáfora sobre la inercia en la que uno tiene el riesgo de caer. Yo tengo un trabajo de medio tiempo, en una empresa de contabilidad, y ahí veo ese sonambulismo, que te atrapa sin que te des cuenta, a través de la rutina, de la tele. Creo que las canciones son una herramienta increíble para hacer catarsis. Por eso quería registrar a toda costa lo que estaba haciendo. Uno nunca sabe lo que puede despertar en otra persona.
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