7.1.12

The Ganjas - Resistance

Hay productores y productores. Algunos más invasivos que otros, a veces contratados con la misión de inyectar su personalidad en los artistas que asesoran y en algunos casos, llamados sólo para mover perillas. Jack Endino tiene el mérito de aprender el lenguaje del grupo con el que trabaja y pulirlo para que sea más legible. “Resistance”, la quinta obra en estudio de The Ganjas, posee el sello de calidad del estadounidense sindicado como piedra fundacional del grunge, pero no abusa de los trucos que puedan salir de su sombrero de mago.

Con nueve años de trabajo discográfico, explorando una riquísima paleta sonora, la banda santiaguina no necesitaba instrucciones sobre qué y cómo tocar, sino una depuración de lo que venía incubando desde su ya lejano debut homónimo, próximo a cumplir una década. “Loose” (2009) y en menor medida “Daybreak” (2007), las entregas previas del cuarteto, advertían que sus autores querían mantener un sesgo más definido, deseo por fin concretado en este nuevo elepé.

The Ganjas es una banda en constante búsqueda, todos sus discos lo denotan a través de cambios en la formación (alguna vez tuvieron como miembro estable al tecladista Luis Felipe Sepúlveda, por ejemplo), o la puesta a prueba de recursos como el reggae (olvidado en la superficie de este “Resistance”, aunque se nota en la escuela del bajista Rafael “Pape” Astaburuaga) o cantar en español (otra costumbre que se perdió en el camino). Sin embargo, los elementos definitorios de la impronta de los capitalinos permanecen incólumes en su último álbum, a saber, su gusto por el letargo y el tratamiento -cada vez más detallista- de guitarras que siempre están buscando llenar espacios.

Y si de sonar grandes –en el sentido literal de la palabra- se trata, el nuevo vástago del grupo brilla como nunca, al ser concebido como un trabajo para formato vinilo, sin las limitaciones que implica el registro comprimido digitalmente. Todo se trata de fidelidad: hacia los viejos long plays de los que el cuarteto se declara fan, hacia sí mismos y hacia su show en vivo (todos los instrumentos fueron grabados de manera conjunta). La experimentada mano de Endino, conocedor en terreno del soporte análogo, sumó bagaje a los deseos del cuarteto y llevó al conjunto más allá de lo desarrollado en su época autoproducida, pero nunca tan lejos como para olvidar quiénes son los que están tocando y a quién pertenecen las canciones que suenan.

El único momento de “Resistance” en se puede dudar de estar escuchando a The Ganjas es la intro de ‘Frozen Borderline’, cerca de 30 segundos en que los nacionales se disfrazan de Gin Blossoms hasta que todo empieza a difuminarse para advertir que el grupo tiene vestuario propio, hecho a la medida. De ejecución menos dispersa y más centrada que antes (basta revisar el single que titula el álbum o un tema tan bien amarrado como ‘Realm’), la última bocanada de los capitalinos sigue causando efectos psicoactivos, pese a no ser tan explícita en su lisergia. Así es la verdadera alta pureza.

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