La base de The Administration, el grupo de apoyo de Nick Jonas en su disco "Who I am", es la misma que tocaba junto a Prince en éxitos como "Cream" o "Money don't matter 2 night". Clásicos que datan desde antes del nacimiento del menor de los Jonas Brothers, desde siempre, el más interesado del afamado trío en establecer conexiones históricas. Entre gritos ensordecedores de sus acólitas, parte del espectáculo en un show de esta clase, el solista pregunta si hay fans de The Beatles en el Movistar Arena y presenta un cover "I saw her standing there".
Simbólicamente, la canción elegida es la que abre el primer disco de los británicos, quienes -guardando todas las proporciones del caso- alguna vez también fueron grito y plata en la audiencia juvenil. Es que Nick Jonas exuda ambición de trascendencia, mezclada con un sano afán de complacer al público, sin sentir vergüenza por pertenecer a la familia del pop Disney. Con la misma prestancia toca el material de su despegue en solitario, recuerda la saga "Camp Rock" o acude al repertorio ajeno (Bruno Mars, Coldplay, o su hermano Joe Jonas). Y da lo mismo si entona un falsetto, bebe agua o saluda: sus seguidoras enloquecen con cada uno de sus movimientos.
En esa confianza, de la que el cantante y guitarrista nunca abusa, reposa la libertad que el músico transmite. Por supuesto que hay momentos fríamente calculados, hechos para conquistar y arrancar suspiros, pero también se respira una soltura inusitada para un ídolo adolescente. Nick Jonas nunca desafina, disfruta el momento y tiene la tranquilidad de que su banda de acompañantes (que no es la del disco, aunque tiene similar escuela) jamás defrauda. Es más, los mejores pasajes del concierto son protagonizados por los escasos temas de "Who I am" ejecutados, como su homónimo single, "Last time around" o "Rose garden". Es de esperar que, en el futuro, el menor de los Jonas Brothers confíe más en su propio puño y letra. No le vendría mal.
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