La vuelta de Los Tetas es una zona de promesas. Pese a que el grupo acusó falta de aceite en los engranajes y exceso de nerviosismo, conserva en muy buen estado la materia prima que lo catapultó a la fama, cuando sus miembros aún eran unos colegiales. Hoy tienen la experiencia de unos veteranos, porque ninguno se dejó estar durante el paréntesis de la formación original, pero su promedio de edad no supera los 35 años. La segunda encarnación de los autores de "Mama Funk" y "La Medicina" sólo interpretó material antiguo en su show de regreso, y aun así pudo instalar la esperanza sobre el futuro que le espera.
Cerca de dos horas y media duró el reencuentro de Los Tetas, en un colmado Teatro Caupolicán, donde el cuarteto desató su propia fiebre de baile. Fue la comprobación en terreno de que canciones como 'Planeta', 'El sol no tiene ganas de venir' y 'Primavera' han envejecido de la mejor forma, conservadas en la memoria de los viudos de la banda. Es que los seguidores de la música negra nunca se olvidaron de C-Funk, Tea Time, Rulo y Pepino. Esa mezcla de excelencia instrumental, ángel y desfachatez todavía no se repite en nuestro país, ni tampoco en el resto de América Latina, territorio carente de embajadores funk de real popularidad en este momento.
En su reestreno, Los Tetas apelaron a una generación que viene recién conociendo los placeres de la nostalgia, pero que todavía no se revuelca morbosamente en el pasado porque tiene los recuerdos frescos. Con la misma vitalidad de hace 13 años, el grupo repasó "Papi... dónde está el funk?" y "La medicina" junto a Ana Tijoux, "Cha cha cha" en compañía de Juan Sativo y "Marihuana funk" con Boomer. "Los Tetas volvieron para quedarse", aseguró Tea Time sobre el escenario, alimentando el anhelo de escuchar de qué será capaz ahora esta banda de jóvenes músicos y viejos conocidos. Por ahora está claro que siguen siendo los dueños de la fiesta.
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