15.1.12

Así son las ocho canciones que compiten en Olmué homanejando a Violeta Parra


Desde los experimentados Inti Illimani, pasando por Los Miserables, hasta cantautoras jóvenes como Natalia Contesse, los encargados de reinterpretar a la mujer más emblemática de la música local exponen sus versiones y las someten a examen.

* Escrito junto a Diego Rammsy

"De cuerpo entero" Jorge Coulon (Inti Illimani) : "Quisimos iluminar parte de las canciones más desconocidas de la Violeta. La elegimos sobre todo por razones musicales, por el tipo de arreglo que queríamos hacer".

Los años de circo pagan en oro. Junto a músicos de su facción de Inti Illimani, Coulon opta por escarbar en el cancionero de Violeta Parra más que el resto de los competidores, para reconstruir con templada candidez un tema que originalmente sólo dura un minuto y medio.

"Arriba quemando el sol" Soledad del Río (La Guacha) : "Nunca habíamos hecho un cover de Violeta Parra y nos parecía que había que hacerlo con mucho respeto. Así como ella cantó y gritó por lo que no le parecía, nosotros hoy cantamos y gritamos por lo que no nos parece".

El paso vehemente de Violeta Parra se convierte en cadencia en el filtro de esta numerosa banda, que le quita la esencia adolorida a la canción para darle otros matices a través de una instrumentación que incluye vientos y percusiones influenciadas por La Tirana.

"Volver a los 17" Loretto Canales: "Es el tema de Violeta que más me llama la atención, porque es muy emocional y siempre me dejaba pensando y analizando mi vida. Es el que más me identifica, aunque es la primera vez que interpreto una canción de ella".

La experticia soul de la televisiva vocalista se pierde en este intento de fusionar su estilo, impecable y cristalino, con tonos orgánicos. Al final, queda la impresión de que la cantante abusa del virtuosismo, remando en contra del sonido no tan perfeccionista de Parra.

"Qué dirá el Santo Padre" Claudio García (Los Miserables) : "Ya es como del repertorio de la banda, pero ahora le agregamos un pequeño homenaje al pueblo mapuche. Crecimos escuchando a Violeta, nuestras raíces son esas, no otras".

Es la versión menos ortodoxa de la competencia, pero está hecha por un grupo con un amplio repertorio de covers , tan extenso, que ahora aborda las composiciones ajenas casi con piloto automático. Eso sí, destaca por añadirle agresividad rockera a la rabiosa letra de la original.

"El Albertío" Paula Herrera : "Nací escuchando esta canción, y la vengo cantando hace un tiempo dentro de mi repertorio. Creo que la letra es magnífica, pícara, acampada, y tan actual y vigente".

Dueña de una voz que puede variar entre dulzura y firmeza con suma facilidad, la ex cantante de pop se subió al carro del folk demasiado tarde y su falta de conexión con la raíz del género se nota en este cover, demasiado amable y limpio para ser un rin.

"La jardinera" Lalo del Campo : "Encontré atractivo que todo el mundo conozca la canción. Lo más difícil es refrescar algo que esté tan hecho, lo que tomé como un desafío".

Acompañado por su piano, el ex cantante del trío Urbirama ejecuta con pulcritud este clásico, aunque ninguna de sus virtudes compensa el descalabro entre lo urbano y lo rural que se produce al escuchar en su voz una letra que no fue escrita pensando en una gala.

"Miren cómo sonríen" Natalia Contesse : "No tiene muchas reinterpretaciones, lo que es interesante porque no ha sido tan cantada. La letra es de esas que uno sabe que son verdades, verdades que no tienen ni tiempo ni lugar".

La pequeña frontera entre el tributo y la imitación se difumina cuando Contesse empieza a cantar. Demasiado fiel a la interpretación original, esta nueva lectura de "Miren cómo sonríen" no oxigena el legado de Parra, sino que más bien lo recrea al pie de la letra. Funciona, pero no satisface.

"El sacristán" Miguel Barriga (Sexual Democracia) : "Es una canción que cantaba mi tía, mi mami... Fue todo un hit en Quirihue, donde nací. La conocía perfectamente, la encuentro muy divertida y se acomoda perfectamente a mi estilo".

Fiel a su impronta liviana, el rostro emblemático de Sexual Democracia lleva al extremo el lado lúdico de la polca y convierte esta canción en una pieza digna de uno de sus café concert. Pudo haber sido mucho mejor, pero las ganas de mostrarse siempre simpático traicionaron al músico.

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