7.1.12

Björk - Biophilia: Turismo aventura


Björk y el pop. Un romance que llegó a su fin lentamente. Hace una década, el primer quiebre fue el disco "Vespertine", un profundo tratado sobre la delicadeza. Luego llegó la exploración vocal en "Medúlla" de 2004, sumada tres años después al tribalismo de "Volta". Tres pasos de distancia. Ahora, con "Biophilia" es el turno de firmar el divorcio por diferencias irreconciliables. La nueva entrega de la solista islandesa pone fin a su idilio con los formatos convencionales. De esa entrañable cantante que conocimos en los 90, apenas queda el nombre y la voz que todavía la hacen familiar. Pero en su último trabajo Björk es un ser extraño, casi alienado y, sobre todo, obsesivo.

"Biophilia" es un proyecto ambicioso. Además de un disco incluye aplicaciones para iPad (una por cada tema) y conciertos de alto vuelo técnico para estar a la altura de una obra conceptual que requirió incluso la creación de nuevos instrumentos musicales. Inspirado por el universo y su naturaleza, el octavo álbum de la otrora princesa pop supone un desafío a los menos arriesgados, poco dispuestos a escuchar canciones sobre virus, placas tectónicas o ADN. No importa qué tan seguro parezca en un comienzo, como ocurre en "Crystalline" y "Mutual core", internarse en Björk es hacer turismo aventura.

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