7.1.12

Mijares: Alto al fuego


Durante el célebre single "Baño de mujeres", la pantalla gigante del show de Mijares muestra el típico símbolo de los sanitarios femeninos, aunque con una salvedad: la cabeza del dibujo tiene cuernos de diablo. Y he ahí una pista para entender de qué se trata el concierto que el mexicano trajo a nuestro país, en el marco de la celebración de sus 25 años de carrera, sintetizados en el recopilatorio en vivo "Mijares 25. Zona preferente". En el imaginario del azteca, el sexo opuesto es tanto aliado como enemigo, remedio y enfermedad en letras que se basan en el mismo principio de la homeopatía: son ellas las culpables del daño, así que también pueden sanarlo.

Manuel Mijares se desdobla en el Casino Monticello. Es un romántico esperanzado en "Si me enamoro", un creyente férreo en "No se murió el amor" o un héroe abatido en "Soldado del amor", y así compensa con vigorosas interpretaciones su parquedad escénica (acentuada por las tres descoordinadas bailarinas que lo acompañan). Poco le importa este detalle a los 850 espectadores del espectáculo, pendientes de los devaneos vocales del solista, más que de su disminuida capacidad física. Después de todo, lo medular del concierto está en el modo vehemente en que el cantante declama un discurso que, casi siempre, nace desde la virilidad herida de un hombre ante su esquivo objeto de deseo.

"El amor es un campo de batalla", decía Pat Benatar en los 80 (en su hit "Love is a battlefield"). Y justamente aquel terreno minado es el hábitat natural del azteca. Mijares intenta dar la pelea, pero en el fondo sabe que sus opciones de ganar son nulas. Por eso, cuando se apropia de "Mujeres" de Ricardo Arjona -quien aparece en un video grabado en la pantalla- hacia el final del show, el cover es prácticamente un acto de rendición. La bandera blanca que cesa las hostilidades. Así ha sido la carrera del mexicano, tal cual como fue la gala en Santiago. Un cuarto de siglo en el mismo tira y afloja, para terminar declarando un alto al fuego y entregarse de lleno al descanso del guerrero.

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