7.1.12

K.C. and the Sunshine Band: Árbol genealógico


El show de KC and the Sunshine Band empieza por el final. El cantante, apenas iniciado el concierto con "(Shake, Shake, Shake) Shake your booty" y "My boogie shoes", presenta a su nutrida banda de acompañantes. Y aunque la mayoría de los miembros actuales aún no nacían, o no tenían edad para beber, cuando la música disco imperaba, la nostalgia pesa más que la exactitud y el público del Casino MonticeIlo aplaude como si fueran los mismos músicos de los 70. Qué más da. Ahí está el líder y fundador de la banda, el rostro carismático, concentrado en su principal misión: entretener. Aunque ha perdido voz y movilidad, su infalible simpatía compensa el paso del tiempo. No es fácil ser un tótem de la cultura bailable a los 60 años.

Antes de que Harry Wayne Casey (K.C. para los amigos, que fueron las más de mil personas que llegaron a verlo anoche) subiera al escenario, "I gotta feeling" de Black Eyed Peas sonaba por los parlantes para amenizar la espera. Una decisión que no tiene nada de aleatoria, porque el cuarteto de Fergie y will.i.am basó uno de sus últimos temas ("Love you long time") en el clásico "Give it up". Por si alguien todavía no mesuraba la vital importancia de KC and the Sunshine Band en el árbol geneálogico del pop, el mismo vocalista se encargó de explicarla. "Soy el N'Sync de sus mamás. Justin Timberlake se verá igual que yo en 30 años más", dijo entre risas. El chiste es el mismo de hace varias giras, pero sigue resultando.

Pasa igual con sus canciones. "I'm your boogeyman", "Keep it comin' love" y la coreadísima "Please don't go" desatan pasiones que datan desde la era de las patas de elefante y que hoy son un pasaporte sin escalas al pasado. Además de su propio arsenal, KC and the Sunshine Band hace uso de éxitos ajenos como "Let's get it on" y "Ain't no mountain high enough" de Marvin Gaye, "Brick House" de The Commodores, "Shake your body" de The Jackson 5 o "Da ya think I'm sexy?" de Rod Stewart. Sólo elecciones acordes al contexto. Aparte de sus enormes deseos de hacer bailar en honor a la nostalgia, el grupo tiene categoría de leyenda y credenciales de sobra para montar una fiesta de proporciones épicas donde sea. Chile, una vez más, no fue la excepción.

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