7.1.12

Indheo - Rendirse jamás

Indheo presenta su segundo disco, “Necesidad”, el nuevo capítulo de una historia que debería ser contada más seguido.

Dicen que la prueba de fuego para un grupo es sobrevivir al segundo disco. Otros dicen que es mentira, porque las secuelas vienen con la energía del primer impulso y en realidad el tercer álbum es el consagratorio de una carrera. Pero estamos en Chile, un país cuya escena rockera tiene una altísima tasa de trayectorias inconclusas, con bandas que se disuelven tras debutar y sólo alcanzan a dejar un elepé para la posteridad, antes de pasar al olvido en el común de los casos. Se disuelven por sí o por no: cuando les va mal, apelan a malos resultados; cuando les va bien, son incapaces de soportar la carga que implica profesionalizarse. Triste, pero cierto.

Por eso, hablar sobre Indheo es necesario y ejemplificador. El quinteto está presentando su segundo disco, “Necesidad”, lanzado en 2010 y difundido mediante el single ‘Coma’, cuya letra (como todo el resto del álbum) está dedicada a la memoria del guitarrista Ariel Espinoza. “Sé que estás aquí y no encuentras la manera de regresar, toma aliento y despierta”, le cantan sus amigos a uno de los fundadores del conjunto, fallecido poco después de finalizar la grabación de la placa debut, “Incomprensible”.

“Murió en la entrada de su casa a los 24 años, por culpa de un infarto. Tenía listo el amplificador y la guitarra en la puerta porque estábamos a punto de juntarnos a ensayar. Era una imagen dantesca”, recuerda el batero Felipe Chirinos. De ahí en más, sus compañeros decidieron tributar la imagen del malogrado músico tocando sin parar, donde fuera que los invitaran, y editando aquella ópera prima en 2007. Cuatro años después, con la misma entereza, la banda está de vuelta en forma y ya piensa en el futuro.

“El nombre Indheo es una sigla que tiene un significado secreto. Los títulos de los discos van siguiendo cada letra, desde la I hasta la O, en la medida en que van saliendo. Ya sabemos las temáticas de los próximos. Incluso hay un álbum de covers de mujeres, ésa es la idea. Fue al revés de lo normal. Con otros músicos con los que conversamos esto, terminamos discutiendo porque nos dicen que estamos encasillándonos antes de hacer algo sin saber qué pasará, pero nosotros ni siquiera nos cuestionamos eso. Somos medio cuadrados, tal vez, pero funciona bien. Nos planteamos desde el principio lo que queríamos, así que da lo mismo si nos pescan o no, o cómo nos vaya. Incluso quiénes estemos en la banda. Es un compromiso que adquirimos a raíz de lo que nos pasó con Ariel, porque esto no puede parar”, sentencian.

“Queremos aplicar nuestro modelo de trabajo a bandas más chicas, armar una productora o un sello, con nosotros como primeros conejillos de Indias. Lo que sabemos nos ha costado un mundo aprenderlo y queremos compartirlo con otros grupos. Somos totalmente autogestionados y autoproducidos, sólo recurrimos a gente especializada para ciertos asuntos, como el diseño o los videos”, revelan. Indheo aprendió, de la manera más dura, unas de las lecciones básicas que un músico chileno debe conocer: no se puede tener el pecho frío y ser rockero al mismo tiempo. “La consigna es seguir, aunque estemos muriéndonos, con cien hijos o sin los brazos. Llegamos a un punto sin retorno. Cuando se acaben las letras del nombre, lo cambiaremos o lo alargaremos”.

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